Rodrigo Salazar era mi primo. Pero era más que eso. Era mi aliado, mi mano derecha. No podíamos ser vistos juntos. Desde que llegué a Veracruz mi encuentro con mi primo había sido retrasado debido a que no sabía hasta donde podía confiar en los trabajadores de la hacienda. Había sido sabia. Por eso mi amistad con Melissa había sido enviada por los mismos angeles.
No sé nada más de mi querido esposo luego de aquella cena. Ahora solo estaba concentrada en continuar con mi plan. Para mi tranquilidad. El libro estaba perfecto. Intachable diría yo. El muy cabrón sabía sumar y restar. Prácticamente mi patrimonio estaba intacto. Sólo me molestaba la soberbia cantidad de dinero que mi prima gastaba en lujosas telas importadas de la India al igual que en sus clases de etiqueta,piano,pintura y equitación. Sin mencionar las joyas o el piano traído de Francia o su pura sangre árabe. Pero bueno, eso era un tema que mejor dejaba para otro momento. Ahora sólo me importa volver a ver a mi que
Me quedo en silencio procesando la información. Mi mente pensaba a mil por segundo.-¿Cuándo fue que la perdiste?- Ayer. Estaba sobre mi escritorio, no sé cómo pudo perderse.- Dijiste que fue robada.- Bueno, si robada...Rodeo su escritorio y me paro frente a él. Él me mira desde abajo, con los ojos bien abiertos.- Me estás mintiendo. Quiero saber exactamente qué carajos hacía mi carta sobre tu escritorio cuando te la entregué hace semanas y has tenido tiempo suficiente para haberla enviado a su destino.-No había tenido tiempo de enviarla.- Perfecto, ahora enviarás esta y harás una nueva explicando por qué quiero anular mi matrimonio.- No es tan simple Abigahil este es un proceso que puede llevar años . Cómo puedes estar tan segura que serás virgen cuando el tribunal eclesiástico te llame para mostrar tus pruebas.- Del tiempo y de mi virginidad me encargo yo. Tú solo debías aprobar mi solicitud y enviarla a los trib
Melissa entra a mi habitación. Me encuentra sentada en el suelo entre cristales rotos y humedad. Ella no dice palabra alguna. Sólo me abraza. Sabía lo que necesitaba. No dice palabra alguna tampoco cuando sale de la habitación y luego vuelve con algunas empleadas que limpian mi desastre. Ahora ella peina mis cabellos mojados. Está en silencio, sé que no hablará primero.-¿Alexander?Pregunto con un hilo de voz.- Se fue.- ¿Dijo algo?Ella niega con la cabeza.- No. Solo entró sin mirarnos tan siquiera, subió las escaleras... luego volvió a bajar y se fue. Creo que ni notó la presencia mía o la de Rodrigo.Trago en seco.- Me besó.Ella toma mi cara para que la mire fijamente. Mira mis ojos en silencio buscando respuestas.-¿Te gustó?- No.- Mientes.No puedo hablar. Un nudo en mi garganta me lo impide.- Estás jugando con fuego Abigahil. Te vas a quemar.- Aquí no pasará nada, conseguir
¡Felicidad! Esa es la palabra que describe mi vida en estos momentos.Estoy sentada en el jardín principal de mi hogar bajo un árbol frondoso. Tomo té con alcohol aunque son solo las diez de la mañana. Es lo bueno de estar casada y que tu esposo se encuentre a miles de kilómetros lejos. Puedes hacer lo que te dé la gana sin ser regañada. Excepto por Tomasa claro que no para de decirme cuan incorrectas son mis acciones. Pero ya estoy acostumbrada a oír lo mismo todos los días.Me acompañan Melissa y Tomasa, la cual se gana unas cuantas miradas negativas de los trabajadores blancos que comenzaron la remodelación de mi hogar. Montón de racistas, esa mujer debería estar nadando en oro como se merece por darme amor y cuidar de mí. Si fuera por mí, no trabajaría nunca más. Pero ella comienza con su cantaleta que quiere hacer esto o aquello y al final, siempre termina trabajando.Ya han pasado casi tres semanas desde que Alexander se fue. Por lo menos ahora tenía un respi
