Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Este día había iniciado como un día glorioso para Franco Amato, él por fin, se convertiría en el dueño del Grupo Pellegrini, era algo equiparado como si hubiera comprado una de las más grandes cadenas de ropa de diseñador o cosas así, pero sin poner ni un centavo.Aldo, con lo que él no contaba, era que no solo le quitaba el negocio a los Pellegrini originales, sino que, el solo hecho del método que usó para presionar, no había sido contemplado desde todos sus lados.Massimo se había retirado de ahí, sabía que su hijo, sobrino y el hijo de Guadalupe estaban bien, ¿en dónde? Solo Aldo tendría la respuesta, pero por el momento, el plan había surtido efecto.Franco estaba sentado en la elegante silla que formaba parte de la presidencia del Grupo Pellegrini, veía y volvía a ver las fotografías que le había enviado Marco Barzinni, una oleada de ira lo invadía, su hija, aquella mujer que él había sostenido en brazos cuando bebe, aquella a la que le había enseñado a andar en bicicleta, la mis
Luego de una larga travesía, horas que parecieron días y días que se sentían eternos, Aldo tomó un vuelo con los niños a los Emiratos Árabes, ahí ya los estaban esperando; Paloma y compañía.Ese lugar era donde vivía Aldo o Teodore cada vez que visitaban ese país, las medidas de seguridad eran asombrosas, Aldo se había esmerado en poner toda la seguridad que estuviera a su alcance, no podía volver a arriesgar a su familia.Tras varias horas de vuelo, Aldo y los niños llegaron a ese enigmático país, él aún no podía quitarse la sensación de todo lo que había pasado hace unas horas.Cuando le pidió a Teodore que lo entrenara como su padre, este le dijo que no todo sería fácil, había actividades que le quitarían la tranquilidad, era cuestión de experiencia y temple para soportar lo que viniera, por lo que, Aldo debía hacer uso de su autocontrol para disipar esas emociones.Paloma no podía estar tranquila, Paolo no había recibido ninguna llamada y ella comenzaba a impacientarse, se sentía i
Luego de que Franco Amato había hablado con ese “amigo” al cual le cobraría un favor del pasado, solo debía sentarse a ver cómo la desgracia caería en la familia Pellegrini, era obvio que Massimo Pellegrini saldría salpicado con ello.A la mañana siguiente, Marco Barzinni se encontraba en la bodega donde estaba el viejo Franco, lo vio y le dijo:— Espero que hayas tomado la mejor decisión Franco, por alguna buena razón te mantuve con vida en estos años, solo recuerda que, lo que yo te hice tiene una razón de ser.En el caso de tu hijo, ¿Acaso le diste alguna razón para hacer lo que te hizo? Se llevó tu voz, se llevó lo poco que quedaba de implacable Franco Amato.Franco tenía una pluma y papel, hoy día esa era su única manera de comunicarse, además de asentir o negar con la cabeza.— “Eres un idiota, lo sabías” “Debiste matarme cuando podías”— No, no, Franco, tú ahora eres mi “as bajo la manga”.— “¿Para qué me quieres vivo?” “Ya no te sirvo para nada.”— Oh, mi hombre, sirves y sirve
El hospital “Di Santa Rosa” era un lugar enorme, este era un compendio de 3 edificios en forma de u. La Dra. Serra había sido muy cuidadosa, el tema era que, por más que quisiera evitarlo, si el destino así lo quería, en algún momento Valeria y Pietro terminarían encontrándose.Pietro procuraba no salir de su habitación, más cuando su mente se sentía dispersa, él perfectamente sabía que podría toparse con Guadalupe, por lo que evitaba salir a los jardines o andar por las áreas comunes.Un buen día, tal como si de una jugarreta del destino se tratase, mientras Pietro regresaba de una sesión con la Dra. Serra, caminaba por el largo pasillo que lo devolvería al edificio donde estaba su habitación, iba un poco pensativo que no puso atención a su alrededor, hasta que una voz conocida lo saco de sus pensamientos.— ¿Pietro? — Preguntó Valeria con sorpresa y sintiendo cómo una corriente eléctrica le recorría el cuerpo.— Gua… Guadalupe… — Respondió Pietro con la voz temblorosa.El hombre no p
