Alejandra Marie Costa ¿Pero qué está haciendo Richard? Jamás en mi vida había sentido tanto miedo como en este momento, aunque estoy segura que no me echara de cabeza, no logro evitar sentir mis nervios a flor de piel. Observo su mano extendida en mi dirección me armo de valor para tomarla apenas puedo evitar inhalar ruidosamente, cuando Richard coloca sus labios sobre el dorso de mi mano, mirando directamente a mis ojos con una dulce sonrisa en sus labios. —Soy Lexía —Murmuro con voz temblorosa, por mi atrevimiento de inventarme un nombre. —Un placer Lexía —Dice, Richard guiñando su ojo derecho. Si será terrible este hombre sonrió muy a mi pesar con su actitud que está torturando mis nervios. —Espero que no te moleste si los acompaño con la cena, tengo hambre y no quiero comer solo. No, tienes problemas con mi presencia —Continua provocando a Jonathan porque es un hecho que de eso se trata. Niño bobo es mi pensamiento en este momento. —Claro, por favor puede acompañarnos —M
Alejandra Marie Costa Richard me guía todo el camino fuera del Club tomados de la mano. Me siento extraña hasta u poco culpable, a pesar de saber que no le debo nada. Sin embargo no logro evitar pensar que Jonathan están en este mismo lugar y puede descubrirnos. Nuestros pasos nos llevan cada vez más lejos al llegar al estacionamiento, mi respiración se normaliza. Aunque mi temor siempre está presente. —Alex, tranquila voy a cuidar de ti, no permitiré que Jonathan, continué apareciendo constantemente. Donde te encuentres. Además hablaré con mis abogado para resuelva tú divorcio lo prometo. Asiento aunque no creo que sea una tarea fácil. —El problema no es solo Jonathan, también mi padre que se niega permitir mi divorcio no entiendo porque su empeño en mantenerme en ese matrimonio —Digo dejando ver en mi voz lo confundida que me siento con la actitud de mi padre. —No te preocupes encontraremos una solución. Por el momento es mejor que Jonathan, no se entere que eres tú. Asiento
Jonathan Bonnet—Espero que no piensen que van a interponerse en mi camino. Son simples empleados… Apártense de mi camino.Digo tratando de contener mi genio, odio que se metan en mi camino. Concentrado en retirarlos de mi paso escucho la voz de Richard quien desciende las escaleras.—¿Qué te trae a mi casa Jonathan? Y sobre que son simples empleados te equivocas son mi personal de confianza por lo que te pido, más respeto no estás en tú mansión y ellos no laboran para ti. En mi familia no se acostumbra maltratar a quienes mantienen en orden nuestro hogar. Así que respeta a mis empleados.Ladra Richard viéndose molesto deteniendo sus pasos antes de bajar las escaleras junto a Marian que siempre actúa como su sombra.—Sabes ¿Por qué estoy aquí no me andaré por las ramas sé que mi mujer está en tú casa?—De verdad, ¿Cuál mujer Jonathan? Hablas de quien ignoraste por años. Hasta donde tengo entendido están por divorciarse y otra mujer por quien puedes reclamar es Melissa pero ella no est
Alejandra Marie Costa ¡Santo cielo! Esta desnudo Es mi primer pensamiento luego de cerrar mis ojos con fuerza ¡No, puede ser me muero de la vergüenza! Para evitar mi seguro golpe contra el suelo aferre mis manos en la toalla que llevaba Richard, cubriendo sus estrechas caderas. Hay no puede ser ¿Por qué me está pasando esto a mí? Ahora como voy a verlo a la cara. Después de apreciar su cuerpo completamente desnudo como llego a este mundo. Tengo entre mis manos su toalla mientras mi mejilla descansa sobre su firme y cálido pecho, sus brazos me rodean protectoramente. —Mi niña estas bien —Asiento, sin pronunciar una sola palabra. Con miedo de verlo a la cara por la vergüenza que siento —¿Estas segura Alex? ¿Qué sucede porque no quieres hablar? ¿Por qué? Acaso no sabe porque ¡Que no me haga decirlo! Ruego en mi interior. De repente me sorprende soltando una sonora carcajada, mientras me muero de temor por invadir su privacidad. —Alex, fue un accidente tranquila mi niña linda. Ta
