Alexandra Helena y Helen estaba entusiasmadas con la organización de una boda, no puedo negar estarlo también, pero el vacío en mi corazón al saber que mi padre no estaría ahí, no me dejaba disfrutarlo. En dos días seria mayor de edad y en 3 semanas me caso, Mateo es el amor de mi vida, estoy feliz de que sea con él que me caso y no con alguien que no conozca. - ¿tu cumpleaños como lo quieres celebrar? – dice mateo sacándome de mis pensamientos – ya está planeada una gran celebración en la mansión – le digo, ya que él lo sabe – no me refiero a eso – lo miré pensativa – habrá mucho tiempo antes de que haya una fiesta en la tarde – y dibuja una sonrisa pícara mientras mira el camino - ¿Qué pretendes hacer? - ¿una fiesta privada? – mis mejillas se sonrojan al recordar lo que paso en su, más bien “orgía de cumpleaños” - quieres… - no será igual… bueno no con ese trio de pervertidos – Es gracioso pensar que les dice pervertidos, cuando él también lo es. Traté varias horas de que
AlexandraNo creo lo que me dice, cómo que el me verá si me tiene aquí amarrada, de repente siento una mano que baja por mi cuello que me hace mirar para atrás, era una de las azafatas la que me tocaba. Mateo se me acerca y me da un pequeño beso - son el primer regalo y quiero que lo disfrutes mientras te miro - las manos de ellas ya estaban en mis pechos por debajo de mi ropa, no pude evitar gemir en la boca de mateo - ¿será el día completo así? - solo si tú quieres amor - me dice y se sienta frente mío para ver cómo me tocan, una de ellas comienza a besar mi cuello jugando con sus manos por mi cuerpo, la otra se pone en frente mío abriendo mis piernas, acariciándolas, sus manos juegan recorriéndolas, tocando mis bragas casualmente. Cómo Mateo no me había dicho dónde iríamos fui con ropa ligera, si quiera traje más de cambio, me puse una pequeña falda de vuelos negra y una polera de tirantes burdeo, sin brasier. Mis persones se notaban como dos pequeñas pelotitas en la polera,
Bruno Salí después de ver lo que esos chicos hacían, veo que Alexandra está recostada afuera y me decidí acompañarla, la noche estaba iluminada solo por las estrellas del cielo, Mateo llega poco después que yo y se recuesta del otro lado, cerré mis ojos para no incomodarlos, ya que estaba susurrando a mi lado a lo que no le tome importancia, el silencio que había y el alcohol en mi cuerpo hizo que me quedara dormido. Me despierto sintiendo un pequeño calor en mi pecho, abrí los ojos de a poco no queriendo ver si ellos hacían algo más a mi lado, pero me topé con las manos de Alexandra en mí, miro hacia atrás de ella y Mateo la veía con deseo de que ella siguiera, trato de hacerme el dormido para ver si así se detenía, me despierta de golpe un beso en la boca - sé que estás despierto, no te enojes conmigo - no sé qué responder ante eso, no es solo la niña que se crío conmigo, también soy su tutor. Trato de sentarme para recuperar un poco el control - ¿Que estás haciendo Alexandra
Alexandra Lo sabía, no era efecto del alcohol, lo quería, la extensión que sería solo para mí de ellos, Bruno es como el amor que uno tiene de la infancia que sabes que nunca tendrás, pero Mateo es el amor de mi vida. Ambos me hacen llegar al orgasmo, estábamos concentrados en eso. Trato de regular mi respiración y veo a Bruno pararse, le tomo la mano y lo tiro a mí - no te vas a ir- tomo su cara y lo beso, mientras el me levanta. Miro a Mateo para que se levante también, los tomo de la mano y los llevo a la habitación, sé que si no lo hago así Bruno no irá. Me paro en frente de Bruno acercándolo para besarlo, Mateo se pone a mi espalda, me siento tan pequeña entre ambos, pero no indefensa. Puedo sentir las erecciones de los dos. Paso mi mano por la orilla de short de Bruno haciendo que se tense, deteniendo mi mano, Mateo lo detiene a él dejándome con mi recorrido y sacando todo lo que lo cubre, su miembro es tan grande como el de Mateo. Me doy vuelta dejándolo en mi espal
