ADAM—Me gustaría quedarme un poco más—ella hizo puchero—, pero ya extraño mucho a los niños—arrastró la maleta.—Vendremos cuantas veces quieras—la tomé de la barbilla para besarla—, con o sin niños—ella sonrió complacida.—¿Te he dicho lo mucho que me encanta que me concientas?Le di un toquecito a su nariz.—Me encanta escucharte decirlo—le guiñé el ojo.Arrastré nuestras otras maletas a la entra, mientras llamaba al capitán.—Bien—Holly dio un tirón a la maleta que se enganchó en uno de los escalones, dio un paso hacia mí algo brusco y de pronto escuché agua regarse.—¿Qué fue…? —brusco me giré, al tiempo que la llamada entraba.—¡Adam! —me miró sorprendida, luego miró hacia abajo y yo con ella. Un charco de agua estaba bajo sus pies, su pantalón húmedo—, no puede ser.—Hay, mierda—mascullé, sin poder creer lo que estaba pasando. —¿Señor, sucede algo? —me decía el capitán.Reaccioné.—¿Dónde está el hospital más cercano? —le exigí.Me dio la dirección, estaba a veinte minutos de
ADAMEl policía dobló por una calle más angosta, casi me rosaban las rodillas. Llegamos hasta una casita de dos pisos.—Es ahí—bajé a Holly conmigo, el policía bajó también—¡Kyría Triantafyllou! —(¡Señora Triantafyllou!—Ya escuché, ya escuché—una viejecilla salió de la parte superior, con un trapo limpiándose la boca—¿Qué quieres? —fue osca.—Aquí hay una embarazada.La señora no vio a Holly, simplemente hizo un gesto.—Súbanla.—No se preocupen, la señora Triantafyllou es muy buena, esperaré aquí abajo al paramédico—se ofreció el policía.Tomé a Holly en brazos y subí las escaleras hacia donde estaba la señora.—Por aquí—señaló su sala, luego nos miró—¿Dónde está la embarazada?—Soy yo—se quejó Holly.—¿Qué? ¿están bromeando? —pareció irritada.—No, no—se excusó rápidamente Holly— es un embarazo críptico.La señora nos miró aguda.—Oh, esto será difícil—suspiró—, por favor, siéntense mientras preparo todo, ¿es tu primer parto?Ayudé a sentarla.—No, el tercero.La señora dio un resp
ADAMDesde que conocí a Holly, mi vida ha estado al limité de la cordura.Pese a que ella, es mi estabilidad, hay ocasiones… especiales, en las que ha cortado de tajo mi cordura.Como hoy.Apenas tomamos una semana de descanso después de mucho tiempo, festejamos nuestro aniversario como la luna de miel a solas, que no tuvimos, y enterarme en esa misma semana en que iba a ser papá. Donde en esa misma semana, nació… no uno, sino dos, ¡dos bebés más!De los cuales asistí su parto, me mojé con su sangre, los sostuve en mis manos y corté el cordón umbilical.Estuve en un estado de shock, pero al verlos y ver a Holly que reaccionaba… de manera normal después de sus partos. Verla… creí que estaría aterrorizada, después de lo que pasamos.Pero me di cuenta de que la he subestimado todo este tiempo.Después de ser trasladados al hospital más cercano; que revisaran a ambos bebés y a Holly determinando que estaban bien, salvo que ellos un poco bajos de peso.Ahora estábamos en una habitación, se
DAKOTACorrí hacia la carretera, pero unos brazos me alcanzaron sin siquiera haber salido del todo de la gasolinera.Al final, no pude deshacerme de Nicholas West. Patalee y lo golpee—¡Bájame!—No quiero lastimarte—volvió a meterme al auto, se recargó en la puerta—. ¿Dónde crees que ibas? —Lo miré furiosa, pero no contesté—, no puedes irte de mi lado, quieras o no, van a encontrarte y no te garantizo que te quieran viva.Temblé ante sus palabras, furiosa e impotente. Por primera vez desde que Nicholas me rescató en medio de todo ese caos, solté el llanto de frustración.—Basta, no llores—dijo brusco—, tienes que controlarte un poco—estiró las manos para mis mejillas, pero lo golpee lejos.—No me toques—gruñí.Desde entonces hemos pasado quizá veinte minutos sin decir nada. Conducía en un estado serio, me había hecho un ovillo en el asiento, consolándome. —Toma esto—me arrojó un paquete de galletas—, necesitas comer.Aún estaba molesta por nuestra discusión anterior.—No lo quiero
