Zoe.
Oh, por Dios, la he pasado increíble… Luego de tener un rico y sabroso orgasmo fui directo a darme un rico baño a la playa y luego el papi sexi me siguió, ya que obviamente no se aguantó las ganas de ver lo bien que disfrutaba bañarme o lo bien que me queda mi biquini.
Pasamos dos horas dentro de la playa, dándonos un poquito de, “carameleó”, un poquito de manoseo, un poquito de besitos, para luego decir que era tiempo de salir e irnos porque tenía que buscar mi moto e irme a mi casa, puesto que en la noche tengo clase y no se diga más del trabajo. Na-ah… decidí no presentarme al trabajo porque de primera a primera estaba mojada y lo segundo es que no tenía ganas de ir.
Hace cinco minutos llegué a mi ca
Sin quitar sus labios de los míos desabrocha el botón de mis vaqueros para luego bajar mi cremallera. Se separa de mí para inclinarse hacia la parte de mi vagina, quitando lentamente mis vaqueros. Jadeo al sentir su tacto junto a mi piel. Él aspira al poner su nariz cerca de mi vagina.Él posa su mano en mis rodillas y noto cómo las sube muy… muy lentamente. Acerca su boca a la mía y, sobre mis labios, siento que me dice «soy exclusivo». Cierro los ojos al sentir como sus manos ascienden hasta levantar mi camisa dejando ver mi sostén.Mi pulso se acelera.Me siento preparada, deseosa y húmeda.Me sujeta de ambos brazos y me lleva hacia su cama, lanzándome como en un precipicio. Caigo
Zoe.¿Me gusta? ¡Me encanta…! Estoy saliendo de la casa del papi sexi, estoy como una perra loca, mmm… ese hombre me poseo a su manera. Es agresivo, controlador y un puto rudo en la cama. ¡Madre mía…! Me siento perdida, perdida de ser poseída, mi cuerpo pide más y más. Ese hombre me follo como lo había deseado en mis sueños.—Srta. Zoe —veo que William está recostado sobre mi diabla.—Me puedes llamar Zoe —hablo en tono cansado—. Por lo que veo estás cómodo—me cruzo de brazos—, William me tengo que ir, aunque tú estás impidiéndome el paso—exclamo.—Lo siento —se levanta y se aleja un poco de la diabla.
Siento como la sangre me hierve y las ganas de sacar a mi madre de aquí más. No quiero que mi madre esté encima de mí, ella se hace la que me quiere y se preocupa por mí, ya que es mentira… Mi madre está aquí porque quiere que encuentre una esposa, una esposa que le dé un nieto. Yo siempre le digo que un nieto se lo puede dar mi hermana Gabriela. Ella está felizmente casada y no la envidio por ellos, ya que para ella se hizo conocer el amor de tu vida y no como a otro.Mi mamá no estuvo de acuerdo con la relación de aquella puta, pero… eso no quiere decir que hiciera algo para que me diera cuenta de la clase de mujer que estaba a mi lado y todo por querer un nieto.¿Qué le puede dar un nieto que no le puede dar un hijo? Mi jefa me deja a merced del sexi y el muy sínico no desaprovecha la oportunidad y me asiente con una enorme sonrisa y me jala para la oficina de mi jefa. ¿Qué pensarán los empleados del restaurante? Na-ah… Desde cuando me ha importado lo que piense el prójimo, acaso como por lo que el prójimo diga o piense de mí. Así que al diablo lo que el mundo entero piense de mí, a la única que me debería importar es lo que piense mi hermana.Después de entrar a la oficina de mi jefa el papi sexi tira de la puerta para luego cogerme del brazo, me levanta y me besa. Me besa con tanta profundidad que noto como su lengua llega hasta mi campanilla. Intento no responderle, ya que no creo que sea el momento y menos el lugar. Me niego una y otra vez, pero mi cuerpo me traiciona. Lo desea. En solo instante las cosas cambian de rumCapítulo 13
Zoe.—Tú no te mueves de este lugar hasta que me digas que hacías con ese caballero de la alta sociedad —Víctor me toma de la mano e impide que avance.¡Sabía que no podía pasar desapercibida!—Por si no lo notaste es un cliente exclusivo del restaurante, ya que se ha quedado con la jefa—me cruzo de brazos.¿Exclusivo para el restaurante o es exclusivo únicamente para mí?—No… no… no… —niega con la cabeza—. No soy ningún tonto y si te digo que ese hombre vino por ti es porque vino por ti—asegura.Literalmente fue así, pero obviamente que no le diré que
Jayden.Hace unos minutos terminé una reunión de negocios y ahora voy en camino a mi Bufete, y de pronto recibo una llamada de la ex-dueña del restaurante diciéndome que un imbécil está acorralando y maltratando a mi bella rusa, ¿qué es lo que se cree ese imbécil? En este momento me dan ganas de regresar e ir a matar a ese hijo de puta y enseñarle que con acosar a una mujer no conseguirá nada más que odio y repudio.Se equivocó de mujer el infeliz, está muy equivocado si piensa que me quedaré con los brazos cruzados. Antes de cortar la llamada y de las ganas de regresar le dije a la ex-dueña que se llama Marcela Paz, que me mandara el video de esa escena.Aceleró hasta más no poder, la furia incrementa e increment
***Después de unos diez minutos él se aleja de mí, por unos segundos me observa para luego desnudarse mientras mis ojos lo ven lleno de deseo.¿Qué es lo que hará? No pretenderá que lo haremos aquí y ahora. ¡Santa mierda! No lo digo, puesto que se está quedando sin nada de ropa. En un santiamén mis ojos escanean a mi alrededor por si más de una alma pérdida anda rondando por este lugar mágico, ya que no quiero ser fotografiada y menos salir en un video porno.Soy una pervertida, pero también tengo mi personalidad de santa. ¡Pero santa diabla en persona!Él es grande, fuerte y sensual, como todo hombre sexi que cualquier mujer desearía comer. C&oacu
—Me iré, pero no por siempre porque tú me ayudaras sí o sí —se levanta y luego de unos segundos limpia las lágrimas de cocodrilo.Todavía tiene el descaro de venir a buscarme… ¿Qué hago? La mato ahorita o dejo que el propio narco la mate. Es difícil, ya que ambas se escuchan muy tentadoras. Como puedo olvidar todo lo que ella me hizo, como puedo olvidar lo estúpido que fui al enamorarme de una persona que jamás se enamoró.—No te afanes mucho, porque en el momento que me busques verás a tu queridísimo narco —relamo mis labios.En este preciso instante siento una enorme satisfacción al saber y sentir que la puta sufrirá y recibirá su castigo. Ese mismo castigo que