Estimadas lectoras y lectores ¿Será que almendra venga a cambiar a Luciano? ¿será que ella va a ser quien se gane su corazón para siempre?
Pietro, luego de platicar un momento con Valeria, se fue a ver a Celeste y sus hijas, aquel hombre había escuchado atento cada cosa que la mujer le había contado, él podía sentir cómo varios huecos se iban llenando poco a poco; sin embargo, esa sensación de vacío no la terminaba de llenar.Al entrar a su habitación, vio cómo Celeste alimentaba a la pequeña Martina, mientras miraba hacia la ventana. Ella, al percatarse de que Pietro estaba ahí, volteó y le sonrió.- ¿Cómo estás? – Dijo Celeste sonando comprensiva.- Un poco aturdido, pero por fin hablé con ella… - Respondió Pietro, aun sintiéndose extraño.Celeste sabía que Pietro quería hablar con Valeria en algún momento, por lo que no necesitó ser muy lista para darse cuenta de que, al no llegar con ella, hace minutos, él había aprovechado la oportunidad.- Toma las cosas con calma, si necesitas tiempo para procesar todo, solo hazlo, no te precipites. – Dijo Celeste al ver cómo estaba Pietro.- No es eso, es solo que, es una sensació
- ¡Ay, mamá! Mi vida no ha sido fácil, tal como te conté, perdí la mitad de mi vida, perdí la mitad de mis recuerdos. He tratado de platicar con todos aquellos que conozco, trato de ir enlazando mis recuerdos, trato de hacer una versión de mí, pero hoy, hoy particularmente, hablar con una de tantas personas me ha afectado. – Dijo Pietro frustrado.- ¿De quién se trata? - Preguntó Aria con curiosidad. - Su nombre es Valeria. - Dijo Pietro con sinceridad.¿Quién es Valeria? – Preguntó Aria con interés.- Valeria se supone que es parte de mi pasado, supuestamente la conocí cuando tenía 25 años, vivimos juntos una temporada, se casó con Massimo y bueno, es una larga historia por lo que veo…Pietro procedió a contarle la misma historia que Valeria le había dicho, no omitió nada, Aria tomó asiento y escuchó a su hijo atentamente. Al escucharlo y verlo, era como si escuchara a su propia conciencia, esa que, por años, le dijo que tal vez haber conocido a Leonardo, no había sido lo mejor, tal
Pietro escuchaba a su madre y sabía a lo que se refería, él no era que quisiera aventar todo y lanzarse a buscar a Valeria, porque en realidad, siendo sincero consigo mismo, realmente no recordaba quien era ella, pero no podía negar que si había quedado con una sensación extraña que no quería reconocer. Su madre, sin decirle lo que pensaba, había acertado, había visto en su interior y sabía qué lucha estaba llevando.- ¡Gracias por escucharme, mamá! Sé que no debo ser fácil, ¿Verdad? – Dijo Pietro sonando un poco apenado.- Hijo, no soy especialista en el amor, pero si algo puedo ver, es en ese corazón que tienes, sé que no es fácil y no lo dirás, pero sé que fácilmente te puedes confundir, mírate, tuviste muchos romances hijo mío y si veo las cosas, pienso que llego un momento en donde quisiste estabilizarte, quisiste vivir tranquilo, quisiste vivir la vida que no pudiste.Celeste es una buena mujer, se ve, se nota, te ama y acepta como eres, si no, yo pienso que con estos cambios, ya
Sebastiano miró a aquella mujer de hermosos ojos azules que lo miraba con detenimiento y se preguntaba: ¿Cuál era el truco? ¿Qué escondía debajo de toda esa seguridad? ¿Por qué lo hacía sentir tan tímido? Ella era todo un torbellino de emociones y él solo un saco de nervios e inseguridades.- Bien, Sebastiano Di Stefano ¿Estás dispuesto a arriesgarte y salir conmigo? – Dijo la chica mientras se sentaba a horcajadas sobre él.Esta acción solo logro poner más nervioso al joven, no es que jamás hubiera estado con alguna mujer en su vida, no es que hubiera estado escondido debajo del ala de sus abuelos, más bien era que Sebastiano no sabía cómo actuar frente a esta chica, su simple presencia, su arrolladora aura de seguridad, rompían cualquier muro que el joven pudiera colocar.- Almendra… Por favor, no hagas esto… No me pongas en esta situación. – Dijo el joven tan pronto como ella lo rodeó con ambas manos y lo empujo hacia el respaldo del sillón.Aquella situación era un tanto compromete