Alexandra Nos quedamos dormido, era más de las 6 de la tarde y la mamá de Mateo no dejaba de llamar para saber dónde estamos. Nos vestimos rápido y el camino a su casa fue silencioso, no sabía que decir, sus ideas no dejan de rondarme. Llegamos y Helen nos esperaba en la puerta muy nerviosa, estaba ya maquillada y con una bata puesta, no se había terminado de vestir aun - deberían haber estado aquí hace más de una hora – dice arrastrándome a su habitación. Para ese día habíamos ido las 5 a comprar un vestido, nos gustaron varios y no me podía decidir, me los compraron todos. Los quedo mirando en los colgadores, son todos distintos, el que más me gusto fue el que me regalo Kat, es negro con un sutil brillo, la espalda es bordada en las orillas solo se une por una tela muy transparente que da la sensación de que no hubiera más, el escote es alto, pero abierto en el centro – pareces una princesa gótica en ese vestido – Ríe Helen – te queda perfecto con tu cabel
Mateo Estaba temeroso de lo que fuera a pasar, Alexandra nunca me dejó de lado, sé que puede sentir algo por Bruno y eso me tenía inquieto, está era una oportunidad única para los 3. Despierto con una tremenda erección, haber visto su cara de placer me hacía quererla más, la escucho hablar con Bruno, vienen recién despertando igual que yo, ella tenía una mano en mi miembro y la otra en el de él, creo que despertamos los 3 de la misma manera, deseando continuar, cómo negárselo si yo también me siento bien. Me levanto de la cama a buscar un condón para dárselo a Bruno, ella no usa pastillas asiqué la tengo que cuidar, acaricio suavemente su piel y juego con mis dedos en su culo para dilatarlo, esta vez lo quiero probar, ella no pone resistencia, escucho sus gemidos que son música para mis sentidos, levanto su pierna y ambos nos posicionamos en ella, estaba tan húmeda que no fue necesario lubricarla, nuestros movimientos siguen siendo suaves, igual que anoche, pero
Bruno El viejo siempre se cuidó de su hermano, era tan ambicioso que era capaz de todo con tal de quitarle la empresa, pero para suerte de muchos no lo logró – lamento esto - ¿Por qué no sabía que mi abuelo tenía un hermano? – mucho antes que nacieras, tu abuelo lo alejo de la familia – pero por qué – es un ambicioso, ten por seguro que tendremos problemas con él - esperaba no tenerlos. Después de ese incidente, todos nos pusimos ropas más cómodas y nos fuimos al club para relajarnos, la fiesta nos tena agotados, especialmente a Alexandra que necesitaba sacarse todas esas miradas de encima. El resto de la noche fue excelente. Debimos estar atentos de todo, no sabíamos lo que nos esperaba después de esto. … -Alexandra tenemos un grave problema – la llamo desesperado, legalmente ya no soy su tutor y las empresas están en el aire, no hay quien administre y todo es un caos, Mateo no puede ser el CEO de la empresa ya que aún no están casados - ¿qué pasa Bru
Alexandra Últimamente a esa palabra le tengo miedo, no quiero más cambios, quería que todo siguiera como hasta ahora, la aparición de Nicolas cambió todo su paso, no estaba obligada a casarme con Mateo, eso era lo único que en mi vida estaba decidido por mí. Mi padre y mi abuelo ocultaron cosas para protegerme, pero no sé qué tantas habrán sido, me da miedo imaginarlas y no lo quiero hacer. El padre de Mateo nos dejó para hacer su trabajo, él y mi padre habían tenido varios encuentros previos por lo que veo, a él no le sorprendía mucho lo que Bruno padre le hacía saber. Bruno y Mateo se sientan a ambos lados míos, - se pueden quedar el tiempo que necesiten en la oficina – no quiero quedarme ¿nos podemos ir a tu departamento Bruno? - ¿no prefieren un hotel? ¿tu antiguo departamento? – niego con la cabeza – está bien, vamos, mañana arreglaremos el mundo – una pequeña risa sale de mis labios – vamos necesitas descansar de todo un poco – Mateo me toma de la mano