Hola Espero les guste el capítulo de hoy.
— ¡Anda! ¡Vamos deja de verme así! Además, tú eres el que quería platicar, ¿qué es eso que te urgía platicar? ¿Qué te sucede? Massimo entendió que su hermano no quería tocar el tema de Guadalupe, al menos él tampoco le gustaría hablar con Pietro de ella, a pesar de los 20 años, a él aún le dolía lo que había hecho. Aunque ellos apenas estaban comenzando a llevar una relación de hermanos como no lo habían hecho en el pasado, no quería invadir su espacio o sus pensamientos, prefirió no preguntar más. — Laura… — ¿Qué le sucede a tu hija? Massimo apretó el agarre del volante, sus nudillos se pusieron blancos y Pietro pudo ver como la quijada de su hermano se apretó. — Laura está embarazada… Pietro inmediatamente lo volteo a ver con sorpresa, lo miro en silencio, no encontraba las palabras correctas, ya que su hermano se veía, estaba tratando de controlarse antes de explotar. — ¡Mira, ahí está el bar! Vamos por un trago, tanto tú como yo lo necesitamos. Massimo aparcó el auto y los
— ¿Jamás has considerado tener un hijo? Digo tienes a Aldo, pero él lo conociste ya hecho un jovencito, Alma, pues la tomaste como hija, pero igualmente era grande, ¿alguna vez has considerado formar una familia con alguna mujer? Pietro se quedó en silencio por unos segundos, luego sonrió y contestó: — No te voy a negar que soy hombre y tengo necesidades, pero nunca me vi formando una vida con alguna de las personas que salí, de eso puedo estar convencido. Nunca había querido formar una vida a lado de alguien, no al menos hasta ahora… — ¿La maestra de Enzo? — Su nombre es Celeste, Celeste, Zanini y sí, es la única persona que me ha interesado en estos 12 años, aunque no me hago ilusiones, no sé si ella esté interesada en mí como yo de ella, quiero intentarlo y ya a futuro veré que pasa. Massimo quería preguntar otra cosa, pero no sabía cómo abordar el tema, para ambos hablar siquiera de Guadalupe no era fácil. Pietro, al ver que contenía las palabras, dijo: — Pregunta lo que quie
Valeria y Marco salieron al estacionamiento, ella seguía perdida en la imagen que había visto minutos antes, Marco claramente se percataba de ello, pero prefería no decir nada. Llegando al auto, abrió la puerta y ayudo a su esposa a subir, por un lado, le preocupaba la mentira en la que estaba envuelto y por otro, no podía negar que le incomodaba ver cómo su esposa aún pensaba en aquel hombre que años atrás, era su gran amor.— Vale, ¿cómo te sientes? ¿Estás cómoda? – Pregunto Marco tratando de sacarla de sus pensamientos.Valeria volteó a verle y sonrió, pero fue una sonrisa fingida, ella aún no podía sacar de su mente a aquel hombre del pasado, no podía sacarse de la mente como era que de pronto veía su rostro en otras personas.— ¡Bien, estoy bien! – Dijo Valeria sin muchos ánimos.— No parece, Vale, me preocupas, te veo desorientada, piensa en los pequeños, ellos no merecen que tú les mandes mensajes de tristeza o angustia. Por favor, necesito que pienses un poco en ellos. — Dijo M
Pietro se llevó el auto de Massimo para regresar al hospital, él solo había tomado una copa de coñac, ver a su hermano en ese estado, le hacía sentir algo extraño, era una rara sensación, jamás tanto el cómo Massimo, habían compartido una charla o problema. Pietro sintió que mencionar que estaba recuperando de a poco la memoria, no era buena idea, le gustaba la relación que hoy día estaba llevando con su hermano, sabía perfectamente que, entre ellos, el pasado no era el idóneo, así que no quería que eso cambiara. Las preguntas hechas por su hermano lograron entrar en su mente, hizo una pequeña mueca al recordar las respuestas que le había dado a su hermano, él no conocía ese lado de su hermano, uno donde sentía curiosidad por saber de más. — Massimo, la curiosidad mato al gato. — Dijo él en voz alta, mientras conducía. El hombre llegó al hospital, le rugió un poco el estómago, había ido a tomar un trago, pero no tenía nada en el estómago, así que antes de llegar con Celeste paso a l
