Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Aldo y Paloma tuvieron una deliciosa cena, la joven estaba asombrada ante los dotes culinarios de Aldo, ella no hubiera imaginado, que aquel hombre supiera cocinar tan exquisitamente, aún seguía asombrada ante el detalle que le había regalado. Él había alcanzado los mismos estándares que su padre le enseñó a buscar en un hombre, su corazón estaba que latía cada vez con más fuerza por aquel joven que estaba sentado a su lado.Luego de cenar, se sentaron en el piso de madera a contemplar el cielo estrellado, ella realmente se sentía cómoda a su lado, bebieron vino y comieron fresas. Todo había salido a la perfección, era la primera cita romántica que tenía en su vida y la había pasado maravillosamente.Paloma se sintió un tanto apenada, ya que ella no preparó nada, ella creía que Aldo no tomaría en cuenta esos detalles como su primer mes juntos, el semblante del chico era estoico y serio, aunque se sentían muy cómodos juntos, jamás hubiera imaginado este lado oculto. En un principio quis
Pietro estaba sentado en la amplia silla que estaba detrás de su elegante escritorio, su mirada estaba perdida, por más que intentaba pensar en otra cosa, sacar de su mente a Guadalupe, nada servía, él sentía una enorme culpa, en esa misma casa estaba la mujer con la que meses antes se sentía a gusto.Por momentos se maldecía, él jamás debió cruzarse en el camino de Celeste, ella era una buena mujer, ella había sufrido mucho en toda su vida, ahora él no podía fallarle, pero en su corazón solo estaba Guadalupe.Por más que lo intentara, no podía pensar en otra mujer que no fuera ella, su mente estaba dividida entre lo que quería y lo que debía, tenía un mes que visitó Italia y platicó con Guadalupe, esa plática le dejó clavada una espina en el corazón, ella le dijo que aún lo amaba.— ¿Pietro? ¿Estás ahí? – preguntó Celeste intentando llamar su atención.— ¡Hola, hermosa! ¿Qué sucede?— Voy a ir a mi terapia, ¿estás ocupado? Si es así, ¿le pido a Boyko que me lleve?— ¡Perdona! Lo olvid
Pietro salió de la habitación y se dirigió a su despacho, donde últimamente se la pasaba. Él trataba de fingir tener mucho trabajo para no pasar tanto tiempo con Celeste, ya que, al estar con ella, sentía culpa.Pietro debía reconocer que, en un arranque de algo irresponsable, tomó una mala decisión y arrastró a la chica a una situación que la propia desconocía.El hombre había ido un mes atrás a Italia, visito a escondidas a Guadalupe y supo que no había olvidado todo lo que sentía por ella, además de darse cuenta de que de él era correspondido, aunque podía dudar un poco, ya que Guadalupe no se encontraba en el mejor momento de su vida, sufría de depresión postparto y eso podría nublarle la mente, la mujer con la que hablo claramente necesitaba ayuda y podía aferrarse a lo primero que tuviera enfrente.Pietro se sentó en su enorme silla nuevamente y abrió su computadora, abrió su cuenta en la nube y vio los montones de fotos que él compartía con Guadalupe, todo ello fue cuando ambos
Guadalupe fue vistada por la Dra. Serra, ella había ido a visitarla en el hospital, su sorpresa fue mayúscula, la joven que ella conoció hacía 20 años atrás se veía básicamente igual, para ese entonces la vio como una pobre chiquilla abandonada.Lamentablemente, hoy día seguía igual, su rostro mostraba la misma tristeza y soledad que en ese tiempo.— Hola, Guadalupe, Priego… ¡Tanto tiempo sin verte!— Dra. Serra…— Veo que ahora eres Valeria Barzinni, ¿el apellido es de tu esposo?— Sí…— Han pasado muchos años sin verte…— 20 años para ser exacta…— Bien, Guadalupe… Yo creo que ahora sí… Es momento de sanar…Luego de una amena charla, donde la doctora recopiló datos y pudo hacer un diagnóstico, Valeria debía ser ingresada inmediatamente en el hospital psiquiátrico.Su estado de ánimo no era alentador, claramente estaba bastante desgastada mentalmente, esto fue informado a Camila y Federico, quienes, sin otra opción, accedieron.Por algún momento les llegó a cruzar la idea de traer de
