Estimadas lectoras y lectores ¿Creen que Pietro y Valeria algún día puedan platicar de todo su pasado?
De pronto, Fiorella se comenzó a mover y poner inquieta, era como si supiera que Pietro necesitaba un momento a solas con Valeria. Celeste se disculpó un momento y llevo a su hija a revisar el pañal, Valeria, al ver cómo se marchaba, se sintió nerviosa, ya que el hecho de que ella no pudiera estar con Pietro nunca, no quería decir que no sentía algunas cosas en lo más profundo de su ser.- Valeria… ¿Podemos hablar? – Pregunto Pietro con suma tranquilidad.Valeria, un tanto incrédula, no podía decir que no.- Sí, dime… - Dijo ella con un poco de preocupación.- ¿Qué fuimos tú y yo? – Pregunto Pietro con curiosidad.- ¿Por qué la pregunta? – Respondió Valeria un tanto sorprendida.- Quiero ser completamente honesto contigo, he ido tratando de trazar mis recuerdos, he platicado con Celeste, con mi hijo, con Enzo, Paloma, Massimo e incluso con Marco, pero hay un único hueco que no he podido llenar. Ese hueco que aún está en el aire eres tú y ahora, aprovechando que estás aquí, quiero saber
Luego de que Pietro dejara sola a Valeria con su hija, la segunda tomó asiento a un lado de su madre, la abrazó y, con aquel abrazo, sintió cómo la calidez del cuerpo de su madre la invadía.- ¡Mami! No sabes cuánto te extraño… - Dijo Paloma completamente segura.- Paloma, hija… Estoy cerca, tú puedes hablarme y cuando necesites que venga, pues lo puedo hacer. De igual manera, puedes ir a casa como antes, sé que no debes manejar en tu estado, pero siempre un chofer te puede llevar. – Dijo Valeria mirando cómo a su hija se le inundaban los ojos de lágrimas.- ¡Perdón, mamá! El embarazo me tiene toda chillona, mírame, yo no soy así y tú lo sabes… - Dijo Paloma entre lágrimas.Valeria debía reconocer que lo que decía su hija, era verdad, Paloma era una chica fuerte y madura, pero ahora se veía tal como si fuese una chiquilla indefensa.- Mi niña, si necesitas de mamá, nunca dudes en buscarme. Siempre te escribo y me dices que estás bien, te he llamado y lo mismo, sé que andas chillona, yo
Tal como lo había dicho Antonio Moretti, dos días después, 4:50 am Massimo estaba llegando al Aeropuerto de Roma-Fiumicino.- Massimo, aún conservaba la esperanza de que no llegaras, o, al menos, no a tiempo… - Dijo Moretti en tono sarcástico.- Llegué desde las 4:30 am, no podría llegar tarde cuando se trata de alguno de mis hijos. – Dijo Massimo seriamente.- ¡Vaya que me sorprende, señor Pellegrini! – Dijo Ángela mientras cargaba a Valentina en brazos. – Si alguien me hubiera dicho que el señor Pellegrini nos acompañaría, no lo hubiera creído.Massimo volteó a ver a la mujer de dónde provenía la voz e inmediatamente reconoció a la mujer. Aquella era nada más y nada menos que, Ángela Di Stefano, hija única de una de las familias más influyentes en la política de Italia.- ¡Hola, señora Moretti! – Dijo Massimo con respeto.- ¡Hola, Massimo! Solo dime, Ángela, técnicamente soy la hermana de tu hijo, quien adoro con toda mi alma, por lo que te voy a pedir una sola cosa…Massimo escuchó
Pietro, luego de platicar un momento con Valeria, se fue a ver a Celeste y sus hijas, aquel hombre había escuchado atento cada cosa que la mujer le había contado, él podía sentir cómo varios huecos se iban llenando poco a poco; sin embargo, esa sensación de vacío no la terminaba de llenar.Al entrar a su habitación, vio cómo Celeste alimentaba a la pequeña Martina, mientras miraba hacia la ventana. Ella, al percatarse de que Pietro estaba ahí, volteó y le sonrió.- ¿Cómo estás? – Dijo Celeste sonando comprensiva.- Un poco aturdido, pero por fin hablé con ella… - Respondió Pietro, aun sintiéndose extraño.Celeste sabía que Pietro quería hablar con Valeria en algún momento, por lo que no necesitó ser muy lista para darse cuenta de que, al no llegar con ella, hace minutos, él había aprovechado la oportunidad.- Toma las cosas con calma, si necesitas tiempo para procesar todo, solo hazlo, no te precipites. – Dijo Celeste al ver cómo estaba Pietro.- No es eso, es solo que, es una sensació
