Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia... Como verán, nos encaminamos al final, espero les guste. ¡Gracias a todas por sus comentarios! Les invito a que revisen mi lista de libros, hay una nueva historia que va comenzando y viene una más en camino, ambas les llevaran a vivir varias emociones, tanto como esta bella historia.
Una vez que Aldo terminó la llamada, besó la mejilla de Paloma, la chica, al sentir aquello, poco a poco fue abriendo los ojos.- ¡Cielo! ¡Despierta! Oye… - Dijo Aldo con un poco de preocupación.- Aldo, ¿Qué sucede?- Acabo de colgar con Massimo, necesitamos regresar inmediatamente a Italia…- ¿Por qué?- Se trata de mi padre… Al parecer no está bien, lo tienen ingresado en el hospital y Massimo me pidió que regresara ahora mismo.- Pero… ¿Y nosotros?- Todos se regresan conmigo… Es momento de volver…- ¡Aldo! Pero… ¿Qué vamos a hacer?- Juntos enfrentaremos lo que venga… No lo olvides, tú ahora eres mi esposa; cualquier cosa que te afecte a ti, me afecta a mí, somos una familia y nada podrá separarnos. Recuerda que antes de que tú y yo nos separemos, antes de que eso suceda, tú, yo y Enzo nos iremos del país y nadie volverá a vernos.- ¡Sí!- Entonces… Debemos avisar a todos en esta casa, ya que, en menos de una hora vendrá un grupo de hombres y nos llevarán al aeropuerto. Paloma, re
Rápidamente, habían pasado 3 horas desde que se comenzó a controlar a Pietro, la enfermera salió y buscó a la esposa del paciente, por lo que Massimo, señaló a Celeste, él moría de ganas por hablar con Pietro, pero era importante que su hermano viera a la mujer de la que estaba enamorado. Era fundamental que la viera, sabía perfectamente que ella le traía paz y eso era lo que en este momento necesitaba más que nunca.Celeste entró donde estaba Pietro, al entrar, vio cómo él tenía la mirada perdida, pero al notar su presencia, era evidente que sí la reconoció.- ¡Celeste! No te has ido… - dijo Pietro con sorpresa.- Pietro ¿A dónde se supone que iría? ¿Cómo podría irme si estás en el hospital? – dijo Celeste seriamente.- Pensé que… - Dijo Pietro desconcertado.- ¿Qué? – Pregunto Celeste con curiosidad cubierta con seriedad.- No… Nada… Me hace muy feliz verte aquí… - Dijo Pietro dibujando una ligera sonrisa.- Pietro, ¿Cuándo pensabas decirme lo que te ha estado ocurriendo?Pietro se q
Luego de una larga charla, Celeste salió de la habitación y permitió que, un angustiado Massimo entrara a ver a su hermano.- ¿Cómo estás? – Dijo Massimo con precaución.- ¡Bien! El dolor de cabeza se fue… - Dijo Pietro mientras se acomodaba en la cama.- Tuve que decírselo, ya no podía seguir ocultando aquello Pietro. – Dijo Massimo con un poco de culpa.- ¡Lo sé! Al principio pensé que eras un idiota, pero creo que las cosas salieron bien. – Dijo Pietro tranquilamente.- ¿Bien? ¿Qué sucedió?- ¡Últimamente, te has vuelto un poco chismoso! ¿No lo crees?- ¡Pietro! ¡Estoy angustiado por ti y tú me sales con verdades a medias!- Ok, ok, yo no le había querido decir nada a Celeste para no preocuparla, pero, tú le dijiste todo, sé que he de haber hecho cosas terribles como para que ella no me quisiera cerca, pero con lo que le dijiste, ella ha vuelto a ser como siempre y… ¡Gracias, Massimo! Sé que no debí ocultárselo, pero no quise que me viera como un bicho raro, no quise que ella me tuv
Massimo se quedó a lado de Pietro hasta que este volvió a despertar. - Hermano, ¿Cómo estás? - Dijo Massimo al verlo despertar. - Bien, deberías ir a descansar, te prometo que no me voy a mover de aquí. - Dijo Pietro sarcásticamente. - Aunque quisieras, ya puse vigilancia fuera de la habitación, no podrías ir muy lejos. - ¡Massimo! Sigo creyendo que eres un idiota, ya te dije que si me voy a operar. - Dijo Pietro soltando un gran suspiro. Massimo recordó que Marco quería verle, no sabía cómo abordar el tema, así que comenzó con un poco de rodeos. - Pietro, ¿Qué va a suceder ahora con Marco y Guadalupe? - ¿A qué te refieres? - Si, ¿qué piensas de ellos? - Supongo que van a seguir con su vida… - ¿Has pensado en hablar con algunos de los dos? - ¿Porque haría eso? La última vez que recuerdo, Marcó quería matarme, no lo culpo, pero mejor ni arriesgarme. - Marcó quiere hablar contigo… - Dijo Massimo al ver a donde se encaminaba su hermano. - Mmm… ¿Sobre qué? - No