Pietro había regresado a Eslovenia, claramente sabía el significado de las palabras de Massimo, no era tonto, desde que comenzó a recordar, su mente se encontraba hecha un caos. Debido a tantos problemas, unos ocasionados por él y otros totalmente fuera de sus manos, no tuvo tiempo para acudir al médico que le habían recomendado.Todo ello estaba mermando su recuperación, su mente estaba atrofiándose entre el presente y el pasado, en ocasiones al despertar, claramente sentía que en sus brazos estaba Guadalupe, pero una punzada llegaba desde lo más profundo de sus entrañas, cuando descubría el rostro y el aroma de la mujer a su lado.Aun así, él se esmeraba para que Celeste no se percatara de aquello, el se mostraba amoroso, atento y cariñoso con ella. Por lo que la mujer, a su lado, jamás imaginó todo el torbellino de emociones que el hombre a su lado estaba ocultando.Por otro lado, quien también se hallaba preocupado, pero en este caso por Pietro, era Massimo, que sin pensarlo dos ve
Rápidamente, habían pasado 4 meses después de que Valeria había sido internada en el psiquiátrico, poco a poco la mujer iba avanzando, cerrando etapas de su vida, desde niña hasta el tiempo que llego a Italia, su corazón iba sanando, reconociendo que la mayoría de las cosas que vivió con su padre, jamás fueron su culpa.Valeria había sido huérfana de madre, pero todo el amor que ella representaba ahora como madre, lo había adquirido gracias a su abuelo Alberto y la abuela Carolina, ellos la había criado con amor y respeto.Su padre, aunque mal padre, nunca la dejó sola, tal vez el hombre solo estaba atravesando por una etapa de duelo, que jamás pudo superar y que también bien pudo haber necesitado ayuda profesional. Pero eso jamás tendría respuesta, ya que Valeria nunca supo qué pasó con su padre y tía.— Valeria, ¿cómo amaneciste hoy?— Bien, Dra. Serra, ¡Hoy me siento bien!— Me alegra saber eso, hoy vendrá Camila y tus pequeñines a visitarte, sé que adoras los días que ellos vienen.
— ¡Hola, hermano! ¿Cómo estás? Yo bien, y ¿tú?— Déjate de formalidades y vamos a hablar.— Pasa, pasa…— ¿Aún no llega Diana?— No, pero no debe tardar, ¿qué se te ocurrió?— Bien, antes que nada, pienso que tal vez no te guste mucho, pero es la mejor oportunidad que tenemos.— Cuéntame tu plan y luego te diré si estoy o no de acuerdo…— Bueno, ¿qué pasaría si le proponemos a Franco que retire la demanda y, a cambio, le entregamos a Alessia?Massimo volteó a verlo como si quisiera arrancarle los ojos.— ¡ESTÁS DEMENTE!— No… Básicamente, ella es su hija, él debería cuidar de la mujer, no tú ni yo, así que podemos usarla como una moneda de cambio.— No es tan fácil como lo dices, Pietro…— ¿Por qué demonios no sería tan fácil?— Mi hijo la está cuidando…— ¿Luciano?— Sí, y él no la va a dejar tan fácilmente, más con todo lo que nos hemos enterado de Franco Amato padre.— Pues es lo que tengo y lo voy a usar…— No, Pietro, debes descartar esa idea loca, deja descansar a esa pobre mujer
Massimo llegó e inmediatamente fue a la habitación donde Pietro se encontraba con Diana, la cual tenía un semblante descompuesto.— ¿Qué pasó? ¿Cómo está mi hermano?— Bueno… Hace un momento despertó y se asustó, tuvieron que administrarle una dosis de calmantes, ahora volvió a dormir. Massimo, ¿has visto a su médico tratante?— No tan pronto como llegue vine inmediatamente aquí…— Será mejor que hablemos con él, es necesario conocer su estado de salud… — dijo Diana, aun manteniéndose preocupada.Luego de buscar por el hospital el consultorio de aquel famoso doctor, llegaron y se toparon con el hombre esperándoles.— Herr Pellegrini, Frau…— Méndez… Ella es Diana Méndez, mi esposa…Diana escuchó eso y volteó a verle con una ceja levantada, pero en ese momento no dijo más.— Bien, me aviso, Herr Vanetto que vendrían…— Dr. Wagner… ¿Cómo está, Pietro? Díganos la verdad… — dijo Diana preocupada…— Bueno, Herr Pietrovich está bien, pero no como quisiéramos, hace meses yo le dije que necesi