Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capitulo más de esta historia...
Massimo finalmente llegó al hospital, camino hacia donde estaba la habitación de Guadalupe, casi llegando a ella, se topó con Camila, la cual al verlo trato de limpiar las lágrimas que rodaban por sus mejillas, quería fingir que nada pasaba, pero a los ojos de Massimo, no podía pasar desapercibida esta acción.— ¿Qué sucede, Camila? ¿Ha sucedido algo malo? ¿Está bien Guadalupe y los bebes?— Sí, Massimo, todos están bien dentro de lo que cabe…— ¿Entonces? ¿Qué te sucede?— Valeria no quiere conocer a los bebés, los rechaza, en su cabeza solo está la idea de que son hijos de Marco y que Marco es un asesino.— Camila, pero eso es un malentendido, Federico está trabajando para sacarlo de ahí, aunque tú sabes, la presión de los medios ha provocado que no se pueda tramitar un amparo.— Yo lo entiendo, pero ella no, ella no quiere ver a los pequeñines, ni siquiera quiso amamantarlos, ¡Eso me partió el alma! La doctora Berlusconi dice que, Valeria está atravesando por una etapa de depresión
Massimo salió de la habitación donde estaba Guadalupe, una extraña sensación de tranquilidad lo invadió, por fin le había dicho aquello que nunca había podido decirle, el hombre no buscaba regresar con ella, buscaba la mejor manera de ayudarla, la mejor manera de hacerle ver que todos cometen errores, que todos tienen secretos y todos tienen alguna carga a cuestas.Por otro lado, Valeria recargo su espalda en la almohada, esa corta charla con Massimo le dejaba un extraño sabor de boca, no era que se sintiera feliz o infeliz, solo supo que una extraña sensación de tranquilidad le llego. Por un momento pudo cerrar los ojos y recordar la historia de aquel chico con el que casi le fue infiel a Massimo, jamás volvió a saber de aquel hombre, esperaba que le hubiera ido bien en la vida, tal vez si Massimo no hubiera aparecido en ese momento, ella hubiera terminado en otro lugar y con otra persona.——— Casa de Diana ———Después de pasar a ver a Guadalupe, Massimo condujo a casa de Diana, la ch
Esa misma noche, con dolor y un poco de dificultad, Valeria se levantó de la cama, en su mente sonaban las palabras que Massimo le había dicho: “sería bueno que le eches un vistazo a tus hermosos hijos…”. A paso lento salió de su habitación, solo vio al hombre que vigilaba el acceso a esta, le pregunto si sabía dónde estaban los cuneros, él la ayudó a llegar a ellos, por medio del cristal pudo ver a sus dos pequeños, se veían tan pequeños e indefensos, Massimo tenía razón, ellos no tenían la culpa de las culpas que cargaban los padres.— Señora Barzinni ¿quiere pasar a ver a los pequeñines? —dijo la enfermera que cuidaba la zona de cuneros.— ¿Puedo?— ¡Claro! Sería muy bueno que mamá, por fin, los abrace y amamante, la primera lechita es esencial para estos bebes, así que pase…La enfermera primero le pasó a la bebita, la cual se movía, lentamente, pero se movía, Valeria había tomado asiento en una silla que estaba ahí, cuando la cargo pudo sentir su diminuto cuerpo y se percató de qu
A la mañana siguiente, Valeria ya estaba despierta, pidió hablar con Camila, la mujer acababa de entrar a la habitación, estaba nerviosa, ya que un día antes, el ánimo de la mujer frente a ella estaba muy encendido y no escuchaba razones, hoy lucía más tranquila.— Camila… Tengo que pedirte un favor…— Dime, hija…— Ayúdame a cuidar de mis hijos, de mis bebes, es momento de sanar… y para ello debo irme, debo tomarme un tiempo para sanar, si continúo postergando esto, no podré sanar nunca. Ahora que venga la Dra. Serra, le pediré que me lleve con ella, sé que no querrá aceptar por mi condición, pero trataré de presionarla, no puedo seguir posponiendo mi recuperación.— Valeria, hija, ella te puede tratar aquí desde hoy, solo necesito tu consentimiento.— No necesitas el consentimiento, te lo estoy pidiendo, así que, si ella puede atenderme aquí, con gusto la recibiré…— ¡Claro que sí, hija! En este mismo momento le llamaré para que venga al hospital lo más pronto posible.— ¡Gracias, Ca
