Se agradece la colaboración de R.M. Moore y sus aportes acerca de la vida y costumbres de los cowboys.
“PARECE QUE LAS LAGRIMAS, EL AMOR Y EL ODIO CONFORMAN LA TOTALIDAD DE LA VIDA”
Nuestro misterioso enemigo…
Un auto azul metálico – “ no necesariamente el último modelo pero definitivamente caro a simple vista”- cruzó el puente bajo el somnoliento sol que intentaba resplandecer, un detalle más del clima otoñal que reinaba. Hacía pocos minutos éste caballero-por así decirlo- había bajado de su jet privado en Quebec. El viaje había sido de rigor, buena atención, cuidado esmerado y llamadas frenéticas en medio.
Tras el volante , un hombre atractivo , de cabello con destellos dorados y alguna cana , fruncía su entrecejo ,hurgaba con sus verdes ojos al camino y sus delgados labios hacían una mueca mientras crispaba los puños y se preguntaba exactamente que hacía allí. Devorando kilómetros hasta llegar a Quebec, una cuidad museo, una perla, un sueño . La belle province, indudablemente la parte Francesa de Canadá. Él la vería como más que un turista, tenía apenas un par de maletas y observaba de reojo su reloj platinado como si contara de memoria los minutos sin necesidad de tenerlo en su muñeca . Él vestía traje como era su costumbre ya, camisa blanca impecable, pantalones grises, zapatos negros y un cinturón discreto. Contrajo las mandíbulas y su rostro se tornó más serio aún , trató luego de concertarse en el camino, tal vez desde otro auto alguna conductora cayera en la fascinación de sus ojos profundos o en su sugerente boca que era perfectamente masculina así como ese mentón bien marcado y sus bíceps que se adivinaban .
Pese a ello él seguiría pasivo y taciturno, concentrado en el paisaje que ya se adivinaba.
Luego haría un par de llamadas si la señal era óptima –“he invertido en varias compañías como es que no solucionan esos problemas, estos cerebros?”- primero a un sujeto francés, a un hotel , a los encargados de mantener vivo un castillo de ensueño con vistas al lago San Lorenzo y a una dama madura que lo atendería en medio de risas infantiles- “todos niños sanos y alegres!” le diría. Preguntándole luego cuando el los visitaría a todos allí.
Paciencia, él sabría esperar el momento justo para cada jugada…
Nuestra adorable enemiga…
Si todo estaba en calma en ese auto no podía decirse lo mismo del auto negro brillante que recorría un trecho relativamente corto hasta llegar a un lujoso hotel en Quebec- “ porque un hotel si hay más de una cómoda propiedad aquí a su nombre?”-El clima algo frío no era el problema pero lo helado de los inconvenientes que se avecinaban podían llegar a petrificar a cualquiera.
Dominik era el chófer, un hombre afroamericano de más de cincuenta años de ojos negros movedizos y faz pulcramente rasurada que fruncía sus gruesos labios a veces conteniendo una de sus fáciles y cálidas sonrisas, a cada señal de alto se ajustaba su gorra tan impecable como su uniforme, intentaba ensayar una tonada de una canción clásica y por fin sonreía luego por el espejo retrovisor oyendo esa voz profunda y nerviosa que provenía de uno de los asientos traseros. Dos damas que pretendían no distraerse con el paisaje idílico. Más atrás las maletas usuales de un equipaje de lujo. Todas de primera marca deseosas de ser lúcidas por la dama más joven siempre el blanco de algún fotógrafo. Una mujer de más de cuarenta años ataba su negro cabello en una cola de caballo a su nuca y ajustaba el cuello de su sweter impecable algo liviano para aquella época del año, vestía pantalones oscuros y no había más joyas en ella que un costoso reloj, premio por su trabajo. Austera. Con unas gafas que descansaban en la punta de su nariz y su boca parecía una línea. Guardó su celular. Trudy llamada así para abreviar , para agilizar el llamado de socorro e imprimir a la próxima tarea más prisa aún. Trudy y sus maldiciones por no poder fumar, su inseparables iPhone, sus bolígrafos siempre en un bolsillo interno. Trudy la perfecta secretaria asistente y demás, pura información.
