Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Aldo y Paloma tuvieron una larga charla, donde el joven fue sincero y le contó todo lo que habían sido sus años a lado de Pietro, eso generó un real interés de la chica hacia aquel joven. Dentro de la cabeza de Paloma, analizaba su vida, ella se había enfocado tanto en sus planes y proyectos, que jamás había perdido el enfoque con algún chico, claro que la habían invitado a salir, pero todo aquel chico que la invitaba no parecía atractivo, su padre siempre había puesto estándares muy altos.Marco siempre había sido todo un caballero con su madre y con ella, era amable, amoroso, educado y todo un galante caballero. Cuando algún joven se acercaba a invitarla a salir, normalmente eran chicos de su edad que se dejaban llevar por la belleza de la chica, todos aquellos, solo la buscaban con el fin de obtener algo, lo cual ella perfectamente sabía que era, no era tonta, por lo que evitaba salir con chicos de su edad.Sonrió para sus adentro cuando recordó el día que conoció a Massimo, en un i
Rápidamente, habían transcurrido dos semanas desde que habían arrestado a Marco, desafortunadamente para él, mientras el hijo de Amato siguiera ejerciendo presión en el gobierno y mientras los medios difundían historias sobre la familia Barzinni, él no podía conseguir ningún amparo. Marco se sentía angustiado, su mujer había tenido que ser programada para una cesárea de emergencia, su estado mental era inestable, el pobre hombre, al ver que no saldría de la cárcel, mandó a Federico a buscar a la doctora que en su momento atendió a Valeria.La doctora aún trabajaba en Florencia, ahí supieron que Valeria nunca regresó, solo estuvo un mes internada, luego de ello volvió a Gaeta y jamás puso un pie de nuevo en el hospital. Marco maldijo miles de veces a Pietro, ya que su descuido tarde o temprano iba a cobrar factura en Valeria, una pequeña chispa serviría para detonar todo, aquella joven de 23 años, cuando fue ingresada, iba mal, pero no tanto como ahora.— Dra. Serra, una vez que la seño
Mientras una serie de cosas comenzaban a moverse en Parioli, en Veligandu la familia Pellegrini y Barzinni comenzaba a adaptarse, Laura, cada día, con el vientre más abultado, sufría de náuseas matutinas y antojos de cosas dulces por la noche. Emma cuidaba de toda la familia fervientemente, aun siendo una mujer mayor, se sentía con la responsabilidad de cuidar de cada uno de los integrantes de aquella curiosa familia.Aldo era un hombre ocupado la mayor parte del tiempo, aunque destinaba algunos espacios para compartir con su hijo y sus sobrinos, cada que Paloma lo veía juguetear con los chicos, sentía una curiosa sensación, el hombre le recordaba a su padre, incluso tenía un imán hasta con Paolo que era un adolescente rebelde y a la vez distraído.Paolo comenzaba a querer imitar a aquel hombre, incluso en sus manías y forma de vestir, el adolescente quería verse como él, Laura también se percataba de ello, cuando recién fueron a vivir a la mansión con Massimo, les había contratado una
Valeria, luego de unas cuantas horas, por fin, pudo conocer a sus gemelos: una hermosa niña y un guapísimo niño, la mujer no paraba de llorar, aquellos pequeños angelitos eran la viva imagen de Marco, aquello le lastimaba. El solo pensar en que ella compartía la vida con un asesino, le generaba ansiedad, jamás hubiera imaginado aquella dantesca escena, Marco, el hombre que le robaba suspiros, el hombre que la amaba, aquel que la colmaba de detalles y mimos, tenía un lado oscuro, por más que quería esforzarse, ver a sus chiquillos la lastimaba.- Vale, mi vida, ¿Qué sucede hija? Mira a los pequeños, cárgalos, ellos necesitan de ti, ayúdame a amamantarlos…- Camila… Por favor, llévatelos, no los quiero ver… - Dijo Valeria alejando a aquellos pequeños bebes.- Pero Vale…- ¡No me los acerques! Por favor…Camila sintió una fuerte opresión en el pecho, esa no era la Valeria que conocía, estaba claro que estaba muy afectada, los bebes la necesitaban, necesitaban el calor de su mamá, no le ca
