Mateo Veo que Kat sale de los camerinos sola - ¿Alexandra? – aún se viste ¿Qué pasó con ustedes? – en una sola noche muchas cosas, aunque no lo creas – ya me… nos interrumpe un ruido, venia de adentro, sentimos que muchas cosas cayeron y a Alexandra gritar. Ambos entramos al escuchar, ella estaba casi desnuda en el suelo, su cabeza sangraba, se trató de levantar, pero no la dejamos. Detrás de nosotros se escucharon más pasos asique la cubrí con lo primero que encontré -¿Qué pasó? – el piso esta mojado y me resbale – termina de hablar y se desmaya, el entrenador entra para verla sangrando- rápido llévala a la enfermería, deben estar ahí aun, la tomo en brazos y Kat le pone otra toalla encima – avísale a su padre que estará en la enfermería – le digo a Kat – a Diana le digo para que me entienda, y sale a buscar sus cosas mientras trato de correr con ella en mis brazos. Mientras espero a un lado de la sala llegan Beth y Kat a preguntar por ella – no me dejaron acompañarla porque estaba
Alexandra Sentí unas suaves caricias en mis brazos, pero al despertar estaba sola, había tanto silencio y no sabía qué hora era, veo prender la luz del baño de mi dormitorio y encienden la ducha, no podían ser mi padre ni Diana, ellos tienen los suyos, me levante con cuidado, mi cabeza dolía, camino en silencio para toparme con la figura de Mateo, sin camisa, solo con sus pantalones militares que hacían que resaltara todo ese cuerpo musculoso. Él no se percata que lo estoy viendo, se saca los pantalones y zapatos quedando solo en bóxer, el calor recorrió mi cuerpo y me acerque a abrazarlo, lo que hace que de un brinco del susto - ¿Qué haces de pie? – pregunta asustado – me despertaste – le digo mientras doy pequeños besos en sus brazos, él lo levanta y me abraza - ¿puedo? – me mira arqueando una ceja en señal de pregunta – bañarme contigo, me siento sucia – toco el agua y estaba en su temperatura perfecta, sus manos se escabullen en mi piel levantando mi ropa y sacándola, me acerco
Subimos a su auto y buscamos una pastelería. Fuimos a la misma que conocí cuando llegué, los pasteles de ahí eran riquísimos y no desperdiciaría la oportunidad. Como aquella vez compré lo más que pude, esta vez mateo cargaba otras cajas más. La chica de la caja nos miraba curiosa y quede con la sensación de que algo quería preguntar – ¿La conoces? – le pregunte después de salir - ¿a quién? – a la chica que nos atendió – Camila, si estudiaba conmigo, tuvo que dejar la universidad para apoyar a sus padres en la tienda, ellos ya son mayores y no podían con todo – nos miraba raro – porque ese día que te conocí quede como un tonto al lado de ella – enarco una ceja en signo de pregunta – ese día entraste y quede completamente loco por ti, no te despegue la vista en todo el rato, ella me saco del transe en el que me tenías, cuando se dio cuenta que habías dejado tu monedero “es tu oportunidad, mira, ve a entregarlo” me dijo y yo solo corrí detrás de ti – y ahora te vio conmigo – dese ese dí
Mateo Necesitaba decirles a mis padres lo que pasaba, sobre todo porque en algún momento me involucraría y no quería que los tomara desprevenidos. No era muy tarde y estaban todos en pie aun, le había pedido a mi madre que los hubiera reunido en la sala para cuando llagara, y ahí estaban todos sin saber por qué – Helena, ¿ahora que llega nuestro hijo, nos dirás por qué nos reuniste? – le dice mi padre ansioso por lo que fuera – es Mateo el que los reunió – los escuche hablar - hay algo que les tengo que contar – no me vengas ahora que no quieres anular el compromiso, muchos malos ratos pase por culpa de esa familia y esa niña caprichosa – Hermanito ¿la embarazaste? – dice mi hermana Helen – ni de broma – me siento frente a mi padre - ¿entonces? – hace unos meses conocí a Alexandra Makris – le digo con duda a mi padre - ¿Makris? – él duda – si cariño, la muchacha se parece mucho a su abuelo – mi padre la mira con asombro - ¿Cómo? – ¿entonces no todos estaban muertos? – esa es una lar
