—Creo que sería mejor marcharme ahora mismo —expresó ella.—Solicitaré al chófer que te lleve —respondió Jeremiah.—Oh no, señor. No es necesario —intentó negarse, pero Jeremiah insistió.—Has dedicado tiempo en venir hasta aquí, y lo mínimo que puedo hacer por ti es esto —afirmó, sin importarle que Nora declinara su oferta.Abandonaron la habitación y descendieron las escaleras hacia la primera planta de la mansión. Al llegar a la sala, Dylan, quien había llegado recientemente, se levantó del sofá al verlos bajar y se sorprendió al percatarse de la presencia de la mujer junto a su primo.—¿Qué haces aquí? —preguntó Jeremiah sin molestarse en saludar.Por otro lado, Nora saludó con un movimiento de cabeza desdeñoso.Dylan pareció olvidar la razón por la que había venido, pero luego se le ocurrió decir lo primero que pasó por su mente.—Necesito tu aprobación para llevar a cabo el evento anual. Al no encontrarte en la oficina, decidí venir hasta aquí —comentó Dylan con despreocupación
La ausencia de su hermana sin duda alguna era lo más doloroso para Nora. Pero no quería hundirse en la tristeza, no podía permitirse aquello cuándo tenía una motivo para seguir adelante; su hija.Con ese pensamiento en mente, Nora se dirigió decidida hacia el hotel, dispuesta a afrontar su jornada laboral. No le llevó mucho tiempo llegar al imponente edificio Beaumont y adentrarse en su interior, no sin antes agradecerle al chófer por haberla traído.Se encaminó hacia el lobby donde se encontró con varios de sus compañeros reunidos en el pasillo. Con paso firme y decidido, Nora se acercó a ellos, pero al percatarse de la presencia del Chef y de todos los demás, sintió el impulso de dar media vuelta y retroceder.Lamentablemente, era demasiado tarde cuando uno de ellos notó su presencia, frustrando así su plan de pasar desapercibida.—¡Nora! —la voz de Sam resonó en el pasillo, deteniéndola en seco.Una sonrisa tensa se dibujó en las comisuras de sus labios al percatarse de que varios p
Tras recibir la llamada, Jeremiah se sintió confundido al enterarse de que su primo había convocado a todos sin su aprobación. Enfadado por la situación, decidió confrontarlo personalmente y abandonó la habitación sin dilación. Aunque había prometido a Jong guardar reposo por unos días, no podía quedarse encerrado en casa sin saber qué estaba tramando su primo.Jeremiah se cuestionaba por qué Dylan había convocado una reunión sin su consentimiento.Sea cual fuera la razón, no podía ser buena.Subió al auto y dejó que el chófer lo llevara, evitando que su amigo descubriera que no solo había salido de casa, sino que también había conducido. No quería que su madre se enterara de lo sucedido.Marcó el número de Jong y este respondió rápidamente.—¿A qué se debe el honor de tu llamada?—Ven al hotel, te contaré todo allí —ordenó Jeremiah sin darle tiempo para responder y colgó la llamada.Confundido, Jong miró la pantalla de su móvil. No entendía qué había pasado, pero pudo percibir por la
Jeremiah detalló con precisión a Jong lo que había sucedido, sin embargo, su amigo parecía incrédulo ante lo que escuchaba. Después de meditar sobre la decisión del director, Jong no pudo evitar preguntar por qué había permitido que Dylan se encargara del evento.—¿Por qué aceptaste que se hiciera cargo? —preguntó Jong, ladeando la cabeza mientras estaba sentado en el escritorio.—No tenía otra opción, mi primo es muy astuto. No confío en él, así que es mejor vigilarlo de cerca —respondió Jeremiah con voz firme —. Y debo admitir que su propuesta me ha parecido interesante.—¿Crees que su idea dará buenos resultados? —insistió Jong mientras se levantaba y caminaba por la oficina, tratando de descifrar las intenciones de Dylan.Se sentó nuevamente en el escritorio.—No estoy seguro, pero es su oportunidad y debe aprovecharla. Sería un completo tonto si arruina este importante evento solo para hacerme quedar mal —dijo Jeremiah con una pizca de frustración mientras empujaba suavemente a J