Massimo finalmente llegó al hospital, camino hacia donde estaba la habitación de Guadalupe, casi llegando a ella, se topó con Camila, la cual al verlo trato de limpiar las lágrimas que rodaban por sus mejillas, quería fingir que nada pasaba, pero a los ojos de Massimo, no podía pasar desapercibida esta acción.— ¿Qué sucede, Camila? ¿Ha sucedido algo malo? ¿Está bien Guadalupe y los bebes?— Sí, Massimo, todos están bien dentro de lo que cabe…— ¿Entonces? ¿Qué te sucede?— Valeria no quiere conocer a los bebés, los rechaza, en su cabeza solo está la idea de que son hijos de Marco y que Marco es un asesino.— Camila, pero eso es un malentendido, Federico está trabajando para sacarlo de ahí, aunque tú sabes, la presión de los medios ha provocado que no se pueda tramitar un amparo.— Yo lo entiendo, pero ella no, ella no quiere ver a los pequeñines, ni siquiera quiso amamantarlos, ¡Eso me partió el alma! La doctora Berlusconi dice que, Valeria está atravesando por una etapa de depresión
Massimo salió de la habitación donde estaba Guadalupe, una extraña sensación de tranquilidad lo invadió, por fin le había dicho aquello que nunca había podido decirle, el hombre no buscaba regresar con ella, buscaba la mejor manera de ayudarla, la mejor manera de hacerle ver que todos cometen errores, que todos tienen secretos y todos tienen alguna carga a cuestas.Por otro lado, Valeria recargo su espalda en la almohada, esa corta charla con Massimo le dejaba un extraño sabor de boca, no era que se sintiera feliz o infeliz, solo supo que una extraña sensación de tranquilidad le llego. Por un momento pudo cerrar los ojos y recordar la historia de aquel chico con el que casi le fue infiel a Massimo, jamás volvió a saber de aquel hombre, esperaba que le hubiera ido bien en la vida, tal vez si Massimo no hubiera aparecido en ese momento, ella hubiera terminado en otro lugar y con otra persona.——— Casa de Diana ———Después de pasar a ver a Guadalupe, Massimo condujo a casa de Diana, la ch
Esa misma noche, con dolor y un poco de dificultad, Valeria se levantó de la cama, en su mente sonaban las palabras que Massimo le había dicho: “sería bueno que le eches un vistazo a tus hermosos hijos…”. A paso lento salió de su habitación, solo vio al hombre que vigilaba el acceso a esta, le pregunto si sabía dónde estaban los cuneros, él la ayudó a llegar a ellos, por medio del cristal pudo ver a sus dos pequeños, se veían tan pequeños e indefensos, Massimo tenía razón, ellos no tenían la culpa de las culpas que cargaban los padres.— Señora Barzinni ¿quiere pasar a ver a los pequeñines? —dijo la enfermera que cuidaba la zona de cuneros.— ¿Puedo?— ¡Claro! Sería muy bueno que mamá, por fin, los abrace y amamante, la primera lechita es esencial para estos bebes, así que pase…La enfermera primero le pasó a la bebita, la cual se movía, lentamente, pero se movía, Valeria había tomado asiento en una silla que estaba ahí, cuando la cargo pudo sentir su diminuto cuerpo y se percató de qu
A la mañana siguiente, Valeria ya estaba despierta, pidió hablar con Camila, la mujer acababa de entrar a la habitación, estaba nerviosa, ya que un día antes, el ánimo de la mujer frente a ella estaba muy encendido y no escuchaba razones, hoy lucía más tranquila.— Camila… Tengo que pedirte un favor…— Dime, hija…— Ayúdame a cuidar de mis hijos, de mis bebes, es momento de sanar… y para ello debo irme, debo tomarme un tiempo para sanar, si continúo postergando esto, no podré sanar nunca. Ahora que venga la Dra. Serra, le pediré que me lleve con ella, sé que no querrá aceptar por mi condición, pero trataré de presionarla, no puedo seguir posponiendo mi recuperación.— Valeria, hija, ella te puede tratar aquí desde hoy, solo necesito tu consentimiento.— No necesitas el consentimiento, te lo estoy pidiendo, así que, si ella puede atenderme aquí, con gusto la recibiré…— ¡Claro que sí, hija! En este mismo momento le llamaré para que venga al hospital lo más pronto posible.— ¡Gracias, Ca