—Le agradezco enormemente sus palabras, señor. Son muy significativas para mí. Sin embargo, quiero dejar en claro que nunca hice esto esperando recibir algo a cambio —dijo Nora con sinceridad, intentando devolverle el sobre.Jeremiah colocó su mano encima de la de ella, impidiendo que lo devolviera.—Lo sé, Nora. Pero quiero que aceptes esto como un reconocimiento sincero y una muestra de gratitud. No aceptaré devoluciones —afirmó con convicción.Nora bajó la vista a sus manos, sintiendo una cálida pero extraña sensación en su interior que nunca antes había experimentado. Sus ojos se posaron en aquellos profundos orbes azules, idénticos a los de su pequeña Zoe.El director del hotel, Jeremiah, había sido un completo desconocido para ella hasta ese momento, pero su gesto amable y generoso le habían ganado el corazón en cuestión de minutos.—Oh, yo... le agradezco mucho, señor. Pero no es necesario... —intentó argumentar Nora, sintiéndose abrumada por la magnitud del regalo.—Insisto, q
Nora lo vio marcharse, y suspiró al estar a solas. Se quedó unos minutos más en la cafetería, perdida en sus pensamientos tratando de procesar toda la información que había recibido en tan poco tiempo. Aquella invitación a cenar quizá sería el comienzo de una nueva etapa en su vida, tanto laboral como personal.Después de un tiempo, Nora regresó a casa junto a su pequeña hija, quien irradiaba una energía más vibrante que en días anteriores. La niña le relataba emocionada todo lo que había hecho en la guardería, mientras su madre la escuchaba atentamente mientras organizaba los productos en la despensa. Juntas habían hecho las compras para el hogar en el supermercado, una tarea que a Zoe le encantaba.De repente, la niña preguntó con ojos suplicantes.—Mamá, todos mis compañeros irán al campamento, ¿puedo ir yo también?La madre la miró con ternura antes de responder.—Cariño, aún no puedo asegurarte nada. Espera a que llegue el día y veré si te doy mi permiso, ¿de acuerdo? —La hija as
28. Capítulo: "Vívidos Recuerdos" Durante las semanas siguientes después de su despido, Geoffrey se esforzó para recopilar pruebas en contra de su sobrino. Habló con uno de los doctores, un amigo íntimo que le contó algo que le serviría más adelante. Descubrió que cuatro años atrás, Jeremiah había visitado la clínica donde se llevó a cabo el procedimiento de criopreservación de semen.No tenía idea por qué su sobrino había hecho aquello, pero presentía que se trataba para beneficio de la herencia del fallecido Malcom. Estaba seguro que Jeremiah tenía un objetivo detrás de todo eso y tarde o temprano iba a descubrir la razón verdadera. Tuvo el presentimiento de que Sussan, la madre de Jeremiah, estaba al tanto de todo lo que su hijo hacía.Finalmente, llegó el día del juicio y Jeremiah estaba preparado. Presentó todas sus pruebas y testigos, incluyendo a varios empleados del hotel. Aunque Geoffrey intentó defenderse, sus argumentos eran débiles y poco convincentes. Al final, el juez f
Por otra parte, en medio de un dilema angustiante, Nora se encontraba frente a la imponente puerta de la oficina del director, debatiéndose internamente sobre la trascendencia de su decisión. En ese preciso instante, solo podía pensar en lo ventajoso que sería para cubrir sus gastos aceptar el trabajo que Jeremiah le estaba ofreciendo.Inhaló profundamente, llenándose de valentía, decidida a aprovechar la oportunidad de hacer realidad uno de sus más anhelados sueños.Cocinar.Elevó su mano para golpear los nudillos en la puerta, mas no hubo respuesta alguna. Al parecer, el director no se encontraba en su despacho en aquel momento. Con un suspiro resignado, Nora se dio media vuelta para regresar a sus tareas. Sin embargo, desconocía por completo que Jeremiah se hallaba a escasos metros de distancia junto a Jong.—Señor, ¿podemos hablar un minuto? —pidió Nora y él asintió, dirigiéndose hacia su despacho—. Ah, hola Jong.—Hey, qué alegría volverte a ver —le sonrió el asiático y ella imit
