Si sus ojos fueran negros como los míos, serían una copia de mis hermanos -¿Amor? ¿Por qué lloras? – Mateo carga con Rey en sus brazos, él ya estaba dormido – déjame llevarlo a su cuna- me lo entrega con cuidado de no despertarlo, su pequeño cuerpo es tan cálido y huele tan bien, me dan ganas de apretarlo entre mis brazos. Lo deje dormir en su cuna mientras lo miro, y acaricio su suave piel – ¿me dirás que pasa? – Mateo se para detrás de mi afirmando mi cintura mientras besa mi cuello – es solo que veo a mis hermanos en ellos, y a la vez los veo a ustedes.
Sentir el calor de Mateo mientras observo a mi pequeño se siente reconfortante, me tranquiliza estar con ellos, baja la intensidad del día, Mateo y Bruno son por lo que decidí seguir de pie, ahora tengo dos pequeños motivos más. Aún no entiendo lo que pasaba por la cabeza de mi madre cuando provocó la muerte de mis hermanos, a mi solo me dan ganas de protegerlos, de tenerlos cerca, de estar siempre con ellos.Bruno entConvencer de algo a esa mujer es como hablar con una pared, terca conmigo y con quién le hablé mal, hace unos meses su novio la vino a visitar con rosas para su aniversario, llegó hasta este piso, Andrea lo rechazó por completo, se enojo por qué la vino a ver a su trabajo, ella trato de no discutir con él, pero él más levantaba la voz, hasta que escuchamos un sonido muy fuerte, ella le había dado una bofetada que resonó por todo el piso. No se si me dio más pena el novio o la reacción de Andrea, ese día me acerque a ella y darle el día, pero no quiso – habíamos terminado por qué se costaba con otra – eso fue todo lo que dijo, él había ido para tratar de arreglar algo imposible. Terminamos bajando el nivel de guardaespaldas, no así el de seguridad, Mike estaba probando nuevas tecnologías de seguridad y fue el momento perfecto para él. Si bien es el director, tiene muchas ideas y en vez de pasar en su oficina como los demás pasa más en sus laboratorios o en terreno proband
Mateo Alexandra lleva días diciendo que quien envío las amenazas está más cerca de lo que pensamos, que no es una amenaza de afuera. Eso me clavo varias dudas, hay mucha gente que la odia solo por ser quien es, otros por qué ella los desafío, como su tío Nicolás y el idiota de Búlgaris, en ellos caen mis sospechas, pero no tienen a nadie cerca, ella hizo también muchos cambios de la gente que la rodea directamente – Mateo si tenemos tanta seguridad a nuestro alrededor nunca lo vamos a saber – prefiero eso a arriesgarme – y yo necesito saber en quién confiar, puede que la amenaza sea desde adentro, si no lo sabemos estaremos siempre con miedo, los niños no siquiera pueden ir a la guardería – en eso tiene razón Mateo, sabemos que corren peligro – ¿y pretendes dejarlos indefensos? – jamás, son mis hijos, estaba pensando en hacer un cambio, pero nadie más puede saber – Lourdes no era cualquier directora de seguridad, ella tenía aparte una unidad militar, con la que trabajo
Bruno -tus niveles son normales, no ha habido alteraciones desde que estás fuera- eso quiere decir? – le pregunto a Mike – que mientras tengan eso puesto donde quiera que estén podré saber si les a pasado algo, hasta lo más pequeño – bien, entonces estaré tranquilo, y dile que se quede tranquila, la llamo en un par de horas – Corto la llamada con Mike para entrar a la reunión, está es una empresa que necesita mis servicios como abogado, necesitan una asesoría especial, están siendo demandados por incumplimientos en entregas de sus productos, no le veo el mayor problema, lo hubieran podido solucionar con cualquier otro, pero al parecer son muchos los incumplimientos que tienen y ninguno de los que han pasado por aquí a podido ayudar, en los meses que no pude venir pasaron varias firmas y todas los rechazaron. -bien denme un día para revisar los documentos y ver qué podemos hacer, si hay alguna solución o no – lleve al mejor equipos de abogados especializados en fin
