Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Mientras Marco lidiaba con sus emociones y lo que debía hacer, en las Maldivas Aldo y Paloma habían encontrado un día para poder verse y estar juntos, había mucho de qué hablar y muchos planes que hacer, no podían seguir posponiendo las cosas, así que esa noche decidieron que, a la mañana siguiente luego del desayuno, les dirían a todos sobre su relación.Aldo tenía la capacidad de tranquilizar a Paloma, sus palabras sonaban tan reconfortantes, que ella sabía que mientras estuvieran juntos nada malo podría ocurrir.Algo con lo que no contaban era con que Marco estaba buscando que los trajeran de vuelta, además, de que los planes de Marco era llevar a todos de regreso a México.Luego de varios días, Paloma y Aldo pasaron una muy buena y especial noche, él no esperaba volver a ser padre, ya con la idea más asimilada, besaba el vientre desnudo de Paloma, lo tocaba con ternura y eso llenaba de calidez el corazón de Paloma.— Vamos a ser unos buenos padres, Paloma, este bebe será tan amado
Pasaron al menos 3 semanas, Pietro estaba en casa con Celeste, aunque él estaba presente, algo llamaba la atención de Celeste, él parecía ausente y en ocasiones, Pietro se encerraba en su estudio, la mujer no lo veía en todo el día, por la noche él se comportaba distante con ella, en ocasiones sentía que era otra persona con la que estaba.Boyko quien ya sabía poco del estado clínico de Pietro, en ocasiones se veía sorprendido por uno que otro comportamiento del hombre.— Señor, ¿está usted bien? Lo noto distante.— Estoy bien… ¿Por qué la pregunta?— Es solo que la señorita Celeste…Estaba a punto de decir algo, cuando noto la cara de desconcierto de su jefe.— ¿Dónde está Guadalupe? ¿Quién es Celeste?— Señor… La señorita Celeste vive en esta casa, ella es su…— ¿Mi qué?— Ella es su pareja actualmente.— Boyko, ¿así te llamas?— Estás equivocado, yo solo tengo una pareja, su nombre es Guadalupe, desconozco a la mujer que está en esta casa. Por favor, Boyko, pídele que se vaya, yo no
Valeria caminaba por los pasillos del hospital, estaba en su momento libre, escuchaba música, estaba tranquila, encontró una banca y tomo asiento, por un momento se perdió en todos sus recuerdos.Aquello la llevó a meditar sobre su vida. Desde que cumplió la mayoría de edad y se enamoró por primera vez, se había visto envuelta en una serie de situaciones lamentables. Antes de ello, sin mal no recordaba, no había tenido novio, si como toda adolescente, le había gustado algún chico, pero jamás un novio.Parecía como si no pudiera estar sola, el único momento en que se encontró sola, fue cuando Pietro supuestamente había muerto, en ese momento sí que necesitaba de alguien, ya sea hombre o mujer. Ella necesitaba de quien le aconsejará y apoyara; aun así, estuvo sola y no le había ido tan mal.Sin bien, era cierto que la llegada de Marco a su vida, fue un verdadero salvavidas; antes de ello no la llevaba tan mal. Camila había estado con ella desde que Paloma tenía medio año.Enamorarse de M
Massimo y Pietro entraron a la oficina de la Dra. Serra, la mujer al ver al par de hermanos sintió un alivio, ella sabía que el hombre no tenía nada fácil su situación y aunque dudaba un poco, realmente le interesaba estudiar al hombre, había pasado, por tanto, y no podía creer que aún siguiera de pie.— ¡Bienvenido, Señor Pellegrini! ¿Cómo se encuentra usted el día de hoy?— Hola, doctora Serra, todo bien, tranquilo, supongo.— Doctora Serra, no le crea, este hombre necesita ayuda y es urgente, tuvo algunos shocks mientras estuvo fuera, lo último realmente no lo recuerda…— ¡Massimo!— Hermano, si quieres ayuda debes ser sincero, si lo único que harás es cerrarte, ¿cómo lo vas a lograr? Hazlo por Celeste, que, aunque no la mencionas, sé bien que lo estás haciendo por ella.Pietro terminó viendo hacia la ventana, no le gustaba que su hermano hubiese comenzado a leerlo, ellos dos, desde que su madre murió, habían dejado de ser unidos, al menos hasta ahora, momento en el que Massimo se l