BofetadaConstanse se toca el rostro que ahora está rojo por mi mano.- Óyeme bien Costanse de Amery, en lo que te queda de vida me vuelvas a tocar¿Me oyes? Me vuelves a tocar y te destruyo a tal punto que las putas del burdel del puerto tendrán mejor reputación que tú.- ¡Deberías agradecerme!Ella llora-¡Yo fui la que convenció a Alexander que aceptara el trato de tu padre! Le dije que si terminamos en la ruina sería por su culpa, por no ayudar a tu padre ¡Gracias a mí hoy tienes esposo!Cierro los ojos para obtener un poco más de paciencia. Inhalo y exhalo.- Bien, tenemos un punto. Ya aceptaste que yo soy la que tengo marido.- Debí dejar que te casaran con cualquier desgraciado que te violara siendo una niña.Ahora soy yo quien la golpea. Sentía rabia, odio, decepción ¿Cómo era posible que una persona de tu misma sangre fuera tan cruel? ¿Cómo era posible que tu propia familia te odiara tanto?No me basta con una simpl
Lady Reseentor nos invitó a mi tía y a mí a tomar el té. Esta invitación no me molestara tanto de no ser por el hecho que ha intentado de una forma u otra saber qué pasó entre mi prima y yo. Veracruz es pequeña y los chismes se esparcen como polvo en el viento. Constanse había estado alejada por varias semanas de su vida en sociedad. Ahora haría su aparición triunfal en una fiesta que, curiosamente coincidía con mi fiesta de cumpleaños ¿Casualidad? No lo creo.Ella me había declarado la guerra.Quería ganarse la simpatía de la burguesía porteña y ponerla en mi contra. Por suerte, siempre logro desviar la conversación en otra dirección no me interesa nada que tenga que ver con mi prima.Había recibido respuestas de todas las personas que invité a mi cumpleaños reafirmando su presencia en ella y con eso me bastaba para ser feliz.—Bueno... Muchas personas hablan de tu fiesta de cumpleaños Abigahil.Lady Reseentor está muy emocionada con mi fiesta, es mañan
—¡No!¡No!¡No! Todo está mal ¡Todo!Tomasa y yo estamos sentadas en una esquina del salón de baile.Mi taza de té llena de agua ardiente mientras observo como mi amiga tiene un cuarto ataque de nervios en tan solo una mañana.Tomasa me arrebata la taza y bebe un trago.Yo alzo mi ceja sorprendida.—¿Qué? Si no bebo me voy a volver loca.Río divertida.—¡Abi! Diles que todo está mal las estatuas no son en esa posición. Ellas van detrás de los candelabros.Mi amiga señala a los decoradores.—Está todo mal.—¡Ven! Lo dice la anfitriona.Ellos en silencio hacen lo que mi amiga les ordena.Melissa se acerca, me arrebata mi taza y bebe todo su contenido.—Debí traer más tazas de té.A este paso, terminaríamos ebria
Él está parado al otro extremo del salón. Viste completamente de negro. Tiene una máscara, pero sé quién es.Mis pies no responden a mi cerebro. Ellos tienen vida propia. Mi corazón bombea con mayor fuerza. Mis piernas caminan en dirección recta a su encuentro. Él hace lo mismo. Las personas se encuentran rodeando el salón. Nadie reconoce la canción. Yo si. Nadie baila. Nadie pisa el salón de baile.Nadie sabe que yo comencé a componer esa canción con tan solo diez años de edad. Nadie sabe que mi padre me prohibió tocar el piano. Mi padre era un hombre muy machista. Él decía que las mujeres no debían saber hacer esas cosas. Pero él no estaba de acuerdo. Él me ayudó a terminarla a espaldas de mi padre. Esa canción sería tocada el día que me casara. El día que me casara por amor. Por verdadero amor.El salón está alumbrado por miles de velas. Los invitados están en silencio. Puedo sentir sus miradas una vez más sobre mí. Sobre nosotros.Él se encuentra pa
PetrificadaAsí es como me encuentro en estos instantes. La dama frente a mí jamás la había visto antes en toda mi vida, ella afirmaba ser la madre de mi aún esposo. No saludo primeramente, me quedo sin palabras. Melissa se encuentra en mi mismo estado.-¿Te pasa algo bonita?La dama me pregunta con suma dulzura y yo me siento culpable por ser tan mal educada.-¡No! Lo siento. Es que su hijo no me dijo que vendría.Ella sonríe. Ahora que ríe. Se parece mucho a Alexander. Ya se de donde heredó su maldita belleza.- Lo sé, yo lo obligé a traerme. Quería conocerte en persona.-¿Conocerme?¿A mí?Ella asienta con la cabeza.- Si. Quería conocer a la mujer que tiene tan desesperado a mi hijo.Melissa me mira confundida. Yo estoy igual de sorprendida. No entiendo absolutamente nada. No entiendo de qué está hablando esta mujer. Tal vez Alexander no le ha dicho la verdad. Tal vez ella no sabe la verdad naturaleza de nuestra relación