Luego de varias horas de vuelo, un avión aterrizaba en el aeropuerto internacional Fiumicino, Italia, Aldo y Paloma llegaban junto a toda la familia, ambos llevaban una mezcla entre nervios y sentimientos encontrados. Por un lado, Paloma por fin podría volver a su madre y padre después de varios meses fuera, por otro, sabía que había algunas cosas que no podrían pasar desapercibidas.Aldo tomó su mano con fuerza, la llevó a sus labios y dijo:- ¡Estamos juntos en esto!- Sí… - Respondió ella casi en susurro.Los niños llegaban exhaustos, Laura intentaba calmar a Adele quien era una de las más afectadas por la distancia del viaje. Emma traía las piernas cansadas, realmente necesitaba caminar, todos habían llegado bien, pero agotados, Gio y Enzo estaban dormidos, tuvieron que ser despertados por Paolo, quien, desde que los habían secuestrado, se tomó el papel de cuidarlos muy en serio.- Sé que están cansados. – Dijo Aldo, viendo a todos. – Yo necesito ir al hospital, debo ir a ver a mi
Massimo tomó aire, luego meditó un poco mientras Aldo iba al auto por Enzo, lo observó y dijo:- Paloma, como ya lo dije hace un momento, creo que soy la persona menos indicada para decir algo, pero, solo quiero que sepas una cosa. Pase lo que pase, te apoyaré, es ahora cuando me doy percato de cuánto tiempo ha pasado, no tuve oportunidad de verte de bebé, ahora no pienso perderme la oportunidad de conocer a mi nieta.No me ves saltando de alegría, pero, confío en tu buen juicio y sé que, si aceptaste a Aldo en tu vida, algo especial debió tener este chico. También sé que, serás una buena madre para ese pequeño o pequeña que venga en camino, ahora, vamos para adentro, que el aire frío le puede hacer daño a Enzo.Paloma abrazó a Massimo, ella entendía lo difícil que resultaba para él, la situación en la que lo estaban poniendo, pero, de todos, tanto ella como Aldo, sabían que sería el que, por más que quisiera discutir, menos posibilidades tenía. La idea, en sí, lucía cruel, no obstante
Diana y Valeria caminaban por el pasillo, el silencio entre ambas era absoluto, llegaron donde estaba la máquina de café y Diana por fin habló.- ¿Qué sucedió, Valeria? No entiendo muy bien la situación, pero si no me equivoco, ¿Esa chica era tu hija?- Sí… - Dijo Valeria apretando los puños. – Y el chico que venía sosteniéndola de la mano era Aldo, hijo de Pietro.Ante aquella declaración, Diana entendió lo que estaba sucediendo.- Valeria… No sé qué decir…- No hay mucho que decir… Es como si mi vida no pudiera deslindarse de los Pellegrini, ¿Acaso notaste algo diferente en mi hija?- No… La verdad, solo puse atención hasta que escuché que abofeteaste a tu hija y Massimo habló.- Mi… Mi hija ¡Está embarazada! ¿Acaso no era visible?- Mujer… Te digo que estaba distraída, no vi nada…- ¿Será que conozco a mi hija y no necesito ser un genio para saber quién es el padre?- Valeria… Escúchame y escúchate… - Dijo Diana, poniendo sus manos en sus hombros. – Debes tratar de calmarte, tu hija
Aldo dejó a Enzo en brazos de su padre, sabía que Pietro pidió a su nieto; una, porque él extrañaba a su nieto, y dos, porque les estaba dando el espacio para hablar con Marco y Valeria.- Papá, ¿Puedo dejar aquí a Enzo? Paloma y yo, tenemos que hablar con sus padres…- ¡No te preocupes! Aquí cuido a tu hijo… Ya lo extrañaba… Ahora, vayan y pase lo que pase, por favor, traten de entender a tus padres, Paloma y, a tus suegros, Aldo. Si ambos están dispuestos a enfrentar cualquier cosa, yo los apoyo.- ¡Gracias, Pietro! De verdad, gracias por lo que nos has dicho hoy… - Dijo Paloma al ver al hombre que tenía frente a ella.Aldo tomó la mano de Paloma y juntos salieron de la habitación donde descansaba Pietro, Celeste, al verlos salir, pidió entrar a ver al padre de sus hijos. Obviamente, nadie vio inconveniente, por lo que la mujer rápidamente entró.Al salir la pareja, Marco volteó y se percató de que Aldo llevaba de la mano a su hija, era evidente lo que sucedía, aunque lo que era más