-¿Qué le digo a Helena? – pregunta Alexandra, ya casi no puede hablar – le diremos lo que pasa cuando salgan todos, quédate tranquila pequeña – beso su frente y la siento en el sofá al lado de Helena – Papá, necesito que me hagas un favor – el solo echo de sentir el papel en su mano lo hizo reaccionar – bien hijo, salgan todos – les habla mi padre. Después de unos minutos Max se asegura que no quede nadie más, aseguro las salidas y cada piso del edificio – es hora – Helen – le habla Alexandra – Mat y los niños por ahora están seguros, no les a pasado nada – ¿cómo puedes estar tan tranquila? – por qué los niños y el tienen un sistema de rastreo – y eso que me importa, mi hijo y mis nietos están en peligro – grita Helena – helena ya sabemos dónde están – grita Alexandra con lágrimas en sus ojos - ¿Cómo están tan seguros si apenas han hablado? – señora, en esas horas rastreamos el sistema que tiene Mateo - ¿Qué me asegura que es así y que no se los han quitado? – la mujer está ta
Mateo Después de unos minutos volvieron a entrar, una voz se me había familiar, no sabía de dónde, era de una mujer – si lo matas ahora no te darán nada, te conviene tenerlo vivo – es el único que nos podría reconocer – ¿y que hay de los niños? Lloran, van a llorar todo el tiempo – parta estas – Noto cuando abren la pesada puerta – hasta aquí llegaste – el encapuchado se acerca a mi tratando de quitarme a los niños, uno de ellos termina cayendo de mis brazos y eso fue todo – no duraras mucho, te concedo tus últimos momentos con tus hijos – pude sentir como la sangre caliente bajaba por mi abdomen. Los niños gritaban y lloraban, los habían tratado de arrancar de mis brazos, Ostyn trataba de subir a ellos de nuevo, tambalee tratando de tomarlo, pero no pude, caí sentado con Rey en mis brazos, y Ostyn corre a los míos de nuevo. Cuesta mantener la concentración y mantenerme despierto. Los gritos afuera seguían, discutían entre ellos, ya no podía saber de q
Alexandra Están bien, los niños ahora duermen en mis brazos, a Mateo lo han operado y solo hay que esperar que despierte, el doctor dice que no tardará mucho, perdió bastante sangre, por lo que ya lleva toda la noche durmiendo. Lo trasladamos a la clínica en la cuidad a penas terminó la operación, este hospital no tiene la seguridad que necesito para él. El doctor se me había a hacerlo, no había pasado ni una hora de la operación y yo ya tenía un helicóptero esperando para trasladarlo. Nos fuimos todos con él, en su habitación mandé a colocar cuneros para los niños, mientras que con Bruno nos acordamos en un sofá. No los dejaría solos, no por ahora – pequeña hay que ir – esperemos a que despierte – le pido a Bruno, el solo se aferra a mi más fuerte, tampoco lo quiere dejar. Helena y Helen estaban en el departamento de Bruno que es más cercano a la clínica. No fue problema que los niños se quedarán ahí, de todas maneras el piso había sido desalojado. <
-quiero escuchar lo que tiene que decir – le digo a Lourdes -quiero saber que le hice para que llegara a esto – el capitán se le acerca y le retira el cubrebocas – eres una maldita, no tengo que darte explicaciones – me acerco en silencio al capitán viendo que tiene un cuchillo en su cinto ¿Señora? – dejé nos solas - Alexandra- Bruno déjenos solas – Bajo protestas todos salen de la habitación – ahora me dirás todo Andrea – suéltame y verás lo que te digo – amenaza ella, en este momento todo lo que podía sentir se a esfumado, no hay miedo, no hay amor, no hay pena, no hay odio, solo ella y yo en un lugar vacío. -¿Quieres saber cómo murieron mis hermanos Andrea – no me interesan tus hermanos – mi mamá estaba loca, en su cabeza no había nada ¿Quieres saber lo que hay en mi cabeza ahora Andrea? – el cuchillo tenía una hoja afilada, su grito fue fuerte y ensordecedor, no me molestó en lo absoluto, la sangre en su pierna cae en un hilo – Te metiste con mis hijo, y con Mateo –
Bruno El comportamiento de Alexandra me asusta, salimos de la habitación dejándola sola ahí, escuchamos un grito al que no le prestamos atención, hasta que poco después escuchamos un segundo grito, el capitán trata de abrir la puerta, pero estaba cerrada por dentro, - Alexandra abre la puerta – le grito mientras goleó para que escuche, golpeó y la llamo varias veces. Nos desesperamos todos ahí afuera, el capitán maldecía por haberla dejado ahí sola – mierda con que a eso se acercó - ¿Qué pasa? – le pregunta Lourdes – saco mi cuchillo - ¿Cómo no te fijaste cuando lo hizo – le grito al hombre – no la sentí, no sé cómo pasó, cuesta sacarlo – Por mi cara caía un sudor frío, me estaba desesperando la espera, ella no salía y se escuchaban más gritos, tampoco sabíamos que estaban hablando, no se escucha nada a través de esas gruesas puertas. Después de unos minutos me rendí con la puerta – se abrió – anuncia Lourdes – Alexa…- la veo salir con una mirada frita y sus