Richard Müller —Necesito que agilicen lo más pronto posible el divorcio de Alejandra. Confío en que ustedes pueden resolverlo, son excelentes en su trabajo —Digo, observando al trío de abogados sentados frente a mi escritorio. —Señor Müller, pondremos nuestro esfuerzo en resolver el divorcio de la señora Costa lo más pronto posible, según la información proporcionada no será fácil un divorcio pacífico. Pero buscaremos la manera de lograr un buen resultado —Dice, Preston. —Marian, proporcionará toda la documentación que necesiten, no escatimen en nada. Y señores por favor que Alejandra, no tenga que enfrentarse a Bonnet, en un juicio. Eso no deben permitirlo —Dejo claro ya que no quiero exponerla a ese estrés. —Entiendo, señor Müller, pero en esta situación y considerando de que son personas de alto perfil es probable que el juez encargado del divorcio, solicite un careo a puertas cerradas con ellos. Por qué asumo que el señor Bonnet, agotara todos sus recursos para mantenerla legal
Alejandra Marie Costa Jonathan inclina más su cuerpo en mi dirección hasta ponerse prácticamente de rodilla ¿Pero qué hace? Esto no es propio de él, mostrarse de esta forma conmigo. —Alejandra, solo dame una oportunidad, por favor para que descubramos juntos una faceta diferente todavía estamos a tiempo. Diferente, aún estamos a tiempo son palabras que resuenan en mis oídos pero no hacen eco en mi ¡No, ahora! —Jonathan, del tiempo que hablas no queda nada. Es tarde entiendes no puedo volver a lo mismo. Además ahora tengo… —Es por Richard, responde Alejandra ¿Estas enamorada de él? —Me corta de inmediato sin dejarme terminar de hablar. —No, tengo porque responder nada. Mi vida no es tú problema, hace mucho tiempo deje de ser la esposa con quien te casaste ahora solo quiero que firmes los papeles del divorcio de una buena vez. Ante mis palabras la mirada de Jonathan se transforma en algo que no entiendo. Parece como si reflejara dolor aunque puedo estar equivocada. Luego cambia n
Richard Müller Al llegar a casa lo primero que hago es preguntar por Alex. El ama de llaves, saluda luego me señala hacia la biblioteca, asiento dirigiendo mis pasos en su dirección. Durante todo nuestro trayecto por la carretera no para de pensar en los múltiples escenarios con los que me encontraría al llegar a casa, pero aunque me esperaba encontrarla en un mar de lágrimas, realmente no estaba preparado, me duele el corazón por ella. Con su rostro oculto en el hombro de Lina. A penas se amortigua el sonido de sus sollozos. Mi pecho se apretó un poco más ¿Que pudo hacerle para dejarla en este estado tan lamentable? Lina, cuando se percata de mi presencia eleva su mirada coincidiendo con la mía negando con su cabeza. —Alex Pronunció su nombre esperando que corresponda mi llamado, por su cuenta sin forzarla. ¿Qué hizo el idiota de Jonathan? Para que ella este tan afectada, me preguntó viendo su estado tan lamentable. —Ven, mi niña dime qué sucede —Extiendo mis brazos en su dire
Richard Müller —Papá ¿Qué sucede? Está todo bien, con mi madre —Es lo único que se me ocurre preguntar, porque es uno de los motivos para que mi padre me llame. Aunque también existe otro pero ni quiero, pensar en tener nuevamente una discusión con mi padre otra vez por Victoria. —Tú, madre está bien Richard, solo un poco decepcionada de enterarse que estuviste en Alemania. Y no te molestaste en visitarnos. Eres un hijo muy desconsiderado con tus padres en especial por el cual fue el motivo de tú viaje. Hasta cuando Richard, continuaras haciéndote cargo de esa mujer pensé que después del tiempo que ha pasado reflexionarías pero sigues con lo mismo. Acaso no existen más mujeres en este mundo, incluso ahí en New York, deben haber otras mujeres más adecuadas para ti que esa traidora. Suspiro con pesar conozco, cuanto le afecta a mis padres que mantenga a Victoria cerca. Nunca estuvieron de acuerdo con mi ayuda, hacia ella y su madre después de todo lo que ocurrió. —Papá, cálmate, tú