Un trabajo de décadas. Trudy ni recordaba ya lo que había esperado al mudarse a Canadá. Luego una jefa en Europa. Una pintora? Una paisajista? Qué? Podría ella con un alma libre y bohemia de jefa? Ella salía de un instituto privado estaba formada para ser parte de una corporación. Su aspecto tal vez no fuera el esbelto, el de una sexy asistente, como se viera en las glamourosas series de tv siempre tras un apuesto jefe. Trudy sabía cómo comportarse en cada ocasión. Podía recordar números telefónicos, rostros recién vistos y acumular datos cotejandolos a cada instante? Debía agradecer esas enseñanzas de diplomacia y buenos modales que agregaban unos ceros extra a su paga. Y recordó… ella misma se preguntaba en aquel instante que haría asistiendo a una pintora bohemia. Pero rica, esa era su futura jefa, su fortuna asombraba y tenía buen gusto tanto como buen corazón. Sería un reto para Trudy ya sin familia y con pocas perspectivas de formar una propia. Luego vendrían los viajes alrededor del mundo. Las causas nobles las org, lo que fuera, la perfecta secretaria a veces a distancia de Charlotte-Lotty para todos- Lafitte. Una paisajista de origen francés ciudadana del mundo. Sexy y magnética. Una mujer excelsa, solitaria, mecenas y demás que derrochó al parecer su propio dinero de aquí a allá viviendo en su propia parte de la campiña francesa y murió repentinamente. Ni sus apoderados parecían tener contacto con ella. Solo Trudy …y aparte de un buen dinero extra dado en vida Lotti le dejó a Trudy un problema que tenía justamente a su lado: una jovencita de poco más de veinte años a la que Trudy prefería llamar Tib aunque nacida Isabella Marie Dardanell. Bella, refinada, con cara de luna llena. Botticelli se hiciera enamorado de ella o al menos la hubiese inmortalizado en sus lienzos. Con ese cuerpo diminuto, ojos color mar melancólicos, boca sinuosa y lacio cabello trigueño.
No costaba saber el porqué era una it girl . Je me sais quoi, como se decía. Los diseñadores la perseguían para tenerla en su pasarela. Las revistas de moda la querían en sus portadas pero ella solo había accedido a un par de pasadas, fotos pactadas en un estudio y a diseñar algunas colecciones cápsulas para campañas de otoño y de primavera. Una chica magnética, que ejercía atracción absoluta, que era como debía ser, original, seguidora de redes sociales, segura, divertida, natural y con su propio estilo.
Eso sí: llevaba un discreto blog primero, dando consejos saludables sobre comidas y demás tips de belleza. Fotos discretas en bañador y buenos ejemplos y consejos de belleza y alimentación naturales.
Las revistas femeninas le ofrecían una columna mensual y ella se convertía en presentadora o embajadora de tal o cual perfume e iba a fiestas de rigor promocionando el estilismo indicado. Una muchacha con el justo “halo” de misterio. Un atisbo de dibujo, vestir a otros darle magia a algo sobre un papel, a eso se dedicaba esporádicamente,una digna hija de Lotti.
Hacía años este tortuoso comienzo fue una feliz noticia que ocupó a paparazzis: Lotti había recuperado a su hija, la única que tuvo, al que su esposo accedió a darle un apellido aunque estaban divorciados ya. Este hombre nada tenía de bohemio, escultor o mecenas del arte era un rico inversor.
La pequeña había sido una preadolescente díscola. En esos meses en medio de una lucha por la tenencia feroz con el supuesto padre verdadero la muchachada, luego de un litigio promocionado y toda clase de difamaciones hacia la vida de Lotti quedó al cuidado de éste hombre ambicioso y astuto que se había vuelto a casar sin dilación. Lotti estaba deprimida al otro lado del mundo internada bajo antidepresivos. Trudy desde Canadá recordaba como había pasado noches sin dormir hablando con letrados o con cuidadores respetando usos horarios con precisión. El drama se acrecentó cuando la jovencita huyó para unirse a una errática y poco famosa banda de rock, en efecto famosa solo por sus múltiples vicios. Seguirle el rastro había sido imposible. Pasado un tiempo Lotti fue dada de alta, hasta investigadores privados fueron contratados a cambio de una paga excesivamente justa y logró dar con su hija. La muchacha debió de desintoxicarse . Para ese entonces la salud de Lotti no era la mejor la angustia y la desesperanza había minado su organismo y disparado enfermedades latentes. Pasarían ambas,madre e hija los últimos días de ésta en una clínica propiedad de la familia de Lotti en París sin contacto con nadie. Tal era el recelo que Trudy temió que la muchacha no existiera!
