CAPÍTULO 66. Mentiras en el aire—¡Doy fe! —La mano de Christian se levanta como si le aburrimiento se le hubiera acabado—. Los perdió justo frente a mí, ¡en menos de veinte minutos!Ren y Viggo hacen muecas graciosas y soeces, y con eso ninguno necesita hablar.Así que si Devon venía en modo “gran maestro de Wall Street”, tal parece que no va a poder arrastrar a todos con su teatrillo barato. Se endereza desde la cabecera de la mesa y me mira como si todavía creyera que soy su empleada.—Si estoy aquí para proponerles a estos señores el mayor negocio de sus vidas —dice, con ese tono arrogante que nunca abandona—. Un negocio único, algo que no deben perder, porque la mayor promesa actual en el negocio de la Bolsa ya lo ha aceptado.Su mirada se detiene en cada hombre de la habitación, como si intentara solidificar su puesto, y finalmente sus ojos se clavan en mí.—Esto es un negocio entre hombres, Regina, mejor desaparece de mi vista —me espeta, como si mi presencia fuera una mancha e
CAPÍTULO 67. No voy a pararDevon se ve tan desconcertado que casi parece una caricatura. No puedo evitarlo, la escena es demasiado buena para no disfrutarla. La forma en que niega lo que acaba de oír es patética y lo único que puede hacer es gritar, como si con eso fuera a hacer que la mentira se hiciera real.—¡Eso no puede ser verdad! —espeta, mirando a Verónica con rabia—. ¡Ella no es…! ¡Ella no es nadie!—Creo que en eso no estamos de acuerdo —le gruñe Christian—. La licenciada Verónica Lynch es la CEO del grupo Crown Capital, eso lo puedo garantizar.Devon aprieta los puños, por fin se le acabaron los trucos baratos, así que con calma me levanto de mi silla y me acerco lentamente a la mesa, dirigiéndome a él.—Vero tiene razón en algo, y creo que todos en esta sala ya lo saben: eres un inútil para los negocios… pero eres muy bueno para engañar y manipular —le advierto rodeando la mesa despacio hasta cruzar detrás de él—. Y eso es exactamente lo que estás haciendo: estás tratando
CAPÍTULO 68. A manoLo veo retroceder y esta mala mujer en mí se siente tan bien que no puedo evitar comprender de una vez por todas a los villanos. Me gusta lastimarlo, me gusta la impotencia y la desesperación en su cara, me gusta que sepa que voy a destruirlo, a desmembrarlo, a convertirlo en polvo que nadie recordará.Y un segundo después mis palabras hacen efecto, Devon está absolutamente fuera de sí, gritando a los tres hombres en la sala como si esta se tratara de una especie de rebelión que no está dispuesto a aceptar.No entiendo qué parte de la jugada no ha comprendido, pero ahí está, furioso, levantando la voz para exigir respuestas que, sinceramente, no le interesan a nadie aquí.—¡¿Por qué no reaccionan?! —les grita, apuntando a Viggo, a Ren, a Christian—. ¿¡Por qué permiten que ella los maneje!? ¡¿Por qué no le dicen nada?! ¡No puede ser que gente como ustedes toleren a una arpía como esta son contraatacar!La rabia se le nota en cada palabra, en cada gesto, pero su idio
CAPÍTULO 69. Reina de reyes.—¿Disculpa? —mis ojos se clavan en Ren con calma porque entiendo que ya no hay marcha atrás.La incredulidad en su rostro solo me provoca una ligera sonrisa, pero Christian es sobradamente el más impulsivo y parece que tiene un punto en el que quiere hacer énfasis.No puedo negarle que después de todo a él fue al único que me mentí a la cara, pero mi actuación de la torpe y pobre asistente ya se terminó y no estoy dispuesta a traerla de regreso.—¡Solo quiero entender qué demonios está pasando! —espeta con un tono lleno de rabia y frustración—. ¿Tuviste un arranque pasional, o solo quieres joder a tu exesposo a costa nuestra? ¿De eso se trata todo esto? ¡¿A qué crees que estás jugando?!Lo miro sin inmutarme, pero a mí no me levanta la voz ni Diosito si se atreviera a bajar en su nube.Camino hasta llegar frente a él y las palabras salen feroces entre mis dientes apretados.—¡Tú no tienes ni la más peregrina idea de lo que estoy haciendo y mucho menos de p
