Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Pietro había regresado a Eslovenia, claramente sabía el significado de las palabras de Massimo, no era tonto, desde que comenzó a recordar, su mente se encontraba hecha un caos. Debido a tantos problemas, unos ocasionados por él y otros totalmente fuera de sus manos, no tuvo tiempo para acudir al médico que le habían recomendado.Todo ello estaba mermando su recuperación, su mente estaba atrofiándose entre el presente y el pasado, en ocasiones al despertar, claramente sentía que en sus brazos estaba Guadalupe, pero una punzada llegaba desde lo más profundo de sus entrañas, cuando descubría el rostro y el aroma de la mujer a su lado.Aun así, él se esmeraba para que Celeste no se percatara de aquello, el se mostraba amoroso, atento y cariñoso con ella. Por lo que la mujer, a su lado, jamás imaginó todo el torbellino de emociones que el hombre a su lado estaba ocultando.Por otro lado, quien también se hallaba preocupado, pero en este caso por Pietro, era Massimo, que sin pensarlo dos ve
Rápidamente, habían pasado 4 meses después de que Valeria había sido internada en el psiquiátrico, poco a poco la mujer iba avanzando, cerrando etapas de su vida, desde niña hasta el tiempo que llego a Italia, su corazón iba sanando, reconociendo que la mayoría de las cosas que vivió con su padre, jamás fueron su culpa.Valeria había sido huérfana de madre, pero todo el amor que ella representaba ahora como madre, lo había adquirido gracias a su abuelo Alberto y la abuela Carolina, ellos la había criado con amor y respeto.Su padre, aunque mal padre, nunca la dejó sola, tal vez el hombre solo estaba atravesando por una etapa de duelo, que jamás pudo superar y que también bien pudo haber necesitado ayuda profesional. Pero eso jamás tendría respuesta, ya que Valeria nunca supo qué pasó con su padre y tía.— Valeria, ¿cómo amaneciste hoy?— Bien, Dra. Serra, ¡Hoy me siento bien!— Me alegra saber eso, hoy vendrá Camila y tus pequeñines a visitarte, sé que adoras los días que ellos vienen.
— ¡Hola, hermano! ¿Cómo estás? Yo bien, y ¿tú?— Déjate de formalidades y vamos a hablar.— Pasa, pasa…— ¿Aún no llega Diana?— No, pero no debe tardar, ¿qué se te ocurrió?— Bien, antes que nada, pienso que tal vez no te guste mucho, pero es la mejor oportunidad que tenemos.— Cuéntame tu plan y luego te diré si estoy o no de acuerdo…— Bueno, ¿qué pasaría si le proponemos a Franco que retire la demanda y, a cambio, le entregamos a Alessia?Massimo volteó a verlo como si quisiera arrancarle los ojos.— ¡ESTÁS DEMENTE!— No… Básicamente, ella es su hija, él debería cuidar de la mujer, no tú ni yo, así que podemos usarla como una moneda de cambio.— No es tan fácil como lo dices, Pietro…— ¿Por qué demonios no sería tan fácil?— Mi hijo la está cuidando…— ¿Luciano?— Sí, y él no la va a dejar tan fácilmente, más con todo lo que nos hemos enterado de Franco Amato padre.— Pues es lo que tengo y lo voy a usar…— No, Pietro, debes descartar esa idea loca, deja descansar a esa pobre mujer
Massimo llegó e inmediatamente fue a la habitación donde Pietro se encontraba con Diana, la cual tenía un semblante descompuesto.— ¿Qué pasó? ¿Cómo está mi hermano?— Bueno… Hace un momento despertó y se asustó, tuvieron que administrarle una dosis de calmantes, ahora volvió a dormir. Massimo, ¿has visto a su médico tratante?— No tan pronto como llegue vine inmediatamente aquí…— Será mejor que hablemos con él, es necesario conocer su estado de salud… — dijo Diana, aun manteniéndose preocupada.Luego de buscar por el hospital el consultorio de aquel famoso doctor, llegaron y se toparon con el hombre esperándoles.— Herr Pellegrini, Frau…— Méndez… Ella es Diana Méndez, mi esposa…Diana escuchó eso y volteó a verle con una ceja levantada, pero en ese momento no dijo más.— Bien, me aviso, Herr Vanetto que vendrían…— Dr. Wagner… ¿Cómo está, Pietro? Díganos la verdad… — dijo Diana preocupada…— Bueno, Herr Pietrovich está bien, pero no como quisiéramos, hace meses yo le dije que necesi