Marco ya se encontraba bastante molesto al saber que Pietro estaba ingresado en el mismo hospital que Valeria, su mente no pensaba con claridad, nuevamente los celos lo habían invadido, se sentía realmente molesto, en su cabeza solo había una idea, esto seguro era obra de Pietro.Semanas atrás él debía haber abandonado el país y la Dra. Serra había pedido que le dejara terminar el tratamiento, él creyó en aquello, hasta movió todo para estar cerca de Valeria, luego surgió lo de los niños y ahora, ahora se topaba con esta dura realidad.Cuando llegó al hospital, no pidió permiso, solo entro y buscó a su esposa, sus hombres se repartieron por todo el hospital, causando un gran alboroto, realmente Marco estaba llegando al límite, cuando tuvo que presenciar la escena que tenía ante él.Tal como si el destino le indicara donde estaba la mujer que amaba, él llegó justo en el momento en que ella besaba a quien fuese su viejo amor.— ¡VALERIA! ¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO? — gritó M
Valeria solo pudo ver cómo Marco se retiraba del lugar, quiso seguirlo, pero el camino rápidamente sin darle oportunidad de acercársele. Todos ahí estaban asustados, el lugar había sido invadido por sicarios, algo nunca antes visto, la Dra. Serra tenía el semblante pálido, no podía explicar lo que acababa de ocurrir.Fue hasta que uno de los hombres de vigilancia llegó y le informó que Marco Barzinni fue quien había sido el artífice de este desastre.— Dra. Serra, el hombre, llegó buscando a Pietro Pellegrini, pero al final terminó retirándose solo, aunque ya hemos revisado los videos de vigilancia y miré con lo que nos topamos.La Dra. Serra pudo ver, a través de las grabaciones, la discusión entre Pietro, Valeria y Marco.— ¡Demonios! ¡Esto no puede ser! ¡Tráigame aquí a esos dos pacientes! — Dijo la Dra. Serra asustada.— ¡Sí, doctora!Minutos después llegaron Valeria y Pietro, evidentemente, Valeria había estado llorando, Pietro trataba de consolarla, pero Valeria lo apartaba, no
Guadalupe estaba parada en el balcón de la habitación en la que dormía desde hace 3 años. No quiso encender las luces, para que con la oscuridad de la noche se cubrieran las lágrimas que rodaban por sus mejillas.“¡Esto se acabó! No puedo seguir así, no puedo más” – Pensaba mientras observaba hacia el frente.De pronto la luz de un auto la sacó de sus pensamientos, su amado esposo regresaba a casa y sabía muy bien lo que sucedería. Su esposo Massimo Pellegrini era el presidente del Conglomerado Pellegrini, el cual es de los más importantes de la provincia de Lazio, hoy por la mañana había olvidado un folder lleno de documentos que, al pensar por Emma y Guadalupe, posiblemente utilizaría y tendría problemas si no los tenía.Trato en varias ocasiones llamarle vía telefónica para comunicarle sobre sus documentos, pero al no recibir repuesta, salió de la mansión con la misión de llevar aquellos ella misma, solo le aviso a Emma Fiore, su ama de llaves.Emma, no contesta Massimo ¿Estás segur
Guadalupe estaba cansada de tanto llorar, mientras se ponía el pijama vio un gran hematoma en el estómago, este lo produjo el golpe que le había asestado su marido durante el día. Una lágrima rodó por su mejilla, pero prefirió no pensar más en el tema, no era la primera vez que esto sucedía, así que no era nuevo ver su piel con marcas, se recordaba así misma que todo esto era por su abuelo y no podía decepcionarlo.Cuando pudo quedarse dormida, se perdió en un sueño oscuro que el cual se llenó de luz, de pronto comenzó a ver pequeños cortos de lo que sería su vida, eran breves, pero cada uno de ellos le dejaba un hueco en el corazón. Su vida no cambiaría para bien, al contrario, a pesar de los esfuerzos que hiciera, se quedaría sola y sin familia; su abuelo fallecería en la cárcel, Massimo y Alessia vivirían felices después de haber entregado a la familia de Guadalupe a la embajada. Ella, al final, terminaría viviendo en la calle, pasando hambre y no pudiendo alimentar a su pequeño be