Mateo -Segunda puerta a la izquierda – dice Rob – Mateo, segunda puerta a la izquierda, es una habitación, llévala y duerman ahí, se quedó dormida – Si cuerpo estaba tan relajado y dormía con una pequeña risa en sus labios. La tomé en mis brazos y la llevé, volví para buscar nuestras ropas, pero con la poca luz no pude encontrar mucho – en el mismo dormitorio hay ropa, saca lo que necesites de ahí – me dice de nuevo Rob, venia de vuelta a buscar a Kat, ellas también se habían quedado dormidas – ¿me dirás de quien fue la idea? – mejor pregúntale cuando despierte – me dice y se va con Kat en sus brazos. Regresé a la habitación se ve hermosa cuando duerme, no la había visto dormir tan tranquila en dos semanas. Desperté con la respiración agitada, sudando, Alexandra no estaba a mi lado, estaba caliente, a punto de estallar, cuando siento su boca consumiéndolo tan rápido que ya me estaba yendo en su boca - ¿Qué haces? – le pregunto tragando saliva, ella se limpia un poco la boca y sube
Bruno Faltan poco más de 3 meses para que Alexandra cumpla la mayoría de edad, si no fuera porque aún está en la escuela la traería de regreso para que se pueda acostumbrar a la empresa. Todo es un completo caos desde que los Makris no están, y estos idiotas no hacen más que presionar para que ella se seda el poder. Carajo, ¡carajo! todo esto sí que es un fastidio. -esa niña no puede tomar el control – entra uno de esos idiotas que quiere asegurar su bolsillo - ¿usted es? – pregunta Andréi, si desde hace unos días esta acá, hay que arreglar un matrimonio – Bulgaris, ¿qué hace irrumpiendo sin avisar? – esa mocosa no puede hacerse cargo de todo esto, no tiene la edad, ni estudios, ni la madurez para eso – bufa el idiota, Andréi se para en frente tan irritado como yo – esa mocosa es mi nuera y dentro de unos meses se hará cargo de todo lo que vez a tu alrededor, si no quieres perder lo poco que te queda sal por esa puerta y dile a todos que la heredera está por llegar -dijo cortant
Alexandra Helena y Helen estaba entusiasmadas con la organización de una boda, no puedo negar estarlo también, pero el vacío en mi corazón al saber que mi padre no estaría ahí, no me dejaba disfrutarlo. En dos días seria mayor de edad y en 3 semanas me caso, Mateo es el amor de mi vida, estoy feliz de que sea con él que me caso y no con alguien que no conozca. - ¿tu cumpleaños como lo quieres celebrar? – dice mateo sacándome de mis pensamientos – ya está planeada una gran celebración en la mansión – le digo, ya que él lo sabe – no me refiero a eso – lo miré pensativa – habrá mucho tiempo antes de que haya una fiesta en la tarde – y dibuja una sonrisa pícara mientras mira el camino - ¿Qué pretendes hacer? - ¿una fiesta privada? – mis mejillas se sonrojan al recordar lo que paso en su, más bien “orgía de cumpleaños” - quieres… - no será igual… bueno no con ese trio de pervertidos – Es gracioso pensar que les dice pervertidos, cuando él también lo es. Traté varias horas de que
AlexandraNo creo lo que me dice, cómo que el me verá si me tiene aquí amarrada, de repente siento una mano que baja por mi cuello que me hace mirar para atrás, era una de las azafatas la que me tocaba. Mateo se me acerca y me da un pequeño beso - son el primer regalo y quiero que lo disfrutes mientras te miro - las manos de ellas ya estaban en mis pechos por debajo de mi ropa, no pude evitar gemir en la boca de mateo - ¿será el día completo así? - solo si tú quieres amor - me dice y se sienta frente mío para ver cómo me tocan, una de ellas comienza a besar mi cuello jugando con sus manos por mi cuerpo, la otra se pone en frente mío abriendo mis piernas, acariciándolas, sus manos juegan recorriéndolas, tocando mis bragas casualmente. Cómo Mateo no me había dicho dónde iríamos fui con ropa ligera, si quiera traje más de cambio, me puse una pequeña falda de vuelos negra y una polera de tirantes burdeo, sin brasier. Mis persones se notaban como dos pequeñas pelotitas en la polera,