A la mañana siguiente, sin previo aviso, alguien estaba abriendo la puerta del apartamento, ese alguien era Ángela y compañía. Al entrar a aquel lujoso departamento, Massimo vio que su hijo no estaba padeciendo como él pensaba todo el tiempo, Antonio Moretti se veía que estaba cuidando bien de él.- ¡Sebastiano! ¡Sebastiano, querido! ¡Hemos llegado! Sé que te estás preparando para… ¡Demonios! – Dijo Ángela al abrir la puerta de la habitación principal.- ¡Mami! ¡Mami! ¡Quiero ver a Sebastiano! ¿Dónde está? – Dijo la niña detrás de Ángela.Sebastiano estaba completamente dormido, al igual que su acompañante, pero algo lo hizo despertar, una voz conocida, una voz familiar.- ¡Valentina, querida! Ve a la sala y lleva tu mochila a la recámara, la misma donde nos quedamos la vez pasada, ¿sí? ¡Por favor! – Dijo Ángela tratando de que su hija no viera lo que ella.El joven, al escuchar aquello, inmediatamente despertó, se levantó y se puso el pantalón de la pijama, luego caminó hacia la cama
Sebastiano salió del pasillo en compañía de Ángela, Massimo miraba a través del ventanal, se notaba tranquilo, aunque eso era una habilidad que había desarrollado y puesto en práctica montones de veces durante años; sin embargo, por dentro, el hombre estaba hecho un mar de nervios.En la mente de Massimo solo le pasaban imágenes de su hijo cuando nació, los pocos momentos que vivieron juntos conforme creció y los últimos momentos o días en que vio a su hijo. La última plática, donde ellos habían discutido amargamente, todo era un cúmulo de emociones.- ¡Massimo Pellegrini…! - Dijo Sebastiano al llegar donde estaba.- Massimo, aquí está Luciano, ¿Por qué no van al estudio para platicar? – Dijo Ángela en un tono apacible pero mediador.- ¡Por supuesto! – Dijo Massimo tragando saliva.En ese momento no se encontraba ahí, Antonio, el hombre había tenido que atender una llamada y se había quedado fuera del edificio, el propio hombre sabía que eso, de que ambos hombres hablaran, no sería nad
Luciano, al sentir el abrazo de su padre, no supo cómo reaccionar, primero intentó zafarse, pero algo extraño lo invadió, un calor extraño llegó. Algunos recuerdos le llegaron, recuerdos de un Massimo abrazándole, un Massimo jugando con él, platicando con él de niño, un Massimo arreglándole la corbata, un Massimo despidiéndose de él cuándo se iba a Londres, aun en contra de su propia voluntad.Luciano intentaba resistir ese abrazo, pero aquel extraño calor, aquella extraña sensación, lo invadió por un momento, el miedo constante que sentía, desde no recuerda qué tiempo, se disipó. Finalmente, Luciano comenzó a llorar…- ¿Cómo me puedes amar? Por años lo único que hice fue sacarte de tus casillas y recordarte lo mejor padre que era Leonardo, lo mejor padre que era Franco, respiraba, vivía solo para hacerte la vida imposible… Massimo, ni siquiera te he llamado papa en años, ¿Cómo puedes amarme? Sí, tengo todo en contra. - dijo Luciano con toda la sinceridad que podía.- Luciano, el día q
- Antonio Moretti es una buena persona… Me cuesta aceptarlo, sus métodos son muy poco ortodoxos, pero sé que es buena persona. Su esposa, Ángela, le hace honor a su nombre, ella es un ángel, ha cuidado bien de mí, me ha adoptado como un hermano, ella es una buena mujer. – Dijo Luciano sinceramente.- ¡Lo sé! Sin ella yo no estaría aquí… Supongo que la vida la puso en tu camino para que conocieras lo que es tener una persona cuerda en la vida. – Dijo Massimo de forma tan sería que no pareciera una broma.- ¿Qué hacemos ahora, Massimo? – Preguntó Luciano sin saber qué más hacer o decir.Sin esperarlo, Massimo volvió a envolver a su hijo con un abrazo y dijo:- Haremos lo que tú quieras hacer, yo no voy a imponerte nada, tú sabrás en qué momento nos quieres visitar. Claro, debe ser en el tiempo que tengas libre de la escuela y es verdad, no quiero que sigas descuidando esa parte de tu vida. ¿Sabías que Laura está estudiando a distancia? – Dijo Massimo en forma apacible.- Finalmente, ¿Qué