Massimo estaba en la comisaría cuando Magnus D’Angelo apareció, el hombre llegó y varios ahí, le reconocieron, al parecer, el hombre no era invisible a los ojos de la policía. Aquel hombre contaba con más poder que la familia Pellegrini, solo que se mantenía en completo hermetismo en Alemania.

Magnus se había enterado de todo el problema que se estaba desarrollando con Pietro, por lo que no necesitaba saber que Massimo lo necesitaría. Al llegar le permitieron el acceso a la cámara donde estaba Massimo, el cual, al verlo, se llevó una gran sorpresa.

— Te dije que era importante que cambiaras tu apellido.

— Eso está en proceso…

— ¿Dónde está Pietro?

— No lo sé…

— ¡Massimo! Debes decir dónde está Pietro, o tú saldrás salpicado en todo esto.

— ¡No sé dónde está Pietro! ¡No sé qué está pasando! Por la tarde me habló Marco Barzinni amenazándome y luego la policía llegó a mi casa y, hasta ahora, nadie me dice por qué me tiene retenido, ya les he dicho todo lo que sé.

Magno vio a su hijo y sup