Mientras las cosas poco a poco iban tomando su camino, en las Maldivas, Aldo y Paloma comenzaban a vivir como si fueran una pareja, los demás poco a poco se iban acostumbrando a verlos juntos.Aunque todos ya sabían de su relación, aún les resultaba un poco extraño, más ahora que sabían que un bebe se gestaba en el vientre de Paloma.Emma veía a Paloma y no se imaginaba cuál sería la reacción de Guadalupe. Ella estaba ahí para cuidarla y cuando tuvieran que regresar, no sabía qué explicaciones daría, pero tampoco podía evitarlo, ambos jóvenes realmente estaban enamorados.El pequeño Enzo aún se mostraba un poco errático ante la situación, no era grosero ni nada por el estilo, pero en ocasiones no sabía cómo comportarse con Paloma, así que ella viendo esto, un día decidió hablar con él, aprovechando que Emma, Aldo y Laura habían ido a ver al médico para el chequeo de Adele.— Enzo, ¿podemos hablar? — Dijo Paloma tranquilamenteEl chiquillo saltó de solo escuchar esa frase, pensaba que l
Franco se llevó la gran sorpresa al ver a Pietro, ahora todo estaba claro, Massimo sabía más de lo que decía, la existencia de este hombre le acarrearía problemas a su plan, una cosa era el hijo desconocido de Pietro y otra era el mismo hombre.— Pietro, no sé cómo te libraste de la muerte, pero no vas a venir a echar a perder mis planes. — dijo Franco mientras veía a través del ventanal de la presidencia del Grupo Pellegrini.Franco al inicio creía que tomar posición del grupo Pellegrini sería fácil, ya que con el documento que le había hecho firmar a Leonardo en uno de sus tantos descuidos, le cedía todo el poder; sin embargo, no contaba con que Caterina en su momento, al verse traicionada por su marido, creo una cláusula para que nadie volviera a hacer mal uso del apellido.Debido a esa razón, Franco, al enterarse de que existían dos Pellegrini más, sintió que la situación sería muy fácil, toparse con Pietro echaba abajo sus planes. Estaba claro que, si existía un hijo y un nieto, P
— Señor Pellegrini, esta será su habitación, espero que le sea cómoda, lo dejaré un momento en lo que acomoda sus cosas y se adapta al lugar. En una hora me gustaría que me acompañe a mi consultorio, tenemos mucho de qué hablar.Pietro vio una habitación completamente blanca, una cama individual con sabanas del mismo tono, todo trataba de hacer sentir paz, aunque por dentro él no podía tenerla, su mente y corazón se hallaban sumidos en dos cosas. ¿Qué había hecho una noche antes? ¿Qué estaría pensando de él, Celeste?— Dra. Serra, sé que la paciente Valeria Barzinni está internada en este lugar, por favor, debo hacerle petición muy extraña, pero no permita que yo tenga algún tipo de contacto con ella. Ella no debe saber que estoy aquí…— Señor Pellegrini, lo que menos buscamos en nuestros pacientes es que tengan distractores o situaciones que generen conflictos, sé un poco de su historia y créame, haremos todo lo posible para que usted y la señora Barzinni no se encuentren.— ¡Gracias!
— Te voy a preguntar algo que seguramente no te va a gustar, pero me interesa saber.— Dígame…— ¿Qué relación tienen la señora Barzinni y tú?Pietro dejó de mirar a la doctora y volvió a ver hacia la ventana, una sonrisa se dibujó en su rostro, a través de la ventana, había podido ver a Guadalupe.— Ella es mi pasado… Ella es una buena mujer, ella es una mujer a la que he amado con todo mi ser, pero si algo sé muy bien, es que ya es tiempo de dejarla ir. Al principio, mi corazón se aferró, aunque sabía que no había una esperanza, amar a alguien que no te ama, es como dicen: “Es sostener una rosa con espinas, es hermosa, pero dolorosa la sensación.”— ¿Puedes explicarme lo que significan esas palabras? ¿Quién ha sido para ti?— Hace 20 años me iba a casar con ella. Pero en ese entonces, no se llamaba Valeria, su nombre era Guadalupe, ¿Lo recuerda?— Bueno, sabes que no puedo hablar de ella, solo pregunté por qué tú la mencionaste hace un momento.— Guadalupe y yo éramos una feliz parej