DAKOTA—Ella no debe haber venido sola—me dijo—, debemos salir de este auto.Intenté calmarme, pero si ese hubiese sido el caso, ¿Por qué estaba sola?, aquellos hombres ya nos hubiesen encontrado, el camino parecía despejado.El corazón me latía con fuerza por la adrenalina, respiré profundo, intentando distraerme.—¿De verdad se metió con tu padre?Él hizo una mueca, al menos me reconfortaba saber que había personas más horribles que yo.—Si—confesó.¿Cómo podía estar como si nada esa mujer? haberse metido con el padre y los dos hijos.—¿Cómo te enteraste de ello?—No es algo de lo que quiera hablar.Me llevé las manos al cabello, sobándome la parte donde me había tirado.—¿Te duele?—Un poco—jadee—¿Qué hace aquí ella?, Holly me dijo que Adam la había retenido.—No lo sé, Pearce debió haberla sacado de donde sea que estuviese… aun no me explicó por qué estaba con él.Apreté los labios.—Entonces… ¿la conocías bien?Él sonrió de lado.—¿Celosa?Fruncí el ceño.—¿Por esa perra loca?, c
HOLLYEn medio de la balacera, el terror que viví en ese momento me hizo creer que jamás sobreviviría.No hasta que el agente Dominic Bonhuer me sacó de ahí, un convoy de agentes se enfrentó a los sicarios, entonces Dominic aprovechó para meterme a uno de los autos blindados y sacarme de ahí.—¿Estás herida?—No.Nos alejamos de ahí mientras los agentes se encargaban de todo el caos. Intenté controlar los temblores de mi cuerpo, el cuerpo me dolía por la tensión y la mandíbula también, estaba sudando.Nos alejamos a toda velocidad de ahí.—Esto es lo que pasa cuando sales con el CEO del corporativo West ¿no?Soy la madre de dos niños, directora de una institución y novia de un presidente del corporativo a quien están cazando unos sicarios. Estoy en blanco, no sé cómo reaccionar y este tipo haciendo comentarios fuera de lugar.—No es momento de tus bromas ¡Sácame de aquí!Dominic conducía demasiado rápido, tenía que aferrarme al asiento.—No es seguro, debemos quedarnos en un pueblo ce
HOLLY—No acepto ningún tipo de cantante o trovador en este lugar—gruñó el búfalo este, por suerte hablaba mi idioma.Después de recorrer cuatro tabernas y que en ninguna nos aceptaran, no iba a rendirme con este último. El dueño de la taberna parecía toda una caricatura, con el cabello largo y esponjado, barba enorme, gordito y enorme. —Por favor, señor, prometo que no será en vano—pedí, haciendo el intentó más grande por ponerle ojos de cachorro.—¡Ya dije que no! —gritó el gordo búfalo peludo.Mi mamá me dijo que no tengo que rogar nunca, pero esta es una emergencia, se trata de mi vida, o bueno, al menos solo es para refugiarse.—Piénselo bien, le prometo que habrá muchas ganancias.Me miró examinándome, ¿a quién no le agrada ganar dinero?—¿Y si se van todos?—Nada de eso—le sonreí anchamente—, verá que será la mejor idea que haya tenido nunca.Sí, sabía que iba a dudar, seguramente no lo hubiese dudado si fuese una cara bonita.—¿Siempre es así de molesta? —bufó hacia Dominic.
ADAMEl grito salió desde lo más profundo de mi.Impactado, sentía un agujero profundo en mi pecho, un dolor sin expresión física.Esas últimas fuerzas que pude soltar me robaron toda la energía, pero el punto de mi enfoque y las esperanzas, fue el rostro asustado y resignado de mi Holly.Cuando ella desapareció de mi vista, no me importó si yo me desangraba.—Tengo que… ella—protesté apenas despegar los labios.Sentía el auto alejarse y unas manos rápidas y toscas colocándome vendajes, sentí un pinchazo en el cuello. Se escuchaban los fuertes impactos contra los vidrios, en el armazón del auto.—Holly—mascullé, el chocar de mis dientes hizo que me doliera la cabeza.Mi cuerpo estaba flojo, demasiado débil, me esforcé por tener abiertos los ojos, “Por favor, amor, abre los ojos” escuchaba las palabras de Holly.Me aferré a ella, a la cantarina voz que me mantenía flotando, trayendo conmigo su rostro. Perdí la noción del tiempo, cuando menos me lo esperé ya estaba en otro lugar, apenas