Alexandra Estábamos a tiempo de hacer los cambios de papeles en la academia antes de que el entrenador inscribiera al equipo oficial, no entré a la reunión con la directora, estaba impaciente en mi clase, no vi a Bruno en toda la mañana, solo a la salida donde tampoco quiso hablar – Bruno dime lo que paso – señorita Alexandra solo le puedo decir que su noviazgo no será problema y serán libres en cualquier parte, lo demás tendrá que esperar unos minutos más – ¿por qué me hablas así? – estoy en horas de trabajo – dice casi en susurro mirando alrededor, habían muchas personas mirándolo, chicas, de reojo veo que Mateo estaba cerca, corrí como nunca a sus brazos y lo beso, me abraza levantándome en el aire, mis pies cuelgan unos minutos, - ¿Qué haces?- trata de disimular su alegría - no nos tendremos que esconder más – le digo y lo beso de nuevo - ¿Qué dices? – no es que no vayas a seguir siendo asistente, puedes, pero tu relación con Alexandra no será problema. No hay cláusula que impida
Bruno Había pasado mucho tiempo de que no veía a la pequeña Alexandra, siempre le la vi como una hermana menor, pasamos mucho tiempo juntos cuando ella era una niña, sobre todo después del accidente, cuando me recibí de abogado la deje de ver, tenía mucho trabajo, la empresa Makris demandaba mucho tiempo, siempre estaban absorbiendo empresas pequeñas haciendo que los márgenes fueran más amplios con respecto a las demás. Ya no era tan pequeña, ahora su cuerpo mostraba que era una mujer, mierda y en qué mujer se había convertido. Al momento de verla abrir la puerta la reconocí solo por sus ojos y cabello, había cambiado bastante a como era. Hoy al esperarla en la salida de la academia para hablarle de cómo me había ido, entendí que me miraba como un amigo, soy por lo menos 7 años mayor que ella, no podría verla de otra manera. Había llegado a la ciudad días antes para comenzar a arreglar los problemas legales de los que me había hablado Sebástian, ya tenía casi listos los de la ac
Alexandra En esta academia las noticias no se hacen esperar, todos hablaban de que había una Makris estudiando con ellos, nadie sabía quién era, pasaba completamente desapercibida, me sentía bien sabiendo que aún no saben que soy yo. Un anuncio en los altavoces con la voz de Tamara “todo el equipo de Tácticas a la oficina ahora, repito, todo el equipo de Tácticas a la oficina, chicos no me hagan hacer un segundo llamado” todos en la sala ríen. El maestro trata de seguir con la clase, seguramente pensó que nadie de esta sala estaba en el equipo - ¿Dónde va señorita? - nos han llamado a la oficina – le digo y el me queda mirando incrédulo, saco de mi bolso la credencial del equipo – muy bien señorita… ¿Makris? – se hace un silencio en la sala – puede ir- siento como todos se ponen eufóricos a mi salida y Beth los calla para continuar. De camino, nos empezamos a encontrar con todos los del equipo, preguntándonos unos a otros el por qué nos habían llamado. Nos encontramos a Tamara en
Mateo Su mirada era fría, la voz dura, se dibuja una risa en mis labios. Los chicos caminan pasando por mientras la espero - ¿Qué le dijiste al final? – le pregunto a Rob sin dejar de verla – me precipité, le dije que si la volvía a molestar la próxima serian balas reales – sigue su camino en lo que Alexandra se acerca, no lo pude evitar, la tomo por el cuello y la acerco a mi para besarla, miro atrás de ella y los idiotas estaban mirando asustados, paso mis manos por sus hombros y caminamos con los demás – tranquilízate, ya pasó – le digo sintiendo como su cuerpo tirita tratando de calmarla, Una clara derrota para esa escuela, pero aun así tenía impaciente al equipo, esa tarde nos encontrarían de nuevo, había preparada una cena para el inicio y final del torneo. No se necesitó hacer un análisis del encuentro, fue completamente limpio, el otro equipo no tuvo tiempo de hacer nada, eso solo dejo en claro que se enfrentaron al mejor equipo de la zona, estando en pri