Leonardo llevaba ya cuatro meses en la presidencia de su compañía, se sentía amo y señor de todo lo que ahí le rodeaba, pero, aunque así fuera, algo dentro de él no le dejaba tranquilo. Aún no lograba descubrir que era eso lo que lo hacía sentir incompleto, había trabajado mucho tiempo en un plan para recuperar todo lo que por derecho le correspondía, pero no sabía por qué no se sentía completamente bien.Por otro lado, Franco Amato, se había vuelto su mano derecha, había encontrado el plan estructurado de alguien llamado Aldo Pietrovich, el hombre desconocía de quién se trataba, pero todo el plan general sonaba muy bien, si lo ponían en marcha, la compañía podía crecer exponencialmente.Con ello en manos, una idea atravesó su mente, él podría convertirse en dueño de todo lo ahí provisto, Leonardo era un hombre viejo, su poder y riqueza solo radicaban en él y por absurdo que pareciera, la idea de que Paloma debía ser la que trajera al mundo al Pellegrini que sería el afortunado de here
Massimo se encontraba sentado en el sofá que estaba en la habitación de Pietro, Diana se había ido a casa, ella debía descansar y trabajar al día siguiente. Cuando Pietro despertó, Massimo rápidamente se acercó.— Massimo… ¿Qué hago aquí?— Pietro, te pusiste mal en casa y te trajimos al hospital…— Otra vez, mi maldito dolor de cabeza, ¿verdad? – dijo Pietro con frustración.— Si… Pietro…— ¿Ya te dijeron lo que tengo?— Si y me preocupas Pietro…— ¡Estoy bien! Es solo que el Dr. Wagner suele exagerar las cosas.— No seas testarudo, necesitas recibir atención psicológica y la…— ¡No! No me siento preparado nuevamente para pasar por eso…— Pietro, ¡No es opción, debes operarte…!— Tú no sabes todo por lo que pase…— ¡No lo sé! Pero ahora estoy aquí y puedo ayudarte, esta vez. ¡No estás solo, hermano…! ¡Déjame cuidarte…! Sé que en el pasado no lo pude hacer, pero ahora definitivamente no quitaré el dedo del renglón.— ¿Qué va a suceder con Guadalupe?— ¡Ella está bien! Ella tiene a pers
Mientras en Italia se iban desentrañando poco a poco los planes de Pietro, en las Maldivas, Paloma y Aldo junto a toda su pequeña familia llevaban una vida tranquila, cuando menos lo esperaban, el embarazo de Laura estaba a un mes de culminar.Paloma veía a su hermana y se preocupaba, solo pensaba en el momento en que fuera a llegar el bebé, el cual, por alguna extraña razón, Laura no había querido conocer el sexo, ella quería dejar hasta el final esta parte, quería que fuera sorpresa, algo que a Aldo ponía los nervios de punta.Aldo le gustaba tener todo bajo control y Laura disfrutaba de romper ese control, él en varias ocasiones le había pedido que preguntara qué iba a ser, y ella se negaba rotundamente.— “Va a ser sorpresa” Ya cuando nazca sabremos… — Siempre respondía Laura.La rutina nocturna de Paloma y Aldo seguía, era diaria, salían tan pronto, todos iban a la cama y regresaban antes de que el sol saliera.Esta noche, Paloma se encontraba recostada con la mitad de cuerpo sobr
Pietro estuvo unos días ingresado en el hospital, lo cual le dio oportunidad a Massimo para ver las diferentes facetas de su hermano, el daño que tenía era evidente.Teodore ya se encontraba de regreso en Italia, al ver a su compañero y amigo, sabía que era lo que tenía que hacer, aunque Pietro estuviera mal, no debía flaquear, era algo que puntualmente le había encargado su amigo y no podría fallar.Massimo no podía entender la renuencia de Teodore ante la operación, al menos, el hermano preocupado había logrado que la Dra. Serra también tomara el caso de Pietro. Para la mujer ya de edad avanzada, era la primera vez que le tocaba tratar a un paciente con el padecimiento de Pietro.Pietro, por el contrario, cuando le llegaban los momentos de lucidez, se preocupaba por el tiempo que llevaba en Italia, a Celeste le había dicho que iba a cerrar algunos negocios y regresaba; sin embargo, la realidad era otra.Una parte de él lo hacía quedarse, la parte que se perdía en los recuerdos con Gu