- ¡Ay, mamá! Mi vida no ha sido fácil, tal como te conté, perdí la mitad de mi vida, perdí la mitad de mis recuerdos. He tratado de platicar con todos aquellos que conozco, trato de ir enlazando mis recuerdos, trato de hacer una versión de mí, pero hoy, hoy particularmente, hablar con una de tantas personas me ha afectado. – Dijo Pietro frustrado.- ¿De quién se trata? - Preguntó Aria con curiosidad. - Su nombre es Valeria. - Dijo Pietro con sinceridad.¿Quién es Valeria? – Preguntó Aria con interés.- Valeria se supone que es parte de mi pasado, supuestamente la conocí cuando tenía 25 años, vivimos juntos una temporada, se casó con Massimo y bueno, es una larga historia por lo que veo…Pietro procedió a contarle la misma historia que Valeria le había dicho, no omitió nada, Aria tomó asiento y escuchó a su hijo atentamente. Al escucharlo y verlo, era como si escuchara a su propia conciencia, esa que, por años, le dijo que tal vez haber conocido a Leonardo, no había sido lo mejor, tal
Pietro escuchaba a su madre y sabía a lo que se refería, él no era que quisiera aventar todo y lanzarse a buscar a Valeria, porque en realidad, siendo sincero consigo mismo, realmente no recordaba quien era ella, pero no podía negar que si había quedado con una sensación extraña que no quería reconocer. Su madre, sin decirle lo que pensaba, había acertado, había visto en su interior y sabía qué lucha estaba llevando.- ¡Gracias por escucharme, mamá! Sé que no debo ser fácil, ¿Verdad? – Dijo Pietro sonando un poco apenado.- Hijo, no soy especialista en el amor, pero si algo puedo ver, es en ese corazón que tienes, sé que no es fácil y no lo dirás, pero sé que fácilmente te puedes confundir, mírate, tuviste muchos romances hijo mío y si veo las cosas, pienso que llego un momento en donde quisiste estabilizarte, quisiste vivir tranquilo, quisiste vivir la vida que no pudiste.Celeste es una buena mujer, se ve, se nota, te ama y acepta como eres, si no, yo pienso que con estos cambios, ya
Sebastiano miró a aquella mujer de hermosos ojos azules que lo miraba con detenimiento y se preguntaba: ¿Cuál era el truco? ¿Qué escondía debajo de toda esa seguridad? ¿Por qué lo hacía sentir tan tímido? Ella era todo un torbellino de emociones y él solo un saco de nervios e inseguridades.- Bien, Sebastiano Di Stefano ¿Estás dispuesto a arriesgarte y salir conmigo? – Dijo la chica mientras se sentaba a horcajadas sobre él.Esta acción solo logro poner más nervioso al joven, no es que jamás hubiera estado con alguna mujer en su vida, no es que hubiera estado escondido debajo del ala de sus abuelos, más bien era que Sebastiano no sabía cómo actuar frente a esta chica, su simple presencia, su arrolladora aura de seguridad, rompían cualquier muro que el joven pudiera colocar.- Almendra… Por favor, no hagas esto… No me pongas en esta situación. – Dijo el joven tan pronto como ella lo rodeó con ambas manos y lo empujo hacia el respaldo del sillón.Aquella situación era un tanto compromete
A la mañana siguiente, sin previo aviso, alguien estaba abriendo la puerta del apartamento, ese alguien era Ángela y compañía. Al entrar a aquel lujoso departamento, Massimo vio que su hijo no estaba padeciendo como él pensaba todo el tiempo, Antonio Moretti se veía que estaba cuidando bien de él.- ¡Sebastiano! ¡Sebastiano, querido! ¡Hemos llegado! Sé que te estás preparando para… ¡Demonios! – Dijo Ángela al abrir la puerta de la habitación principal.- ¡Mami! ¡Mami! ¡Quiero ver a Sebastiano! ¿Dónde está? – Dijo la niña detrás de Ángela.Sebastiano estaba completamente dormido, al igual que su acompañante, pero algo lo hizo despertar, una voz conocida, una voz familiar.- ¡Valentina, querida! Ve a la sala y lleva tu mochila a la recámara, la misma donde nos quedamos la vez pasada, ¿sí? ¡Por favor! – Dijo Ángela tratando de que su hija no viera lo que ella.El joven, al escuchar aquello, inmediatamente despertó, se levantó y se puso el pantalón de la pijama, luego caminó hacia la cama