Zoe.
¿Me gusta? ¡Me encanta…! Estoy saliendo de la casa del papi sexi, estoy como una perra loca, mmm… ese hombre me poseo a su manera. Es agresivo, controlador y un puto rudo en la cama. ¡Madre mía…! Me siento perdida, perdida de ser poseída, mi cuerpo pide más y más. Ese hombre me follo como lo había deseado en mis sueños.
—Srta. Zoe —veo que William está recostado sobre mi diabla.
—Me puedes llamar Zoe —hablo en tono cansado—. Por lo que veo estás cómodo—me cruzo de brazos—, William me tengo que ir, aunque tú estás impidiéndome el paso—exclamo.
—Lo siento —se levanta y se aleja un poco de la diabla.
Siento como la sangre me hierve y las ganas de sacar a mi madre de aquí más. No quiero que mi madre esté encima de mí, ella se hace la que me quiere y se preocupa por mí, ya que es mentira… Mi madre está aquí porque quiere que encuentre una esposa, una esposa que le dé un nieto. Yo siempre le digo que un nieto se lo puede dar mi hermana Gabriela. Ella está felizmente casada y no la envidio por ellos, ya que para ella se hizo conocer el amor de tu vida y no como a otro.Mi mamá no estuvo de acuerdo con la relación de aquella puta, pero… eso no quiere decir que hiciera algo para que me diera cuenta de la clase de mujer que estaba a mi lado y todo por querer un nieto.¿Qué le puede dar un nieto que no le puede dar un hijo? Mi jefa me deja a merced del sexi y el muy sínico no desaprovecha la oportunidad y me asiente con una enorme sonrisa y me jala para la oficina de mi jefa. ¿Qué pensarán los empleados del restaurante? Na-ah… Desde cuando me ha importado lo que piense el prójimo, acaso como por lo que el prójimo diga o piense de mí. Así que al diablo lo que el mundo entero piense de mí, a la única que me debería importar es lo que piense mi hermana.Después de entrar a la oficina de mi jefa el papi sexi tira de la puerta para luego cogerme del brazo, me levanta y me besa. Me besa con tanta profundidad que noto como su lengua llega hasta mi campanilla. Intento no responderle, ya que no creo que sea el momento y menos el lugar. Me niego una y otra vez, pero mi cuerpo me traiciona. Lo desea. En solo instante las cosas cambian de rumCapítulo 13
Zoe.—Tú no te mueves de este lugar hasta que me digas que hacías con ese caballero de la alta sociedad —Víctor me toma de la mano e impide que avance.¡Sabía que no podía pasar desapercibida!—Por si no lo notaste es un cliente exclusivo del restaurante, ya que se ha quedado con la jefa—me cruzo de brazos.¿Exclusivo para el restaurante o es exclusivo únicamente para mí?—No… no… no… —niega con la cabeza—. No soy ningún tonto y si te digo que ese hombre vino por ti es porque vino por ti—asegura.Literalmente fue así, pero obviamente que no le diré que
Jayden.Hace unos minutos terminé una reunión de negocios y ahora voy en camino a mi Bufete, y de pronto recibo una llamada de la ex-dueña del restaurante diciéndome que un imbécil está acorralando y maltratando a mi bella rusa, ¿qué es lo que se cree ese imbécil? En este momento me dan ganas de regresar e ir a matar a ese hijo de puta y enseñarle que con acosar a una mujer no conseguirá nada más que odio y repudio.Se equivocó de mujer el infeliz, está muy equivocado si piensa que me quedaré con los brazos cruzados. Antes de cortar la llamada y de las ganas de regresar le dije a la ex-dueña que se llama Marcela Paz, que me mandara el video de esa escena.Aceleró hasta más no poder, la furia incrementa e increment
***Después de unos diez minutos él se aleja de mí, por unos segundos me observa para luego desnudarse mientras mis ojos lo ven lleno de deseo.¿Qué es lo que hará? No pretenderá que lo haremos aquí y ahora. ¡Santa mierda! No lo digo, puesto que se está quedando sin nada de ropa. En un santiamén mis ojos escanean a mi alrededor por si más de una alma pérdida anda rondando por este lugar mágico, ya que no quiero ser fotografiada y menos salir en un video porno.Soy una pervertida, pero también tengo mi personalidad de santa. ¡Pero santa diabla en persona!Él es grande, fuerte y sensual, como todo hombre sexi que cualquier mujer desearía comer. C&oacu
—Me iré, pero no por siempre porque tú me ayudaras sí o sí —se levanta y luego de unos segundos limpia las lágrimas de cocodrilo.Todavía tiene el descaro de venir a buscarme… ¿Qué hago? La mato ahorita o dejo que el propio narco la mate. Es difícil, ya que ambas se escuchan muy tentadoras. Como puedo olvidar todo lo que ella me hizo, como puedo olvidar lo estúpido que fui al enamorarme de una persona que jamás se enamoró.—No te afanes mucho, porque en el momento que me busques verás a tu queridísimo narco —relamo mis labios.En este preciso instante siento una enorme satisfacción al saber y sentir que la puta sufrirá y recibirá su castigo. Ese mismo castigo que
—No quiero irme, pero si no tuviera un par de problemas no lo pensaría como lo estoy haciendo en este instante.Después de bajar las escaleras nos detenemos en medio de la sala. Esto me huele a despedida o hay algo más de una relación de solo sexo. Luego de unos minutos de debatir si se iba o se quedaba inesperadamente el timbre empezó a sonar y a resonar.—Regreso en un momento —separo mi mano de la de él.Le dije claramente que me esperara, pero ¡no! El sexi me sigue tal como si fuera mi guardaespaldas. Aunque yo llevo la delantera y él detrás de mí no quita que se sienta incómodo la presencia protectora detrás de mis pasos. Abro la puerta, mis ojos se abren como plato, mis nervios se aceleran, las ganas de morirme
Hace dos días nos asignaron a Víctor y a mí una mini oficina en la cual ambos tenemos que trabajar o cuando necesitemos respirar de cualquier cosa. Desde que nos asignaron esta oficina ¡yo! No he dejado de comer tranquilamente en este lugar que es mío. ¡Corrección! “Lugar compartido”.—Sabes cuántos hermanos tiene él y porque le dio la gana de regalarle el mismo restaurante en el que yo trabajo —resoplo. Me dejo caer en la silla que está cerca de mi escritorio.—Pensé que tú lo sabías.—Sé poco de él —levantó la mirada para ver esa mirada asombrada.—Como no vas a saber con quién te acuestas y no me mires as&