Guardó para si un nefasto último telegrama: el supuesto padre de la muchacha y su esposa habían en un accidente de avión. Una huérfana. Completa. Trudy no quería siquiera imaginar cuántos falsos parientes aparecerían allí atraídos por el calor de esa fortuna. Desde su retiro Lotti pintó sus mejores cuadros? Trudy supo que aquella exposición sería póstuma. Su agente había renunciado y Trudy debió de pedir las autorizaciones para cubrir ese puesto también. Ellas vivieron felices y el dinero nunca faltó, la vida de amabas fue la de ermitañas pero felices madre e hija. Trudy lo sabía , se podría decir que Lotti logró “domesticar” a su hija e hizo un gran trabajo pero no la convirtió en alguien capaz de lidiar con accionistas, inversiones, términos bancarios y demás asuntos los cuales Lotti tampoco conocía muy bien. Eso sumado a ladinos socios daba un cocktail mortal para mantenerse atenta , una bomba que estalló luego de la muerte de Lotti. Asuntos pendientes, así lo llamó Trudy aunque “enredos” sería lo mejor. Trudy podía buscar en internet cualquier denominación financiera pero ser una experta iba mucho más allá.
Trudy ponderaba la crianza materna apenas la vio nuevamente y se enfrentó a esta chica alejada de todo vicio. Olvidó al instante la pulcra anotación en su agenda eléctrica “enviar nuevamente flores a la tumba de Lotti”. Y allí estaba esa ninfa esquiva, ese germen de amor, esa criatura bella y desvalida vistiendo a la moda y siendo un ángel de respeto y amabilidad . Trudy misma acomodaba el vestuario en orden alfabético con las mejores marcas no porque ella, la muchacha deseara comprarlas, a veces solo se atribuía a regalos a minutos de publicidades Adidas, Dior, Cartier. Gucci, Dolce & Ganaba, Klein. Hilfiger,Prada, Herrera Versace, Burberry, Bukgary, Channel, Valentino, Hermès ,,Nike, Marc Jacobs,Maureenier,Caballo, H&M, Moschino, Moncler, Lacaste, Fendi, Ferragamo ,Zara Valentino©™ y UFF! Y más. Ahora esa misma joven desenvolvía unos dulces fin calma aparente con esas manos montan delicadas y esas uñas de horas de expertas. Dulces de vistosos y metálicos envoltorios, los cuales “desvestía” con gracia según palabra propia y ajena. Solo ese vicio. Ya no mencionaba a Lotti y cuando la nombraba lo hacía con ese apodo olvidando el punzante “mamá” que le recordaba su orfandad. Aunque la palabra estaba más que latente especialmente cuando Tib decidiera ocuparse de un hospicio en esa ciudad.
Donaba dinero pero sus visitas se hicieron frecuentes, jugaba con los niños ,se ocupaba de comprar ropa para todos ellos y calzado que Trudy había logrado que las grandes marcas donarán a riesgo de que la fortuna de Lotti se esfumara. Contrataba a nutricionistas y veía que las provisiones y vestimenta nunca se agotaran así como se ocupaba de los adelantos tecnológicos. Niños con iguales oportunidades. Pero sobre todo ella era una “refugiada” más allí, una huérfana con un membrete de oro y plata, una abandonada , víctima de la tragedia, no era más rica en afectos que esos niños y ella lo sabía y Trudy (La buena Gertrude una niña que sufriera bullying desde siempre pero que contaba con brazos maternos y paternos donde refugiarse) sentía que su propio corazón se helaba al verla allí entre ellos sonriendo dando todo su amor. A veces hasta donaba de su fortuna nueva y personal para dar dinero a otras Instituciones , en salas de terapia intensiva, refugios de inmigrantes otros hospicios públicos y demás incluso para la ciencia o para becas de estudios. Todo con el consabido nombre de su madre y a la memoria de ésta… pero éste sitio, el hospicio, fue el primero del cual Tib se ocupó y al cual tenía un particular apego. Trudy se aterró días atrás ante una llamada telefónica de Quebec. Desde un teléfono de línea fijo , que horror porque no una video llamada o siquiera un mail? Trudy temía a esos arcaicos medios de comunicación beso significaba para ella que no se entendería con su interlocutor. Una llamada telefónica obsoleta solo podía provenir de una persona a la cual visitarían: Archival Hayden.
Y minutos antes de pasar directo a ese hotel (porque en un hotel si Lotti dejara propiedades allí en Canadá? Porque ella Tib, prefería realmente vivir como si no tuviera hogar) allí estaba ellas en una coqueta oficina observando sus réplicas de barcos a escala que él mismo armaba con empeño y aunque su pulso temblara.
Mero pasatiempo de un solterón, diría Trudy entre susurros mientras alineaba el faldón de su abrigo alentando a Tib a beber más café. Había más frío allí eso de seguro miró por la ventana aquel cielo y pensó que la muchacha está tan rígida como esos árboles allí. Sus posturas eran tan estudiadas sabía cómo sonreír amablemente como no demostrar temor , Trudy admiraba eso en el fondo. Autocontrol una farsa .