CAPÍTULO 70. Las reglas del juego.El silencio en la sala es casi doloroso, pero al final parece que las deudas, sobre todo las de honor, sí tienen poder en la gente que lo posee, porque Ren es el primero en encajar la realidad y asentir.Se pasa una mano por el cabello, visiblemente agotado, y en su tono de voz parece que ya no aguanta más la presión. Está claro que no quiere seguir en esta sala con toda la tensión flotando en el aire.—Será mejor que retomemos esta reunión otro día —dice con tono neutro—. Si vamos a seguir haciendo negocios, entonces vamos a ponernos serios y a trabajar como se debe —sentencia—. Por mi parte puedes tener la seguridad de que no volveré a equivocarme contigo —añade mirándome a los ojos.Luego se levanta de su asiento y se marcha, y Ruby lo sigue como una sombra sin decir palabra. La señora de los problemas está lista para hacer control de daños. Conociéndola, va a intentar que todo se calme de la mejor manera posible, o sea dándole al maestro de espad
CAPÍTULO 71. La verdadEn qué momento este hombre ha llegado a ser tan importante para mí… no lo sé. Ni siquiera entiendo qué tipo de relación tenemos, si tenemos una o si solo somos dos sobrevivientes lamiéndose las heridas uno al otro mientras tratamos de no ahogarnos con el peso de nuestro dolor.No lo sé.Solo sé que en la mirada de Viggo Massari jamás hay duda cuando se trata de mí.—No me siento engañado, Regina —dice con voz grave y yo levanto una ceja, sorprendida—. Esto… que seas dueña de Crown Capital o analista, o espía corporativa o asistente… nada de eso me importa. Siempre supe que buscabas venganza. Pero en el camino… —Se queda callado, como si pensara en lo que va a decir a continuación—. En el camino he ido entendiendo que lo que estás haciendo no es por un simple divorcio.—No, le respondo. El divorcio me importó poco, quedarme sin nada me importó poco, pero… —Mi boca se detiene, no puedo evitarlo. Es demasiado doloroso revivir todo esto incluso frente al hombre que
CAPÍTULO 72. MíaMe agacho frente a la tumba de mis hijos, el pequeño adorno de flores en mi cabello necesita un mejor lugar, así que lo quito, y lo dejo sobre la piedra fría, rozando con las puntas de los dedos la figura de los ángeles.—Pude escuchar los corazones de mis hijos —murmuro—, de cada uno de ellos. Pude ver sus caritas en las ecografías, sus manitos, sus piecitos. Por eso no puedo parar —le digo a Viggo, sin girarme—. Destruir Trade Link no es suficiente. Arruinar a Devon, eso tampoco es suficiente… Lo quiero muerto. Quiero que Bonnie sufra lo que yo estoy sufriendo. Y no voy a parar hasta que lo consiga.El silencio pesa una tonelada y juro que puedo sentir la rigidez en el cuerpo de Viggo, que puedo sentir esa aura oscura que empieza a rodearlo.—No eres una asesina —me dice y no puedo evitar reírme.Una risa fría destinada a todos esos que me subestiman, incluyéndome a mí misma, y Viggo aprieta los labios cuando me giro para verlo.—Sí, sí lo soy —le contesto—. Todos s
CAPÍTULO 74. Castigo“Eres mía”.Es la frase más aterradora que este hombre puede decirme porque sé que cuando salen de su boca no son palabras vacías. Viggo Massari vivirá por mí, matará por mí, pero esto es lo que quiere a cambio ysi se lo doy sé que no habrá vuelta atrás.Me estremezco contra su boca y lo beso, es mi respuesta, la única, mientras sus brazos me rodean con posesividad. Un segundo después empieza la lucha más feroz y más violenta por desprendernos de toda esta ropa que nos separa.Me da la vuelta bruscamente contra la encimera, apoyo las manos en ella y siento cómo su boca baja por mi espalda siguiendo la línea del cierre sobre mis nalgas. El vestido cae al suelo y siento su erección contra mi trasero como una amenaza.Lo he llevado a sus límites esta noche, está tan furioso, frustrado, dolido, impotente como yo. No puedo imaginar el castigo que viene por esto, pero sé que alguno viene y que tengo que aguantarlo.Me gira de nuevo y atrapa mi boca. Mis manos van a su c