Marco, después de salir de su habitación, se dirigió a su estudio, estaba agotado, no había dormido bien, hoy planeaba llegar a casa y dormir a lado de su esposa, pero no contaba con que se encontrarían frente a frente con Pietro. La situación había provocado que Valeria se perdiera en la idea que el hombre estaba vivo, Marco se sentía herido ante la reacción de su esposa, estaba claro lo que sucedería una vez que ella descubriera toda la verdad. Cansado se sentó en su amplia silla detrás de aquel elegante escritorio, cerró los ojos y volteo hacia la ventana, perdiéndose en la vista que tenía. Un matrimonio de 15 años se le estaba yendo de las manos en un abrir y cerrar de ojos, Valeria no sabía de la existencia de Pietro, pero estaba claro, una vez que su amigo decidiera aparecer o fuera inevitable el reencuentro, su matrimonio estaba acabado. La situación le dolía, él claramente amaba a la mujer que decidió tomar como esposa, pero algo que no podía entender, era como ella no pensab
Valeria permaneció en su habitación pensando en la conversación que había tenido con Camila, ella no había pensado que su cambio fuera notorio, en su mente solo estaba la idea de que estaba viendo a Pietro. Valeria sintió un gran remordimiento, no era posible que ella le estuviera provocando tal dolor a Marco, él no merecía esa actitud, básicamente le había estado ignorando todo el camino a casa y aquel hombre, con una asombrosa paciencia, solo le cuidaba y mimaba. Ella se levantó de la cama y fue a buscar a Marco a su estudio, era momento de hablar, sabía que sería una dolorosa o penosa conversación, aunque no esperaba que su esposo no estuviera solo. Ella normalmente acostumbrada a tocar la puerta, hoy estaba distraída y no lo hizo, lo que provoco que al entrar viera cómo Camila abrazaba a Marco y este, realmente se veía afectado, ella sintió una punzada en el pecho, una profunda y dolorosa punzada. — Marco… Yo… — Dijo Valeria con los ojos llenos de lágrimas. Camila soltó el abraz
Marco salió de casa tratando de no discutir con su esposa, condujo sin un rumbo fijo, aunque su corazón lo llevo a un lugar donde seguro nada bueno saldría de ahí, bajó del auto y en ese preciso momento, estaba dispuesto a confrontar la situación que lo tenía así. — Disculpe, soy el señor Barzinni, mi esposa estuvo ayer en este hospital, pero encontré a un amigo, su novia está en este hospital, solo que no tengo su número telefónico y no sé en qué habitación está, ¿podría ser tan amable de ayudarme a localizarlo? — Disculpe, señor Barzinni, pero no puedo darle información de nuestros pacientes. — No me explique bien, no quiero datos de la paciente, solo quiero poder localizar a mi amigo, su nombre es Pietro Pellegrini y la paciente es Celeste Zanini, ella es profesora de mi hijo, llego aquí con fracturas en sus piernas debido a un accidente en el colegio Marymount. La enfermera Beatrice, que estaba ahí, lo reconoció, era el amoroso esposo de aquella bella mujer embarazada. — Señor
Pietro rodeó el auto de Massimo, era obvio que ya le debía un cristal, lo iba a dejar a su casa para pedirle a Teodore que le ayudara a llevarlo a la agencia, además de que no podía regresar en ese estado a la habitación con Celeste, pasaban de las 5:00 am, por lo que lo idóneo era ir a casa, tomar un baño y curar sus heridas. Marco, por su lado, camino hacía urgencias a que le atendieran los golpes recibidos en la cara, estaba claro que llegar en ese estado alteraría a Valeria, por lo que llamó a Federico. — Federico, ¿estás en casa? – Pregunto Marco mientras conducía en dirección a su casa. — Marco ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Qué sucede? Normalmente, no me llamas a esta hora a menos que sea una emergencia. — Dijo Federico levantándose de golpe de la cama. — No me pasa nada urgente, pero quiero ir a tu casa, ¿puedo? No tengo a dónde llegar… — ¡Claro! Ya sabes que aquí tienes tu casa, ¿paso algo con Valeria? — Te cuento cuando llegue… — Ok aquí te veo… --- Mansión Pellegrini