La había instado a apoyarse en los diferentes financistas y lamentó que no conservaran entre sus profesionales a una mujer. Archi ,así simplemente para abreviar también, un viejo buitre, un lobo de mar con voz de trueno y pequeños e inquisidores ojos color café. Ya estaba tras si escritorio –“plumas fuente que horror! Hasta punta de oro tienen! Ni una computadora a la vista! “pensó para si Trudy- se pasó una mano por su incipiente calva y luego por sus labios delgados . Vestía su traje azul marino y se seguro unos tiradores
A Tib por momentos le pareció una caricatura , su aspecto despeinado, una figura ancha y solemne, su anillo de sello en el meñique y sus gafas de metal pasado de moda. Ni siquiera odía a tabaco o a papeles . Como su Lotti había tenido contacto con tales sujetos! Ella que odiaba las reglas y la formalidad? Al cabo de unos segundos de revisar unos papeles Archi dejaría escapar unos “Humm! Ajá!” y se sujetaría las yemas de los dedos de ambas manos entre si formando un triángulo para reclinarse en su sillón de pana mirándolas fijo y asegurando por enésima vez que: “adoraba a Lotti!” explicando ante el pueril espanto de Tib que la idolatraba aunque para Trudy eso se traducía en “amaba su dinero y no la forma en que lo usaba”.
A veces se permitiría agregar : Pero inversiones de riesgo y filantropía parecían no ser la mejor forma de usarlo en especial cuando solo mediante acuerdos de palabra, hipotecas , turbios documentos, y apoderados distribuidos por medio globo terráqueo. Todo parecía resumirse a ese hospicio.
-Tú… -pareció culposamente señalar a Tib que se estremeció- eres su heredera pero hay un sujeto que los reclama, las tierras la propiedad dice pertenecerle a su abuelo!
Tib pasó del estupor a la indignación y antes de que dijera algo impropio Trudy intervino deshaciéndose de sus gafas y usando un tono entre halagüeño e imperioso.
-Tú Archi podrás manejar esto, calmemos los ánimos!
-No puedo! Esto me supera, es emocional!
Sonó indignado tanto que Trudy le tradujo a Tib en un susurro:
-Ese sujeto que los reclama es un patán y hará lo imposible por quedarse con ese sitio.
La descripción luego fue aún peor: se trataba de un americano, un tejano petrolero que no llegaba a los cuarenta años. Un multimillonario. Un cowboy? Hasta Trudy pareció reprimir una risita ante ese calificativo de Tib. Había más datos que Trudy pidió le enviara como archivo al menos de respaldo y así llegó al hotel con un auricular pegado a su oreja y su iPhone a un lado. Tib se veía devastada, había estado gesticulando y murmurando por lo bajo algunos insultos, ella conocía esos gestos melancólicos pero sabía que ahora se transformarían en furia. No obstante Tib sería amable con todos a su paso dejándolos prendados de su personalidad. La miró de reojo y calculó que antes de terminar de registrarse la muchacha tendría ya sus aretes en la mano y hasta su reloj. Hasta para horror de Trudy al verla deshacerse siempre de todo lo valioso Tib solía bajar siempre la cremallera de sus botas o desatado la correas de sus sandalias incluso, era una costumbre que no perdía y era hasta divertida…para ella. Que no debía estar a su lado sujetándola ante una inminente caída! esa era la siempre servicial Trudy.
Trudy llegó a pensar que nada podría nunca atrapar aquellos delicados pies.
“…danzar como un hada en el césped… siempre libre, siempre mágica. Sin pertenecerle a nada ni nadie…” eso le repetía Lotti y ella giraba feliz. Nada la atraparía salvo unas zapatillas de ballet tal vez de no ser porque Tib no lo aprendió. Su padre prefirió luego alejarla de toda manifestación de arte. Todo lo que le recordara el bohemio espíritu de su madre en cuanto ella estuvo bajo su tutela desapareció de la vida de la muchacha.
Al llegar a la suite, Trudy fue tras ella y pagó la propina al botones. Tib ya estaba descalza cuando Trudy cargó una pc portátil y comenzó a buscar más información. No pudo menos que oírla calma repitiendo ella misma los insultos como un eco de la muchacha en forma lacónica.
-Cómo puede ser?! Un americano si al menos fuera un francés! En qué pensaba? Un Yankee!! Debe tener dientes enormes y mandíbulas cuadradas de usar goma de mascar o tabaco!!! Cancela todo y déjalo para el año próximo cancela la gala del MET, la semana de la moda ,la premier de la película del director ese francés que tanto nos gusta, la inauguración de la disco en Ibiza, lo que sea!