—De acuerdo, solo era una sugerencia —dijo Jong alzando las manos en señal de rendición—. No estás obligado a hacer lo que digo. Como tu mejor amigo, es mi deber aconsejarte para que alcances el éxito, pero sé que nunca me escucharás. No entiendo por qué pierdo mi tiempo...—Exacto, estás desaprovechando tus consejos. Tal vez sean útiles para otros, pero no para mí —comentó Jeremiah, provocando un gesto de fastidio en Jong.—En fin, cambiando de tema. ¿Me puedes explicar por qué le dijiste eso a Noura?—¿A qué te refieres? —preguntó Jeremiah confundido, sin saber a qué se refería su amigo.—Tengo a una de las empleadas más talentosas del hotel lavando platos sucios. Es un desperdicio —repitió Jong imitando la voz grave de Jeremiah.—Ah, te refieres a eso. Pues, en primer lugar, su nombre es Nora —corrigió Jeremiah—. Y segundo, no tengo por qué darte explicaciones sobre lo que hablo con mis empleados.Jong bufó en respuesta.—Entonces, ¿solo es eso, una empleada? ¿O hay algo más? —inda
—Está bien. Solo lo tomaré prestado por unos días y se lo devolveré tan pronto como consiga uno nuevo —aceptó Nora, mientras Jeremiah asentía complacido —. Pero ¿qué hará sin celular?—No te preocupes, tengo otro celular para uso laboral y este es mi móvil personal —respondió Jeremiah con tranquilidad, captando la mirada de Nora hacia el móvil que sostenía en su mano —. Descuida, te he dado mi celular personal. No hay motivo para temer, nadie conoce ese número, solo las personas más cercanas.Ella asintió con la cabeza, pero no pudo evitar pensar en la confianza que le estaba mostrando el director al darle algo tan personal.—¿No le resultará incómodo que una desconocida tenga su celular? —inquirió Nora con intriga.—No, ¿por qué habría de serlo? A menos que tengas intenciones de filtrar mis datos personales —bromeó y ella lo miró espantada —. Aunque, siendo honesto, no hay información relevante allí.—Agradezco sinceramente su confianza, señor —expresó Nora —. Lo cuidaré.Jeremiah as
—Está bien. Solo lo tomaré prestado por unos días y se lo devolveré tan pronto como consiga uno nuevo —aceptó Nora, mientras Jeremiah asentía complacido —. Pero ¿qué hará sin celular?—No te preocupes, tengo otro celular para uso laboral y este es mi móvil personal —respondió Jeremiah con tranquilidad, captando la mirada de Nora hacia el móvil que sostenía en su mano —. Descuida, te he dado mi celular personal. No hay motivo para temer, nadie conoce ese número, solo las personas más cercanas.Ella asintió con la cabeza, pero no pudo evitar pensar en la confianza que le estaba mostrando el director al darle algo tan personal.—¿No le resultará incómodo que una desconocida tenga su celular? —inquirió Nora con intriga.—No, ¿por qué habría de serlo? A menos que tengas intenciones de filtrar mis datos personales —bromeó y ella lo miró espantada —. Aunque, siendo honesto, no hay información relevante allí.—Agradezco sinceramente su confianza, señor —expresó Nora —. Lo cuidaré.Jeremiah as
Cuando finalmente recobró la consciencia, Jeremiah se encontraba en una camilla, rodeado por el ajetreo de la enfermería. El rostro preocupado de Nora se reflejaba en la mirada del médico que lo examinaba en busca de señales de mejoría. Su voz parecía distante, como si se encontrara sumergido en una dimensión ajena a la suya.Poco a poco, los recuerdos de aquel desvanecimiento regresaron a su mente, inundándolo de confusión y temor. ¿Qué le había sucedido durante ese lapso de inconsciencia? ¿Sería solo un incidente aislado o era el preludio de algo más grave? Jeremiah, usualmente tan infalible y seguro de sí mismo, se veía obligado a confrontar su propia fragilidad.—Señor, ¿cómo se siente? —habló Nora al verlo abrir los ojos.Él ladeó la cabeza atisbando hacia ella, quién parecía angustiada. Sin embargo, Jeremiah se sentó en la camilla y le dedicó una rápida mirada al médico, mientras este continuaba su examen y las preguntas se acumulaban en su mente, preguntándose si el golpe había