Nora caminaba por la acera, sumida en sus pensamientos, cuando de repente un elegante automóvil plateado se estacionó cerca de ella. Entrecerró los ojos con cierta desconfianza, mientras observaba atentamente a la persona que se encontraba dentro del coche.Jeremiah, el director de la empresa en la que Nora trabajaba, asomó su cabeza por la ventanilla y ella alzó las cejas en sorpresa al reconocerlo.—Señor... —comenzó Nora, sin saber muy bien qué decir.—Supongo que te diriges al restaurante de Elliot, ¿verdad? —interrumpió Jeremiah con amabilidad—. Justo voy de camino a casa, pero puedo llevarte cerca de allí.Nora dudó por un momento, pero ante la perspectiva de llegar más rápido y evitar la búsqueda de un taxi en esa hora tardía, asintió y aceptó el aventón.Subió al lujoso automóvil y acomodó su bolso encima de su regazo. Mientras se abrochaba el cinturón de seguridad, Nora se sintió algo cohibida bajo la mirada atenta de su jefe. Jeremiah puso en marcha el coche y se adentraron
Jeremiah estacionó el coche en frente del parque, donde Julie había indicado en el mensaje que estaría con Zoe. Esperó dentro del vehículo la llegada de Nora, pero a medida que pasaban los minutos, se impacientó y decidió acercarse a la mujer que estaba sentada en el banco.Se percató de que no había nadie más allí, excepto él, la mujer y una niña que jugaba en los columpios.—Buenas noches, ¿es usted Julie? —habló Jeremiah con amabilidad, haciendo que ella se sobresaltara ante su repentina aparición.—Sí, soy yo... —lo miró con cierta desconfianza—. ¿Y usted es...?—Me llamo Jeremiah Beaumont —respondió él con una sonrisa cordial que intentaba disipar cualquier duda—. Supongo que sabe quién es Nora, ¿verdad?Julie estaba a punto de responder, pero Zoe se adelantó con una voz aguda y un tono seguro.—Nora es mi mamá —dijo la niña haciendo que el director volteara a mirarla.Una pequeña niña de rizos dorados lo observaba con sus grandes y expresivos ojos azules.—¡Oh! —exclamó Jeremiah
Jeremiah la sujetó con fuerza por los brazos, empujándola suavemente para apartarla de su presencia. La niña refunfuñó, enojada por la forma en que la trataba.—No me agradas —farfulló la pequeña con resentimiento.—Y a mí tampoco me agradas, en absoluto —respondió Jeremiah con hastío, mientras observaba cómo Zoe le sacaba la lengua de forma desafiante.Elliot observaba la escena con una sonrisa divertida, encontrando cierta gracia en el conflicto entre el director y la hija de Nora. No podía evitar pensar que a Jeremiah no le agradaban ni un poco los niños, lo cual hacía que la situación fuese aún más incómoda para él al tener que lidiar con Zoe.—Listo —la voz de Nora lo hizo apartar la mirada.Alzó las cajas sorprendido.—Vaya, te ha quedado mejor de lo que esperaba —expresó el chef viendo el platillo que había preparado Nora —. Creo que tú y yo haremos un buen equipo, además de lo agradable que ha sido pasar este tiempo contigo. Eres buena en la cocina, eh —Gracias —musitó ella,
—Ven, cariño. Es hora de irnos a casa —dijo Nora, extendiendo los brazos para que la niña pudiera levantarse—. ¿Quieres que te cargue?—No, quiero que Elliot me cargue, estoy demasiado cansada para caminar. La madre, preocupada por enseñar a su hija a valerse por sí misma, trató de intervenir.—Princesa, podrías caminar tú sola, ¿no crees?Sin embargo, Zoe hizo un puchero y extendió sus brazos hacia Elliot, dejando clara su preferencia.—No importa en absoluto. Estoy encantado de cargarla —dijo el chef, poniendo una mano en el hombro de Nora, lo que provocó que Jeremiah soltara un bufido de molestia.Era evidente que el chef estaba aprovechando cualquier oportunidad para tocar a Nora, y esto causaba celos en Jeremiah. Aunque no quería admitirlo.—De acuerdo, si no te importa, sería apropiado llevarlas a casa. A estas horas, será difícil encontrar un Uber disponible —dijo el director y Elliot asintió de acuerdo, pero Jeremiah se adelantó ofreciendo llevarlas mientras luchaba contra lo