No conozco a la madre de Aldo, él casi no habla de ella, es como si no quisiera que irrumpiera en esa parte tan íntima de su vida, sé que la ama y adora, le he escuchado platicar con ella y cada vez que lo hace, su semblante cambia. Sin duda, es hijo de Pietro, su rostro es tan parecido, pero todo aquel rasgo que no coincide, creo que debe ser de su madre, llevamos ya un mes como pareja, cada que lo veo, siento mariposas en mi estómago, anteriormente nuestras escapadas nocturnas eran una o dos veces por semana, ahora son diario.Hoy es un día especial, hoy cumplimos un mes desde que iniciamos, él me ha dicho que me prepare y me ponga aún más hermosa de lo que soy, esa frase me hace sentir un tanto extraña, la verdad no tengo idea de qué esté planeando, pero todo el día lo ha pasado fuera.Emma me ve y sonríe, no me ha dicho nada, pero sé que intuye que entre Aldo y yo pasa algo, Laura sigue sufriendo de las molestas náuseas, con sus 4 casi 5 meses de embarazo, pobre se la pasa vomitand
Aldo y Paloma tuvieron una deliciosa cena, la joven estaba asombrada ante los dotes culinarios de Aldo, ella no hubiera imaginado, que aquel hombre supiera cocinar tan exquisitamente, aún seguía asombrada ante el detalle que le había regalado. Él había alcanzado los mismos estándares que su padre le enseñó a buscar en un hombre, su corazón estaba que latía cada vez con más fuerza por aquel joven que estaba sentado a su lado.Luego de cenar, se sentaron en el piso de madera a contemplar el cielo estrellado, ella realmente se sentía cómoda a su lado, bebieron vino y comieron fresas. Todo había salido a la perfección, era la primera cita romántica que tenía en su vida y la había pasado maravillosamente.Paloma se sintió un tanto apenada, ya que ella no preparó nada, ella creía que Aldo no tomaría en cuenta esos detalles como su primer mes juntos, el semblante del chico era estoico y serio, aunque se sentían muy cómodos juntos, jamás hubiera imaginado este lado oculto. En un principio quis
Pietro estaba sentado en la amplia silla que estaba detrás de su elegante escritorio, su mirada estaba perdida, por más que intentaba pensar en otra cosa, sacar de su mente a Guadalupe, nada servía, él sentía una enorme culpa, en esa misma casa estaba la mujer con la que meses antes se sentía a gusto.Por momentos se maldecía, él jamás debió cruzarse en el camino de Celeste, ella era una buena mujer, ella había sufrido mucho en toda su vida, ahora él no podía fallarle, pero en su corazón solo estaba Guadalupe.Por más que lo intentara, no podía pensar en otra mujer que no fuera ella, su mente estaba dividida entre lo que quería y lo que debía, tenía un mes que visitó Italia y platicó con Guadalupe, esa plática le dejó clavada una espina en el corazón, ella le dijo que aún lo amaba.— ¿Pietro? ¿Estás ahí? – preguntó Celeste intentando llamar su atención.— ¡Hola, hermosa! ¿Qué sucede?— Voy a ir a mi terapia, ¿estás ocupado? Si es así, ¿le pido a Boyko que me lleve?— ¡Perdona! Lo olvid
Pietro salió de la habitación y se dirigió a su despacho, donde últimamente se la pasaba. Él trataba de fingir tener mucho trabajo para no pasar tanto tiempo con Celeste, ya que, al estar con ella, sentía culpa.Pietro debía reconocer que, en un arranque de algo irresponsable, tomó una mala decisión y arrastró a la chica a una situación que la propia desconocía.El hombre había ido un mes atrás a Italia, visito a escondidas a Guadalupe y supo que no había olvidado todo lo que sentía por ella, además de darse cuenta de que de él era correspondido, aunque podía dudar un poco, ya que Guadalupe no se encontraba en el mejor momento de su vida, sufría de depresión postparto y eso podría nublarle la mente, la mujer con la que hablo claramente necesitaba ayuda y podía aferrarse a lo primero que tuviera enfrente.Pietro se sentó en su enorme silla nuevamente y abrió su computadora, abrió su cuenta en la nube y vio los montones de fotos que él compartía con Guadalupe, todo ello fue cuando ambos