¡Eres mi hijo y te extraño!
Sebastiano salió del pasillo en compañía de Ángela, Massimo miraba a través del ventanal, se notaba tranquilo, aunque eso era una habilidad que había desarrollado y puesto en práctica montones de veces durante años; sin embargo, por dentro, el hombre estaba hecho un mar de nervios.

En la mente de Massimo solo le pasaban imágenes de su hijo cuando nació, los pocos momentos que vivieron juntos conforme creció y los últimos momentos o días en que vio a su hijo. La última plática, donde ellos habían discutido amargamente, todo era un cúmulo de emociones.

- ¡Massimo Pellegrini…! - Dijo Sebastiano al llegar donde estaba.

- Massimo, aquí está Luciano, ¿Por qué no van al estudio para platicar? – Dijo Ángela en un tono apacible pero mediador.

- ¡Por supuesto! – Dijo Massimo tragando saliva.

En ese momento no se encontraba ahí, Antonio, el hombre había tenido que atender una llamada y se había quedado fuera del edificio, el propio hombre sabía que eso, de que ambos hombres hablaran, no sería nad
Alut

Estimadas lectoras y lectores Es momento de que Massimo y Luciano se reencuentren, es momento de que hablen y se escuchen.

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