Trudy sabía que la muchacha se reprimía y no insultaría solo elevaría los ojos al cielo en busca de respuestas y daría un puntapié a lo que fuera. Ya había dejado su abrigo y su bolso cuidadosamente apoyados en el sofá. Trudy levantó su vista de las gafas. Quienes la vieran …ésta muchacha ahora sin rastros de piercings, de tintes negros en su rostro y uñas, desgarbada, con la mirada perdida…era esta mujer que reclamaba por todo, una aristócrata casi de perlas al cuello que amaba el aire puro, el sol, las obras de arte y los caramelos de vistosos envoltorios pero que se mantenía alejada de los “trajes” es decir sujetos expertos en finanzas, ambiciosos, aburridos formales sobre todo despiadadamente ambiciosos recalcó Trudy maliciosa! Trudy no soportó más y buscó en el bolsillo de su abrigo un paquete de cigarrillos mentolados y un encendedor dorado, se resignó a ser fuerte no rendirse al vicio e hizo rodar el cigarrillo entre sus delgados labios y guardó aquel encendedor con inscripciones de nuevo en su sitio. La vio ir de un lado a un lado a otro en una actitud guerrera. Ella nunca daba órdenes pero esta vez dejó escapar:
-Solo busca lo que sea! A veces vez de esas tierras ese americano ganaremos tiempo contra ese Jr. , junior un… lo que sea! “Billy Bob”, un cuatrero!
Luego la oyó desde lejos desde el cuarto de baño:
” Es...un pistolero! Que huele a heno! Con esa estrella en su pecho dorada o plateada y sombrero y botas que desastre!”
Trudy casi muerde el cigarrillo para contener su risa. Lo quitó de entre sus labios y oyó el grifo abrirse, la puerta se azotó y ella tomó su iPhone para poder leer el misterioso mensaje:
“Aunque no lo creas Lotti puede salvarnos ahora, localizamos a Leonard!”
Un buen vino chianti paladeando en una copa de cristal tallado. Allí en una mano su teléfono y en otro la copa. Dejó el teléfono a un lado y respiró hondo. Archi podía esperar otra llamada, podía hacerle el crédulo luego con esos gestos que tan bien le salía y mirar la pila de sobres y demás. Planes.
A eso se reducía todo. Una vida de estrategias y planes y Archi la había llevado al extremo no solo por su profesión talento innato se enorgulleció de ello una vez más. “J.J”. El texano o quien fuera estaba un paso detrás de él. En realidad todos estaban detrás de él. Miró una vez más esa repisa ante sus ojos a la altura de estos repletas de réplicas de barcos era hora de que él disfrutará en la cubierta de uno como cada rico al que asesoraba hacía. Dinero, de esos sujetos todos a los que asistía legalmente le deberían el doble por favores no solo por honorarios. Fiestas, descontrol, caviar, champán muchachas medio desnudas regalándose. Vivir en el mar ir sin más, solo llevar “plástico” de tarjetas en su bolsillo .al diablo el resto. Respiró hondo y abrió una de las gavetas del escritorio hasta dar con un sobre amarillo lo entreabrió para dar con un abultado cheque en el. Podía paladear el dinero también uno nunca se cansaba de sentir ese gusto!
En otro despacho tal vez no tan formal un hombre descendiente de franceses parecía ordenas papeles también. Si abuelo había nacido en La Rochelle a poco de París rodeado de arquitectura medieval casas antiguas y paredes de piedra ,luego había emigrado, ciudadano del mundo más bien y el resto fue sacrificio y dinero lo usual.
Releyó habido algunos sobres más papeles y tras él, el indiscutible sonido de una impresora. Solo se preguntaba si aquel auto había sido del agrado de quién lo condujera y quién ya está a instalado en un lujoso hotel solo por capricho por no usar una de sus múltiples propiedades. Pero este hombre bien educado, de encanto masculino a flor de piel y postura impecable se frotó las manos en señal de fastidio , luego hizo girar la argolla en su dedo y solo se hizo a su mismo un par de preguntas. Fuera la sinuosa figura de una rubia delgada que se movía al compás marcado por un Match que venía ganando a la máquina lanza pelotas y lo expresaba con risitas de júbilo. Joven y seductora ardiente, un gran trofeo. Él dio un romántico suspiro y volvió a esa impresora. Amaba el imprimir cada mail, ese toque de información secreta, podía decirse que le excitaba el mínimo sonido, buenas noticias eso eran en realidad, el plan ya estaba en marcha.