Bruno Salí después de ver lo que esos chicos hacían, veo que Alexandra está recostada afuera y me decidí acompañarla, la noche estaba iluminada solo por las estrellas del cielo, Mateo llega poco después que yo y se recuesta del otro lado, cerré mis ojos para no incomodarlos, ya que estaba susurrando a mi lado a lo que no le tome importancia, el silencio que había y el alcohol en mi cuerpo hizo que me quedara dormido. Me despierto sintiendo un pequeño calor en mi pecho, abrí los ojos de a poco no queriendo ver si ellos hacían algo más a mi lado, pero me topé con las manos de Alexandra en mí, miro hacia atrás de ella y Mateo la veía con deseo de que ella siguiera, trato de hacerme el dormido para ver si así se detenía, me despierta de golpe un beso en la boca - sé que estás despierto, no te enojes conmigo - no sé qué responder ante eso, no es solo la niña que se crío conmigo, también soy su tutor. Trato de sentarme para recuperar un poco el control - ¿Que estás haciendo Alexandra
Alexandra Lo sabía, no era efecto del alcohol, lo quería, la extensión que sería solo para mí de ellos, Bruno es como el amor que uno tiene de la infancia que sabes que nunca tendrás, pero Mateo es el amor de mi vida. Ambos me hacen llegar al orgasmo, estábamos concentrados en eso. Trato de regular mi respiración y veo a Bruno pararse, le tomo la mano y lo tiro a mí - no te vas a ir- tomo su cara y lo beso, mientras el me levanta. Miro a Mateo para que se levante también, los tomo de la mano y los llevo a la habitación, sé que si no lo hago así Bruno no irá. Me paro en frente de Bruno acercándolo para besarlo, Mateo se pone a mi espalda, me siento tan pequeña entre ambos, pero no indefensa. Puedo sentir las erecciones de los dos. Paso mi mano por la orilla de short de Bruno haciendo que se tense, deteniendo mi mano, Mateo lo detiene a él dejándome con mi recorrido y sacando todo lo que lo cubre, su miembro es tan grande como el de Mateo. Me doy vuelta dejándolo en mi espal
Alexandra Nos quedamos dormido, era más de las 6 de la tarde y la mamá de Mateo no dejaba de llamar para saber dónde estamos. Nos vestimos rápido y el camino a su casa fue silencioso, no sabía que decir, sus ideas no dejan de rondarme. Llegamos y Helen nos esperaba en la puerta muy nerviosa, estaba ya maquillada y con una bata puesta, no se había terminado de vestir aun - deberían haber estado aquí hace más de una hora – dice arrastrándome a su habitación. Para ese día habíamos ido las 5 a comprar un vestido, nos gustaron varios y no me podía decidir, me los compraron todos. Los quedo mirando en los colgadores, son todos distintos, el que más me gusto fue el que me regalo Kat, es negro con un sutil brillo, la espalda es bordada en las orillas solo se une por una tela muy transparente que da la sensación de que no hubiera más, el escote es alto, pero abierto en el centro – pareces una princesa gótica en ese vestido – Ríe Helen – te queda perfecto con tu cabel
Mateo Estaba temeroso de lo que fuera a pasar, Alexandra nunca me dejó de lado, sé que puede sentir algo por Bruno y eso me tenía inquieto, está era una oportunidad única para los 3. Despierto con una tremenda erección, haber visto su cara de placer me hacía quererla más, la escucho hablar con Bruno, vienen recién despertando igual que yo, ella tenía una mano en mi miembro y la otra en el de él, creo que despertamos los 3 de la misma manera, deseando continuar, cómo negárselo si yo también me siento bien. Me levanto de la cama a buscar un condón para dárselo a Bruno, ella no usa pastillas asiqué la tengo que cuidar, acaricio suavemente su piel y juego con mis dedos en su culo para dilatarlo, esta vez lo quiero probar, ella no pone resistencia, escucho sus gemidos que son música para mis sentidos, levanto su pierna y ambos nos posicionamos en ella, estaba tan húmeda que no fue necesario lubricarla, nuestros movimientos siguen siendo suaves, igual que anoche, pero