Un cuerpo apareció en su campo de visión, un hombre alto, cabello castaño, una sonrisa ladeada se coló en su rostro, aquella fragancia la reconociera en cualquier lado, ese olor a menta y esa fragancia dulce que lo acompañaba. La voz molesta de Fabio hizo retroceder a Ricardo y al mismo tiempo se sintió furioso, aquel hombre parecía su perrito faldero, siempre salvándola.—¿Qué fue lo que dijiste? — Su tono era ameno y tranquilo, aunque por dentro hervía de rabia, sin duda Ricardo se llevaba el premio a los idiotas—. Hizo mucho más prestarte su tiempo, su cariño y su amor...Ricardo dirigió su puño a la quijada de Fabio, inclinó la cabeza y se llevó los dedos a sus labios, en su boca sentía aquel sabor metálico de la sangre, él no era un hombre violento, sin embargo, no dejaría que aquello se quedara así.Ella odiaba aquello, le hacía recordar a aquel hombre que su madre una vez trajo a casa y la golpeó para luego marcharse. Odiaba toda esa situación. —¡Detente, Fabio!¡Vamos suelta!
Al llegar al hospital fueron recibidos por un doctor y enfermeros quienes lo montaron en una camilla y lo ingresaron a emergencias, se encontró debutaba entre sí para ingresar o irse, con un gruñido se adentró en el hospital tomando asiento en aquellas incómodas sillas de metal, casi suspiro al sentir el frío de la silla atravesó la tela delgada de los jeans.Taylor ingresó minutos después y tomo asiento a su lado, de manera nerviosa y estresada se pasó las manos por el cabello. Leah con curiosidad le preguntó.—¿Es verdad? Me refiero a eso que te ha enseñado tu familia—preguntó interesada.Taylor sonrió y negó con su cabeza divertido, y una sonrisa de tristeza se coló en su rostro recordando aquello que siempre le repetía su abuela, desde que era pequeño: "Recuerda hijo, siempre debes pagar tus favores y da lo mejor, porque así la vida te recompensará" repitió la frase en su mente, tal vez no fuera del todo cierto, pero era una enseñanza que llevaba siempre consigo.—Sí, señorita, de
Leah cuido de Fabio toda la noche, en un punto cerro los ojos por un momento; no podía estar más agradecida. No pudo evitar sonreír, nunca dejaba de sorprenderla, pero cada palabra ¿Sería suficiente? con aquel pensamiento se quedó dormida, sintió como era zarandeada abrió los ojos entre abriendo cubriéndose de la fuerte luz que entraba en la habitación. —¿Qué haces tú aquí? —preguntó una voz desconocida, ella todavía está un poco confundida de quien se trataba. —¿Quién eres? Aquella pregunta desquicio a la mujer como no se acordaba de la mujer que le arrebato a su novio, había esperado que volviera para corregir todos los errores, no podía perderlo ahora más que nunca lo necesitaba. —¿No me recuerdas? Leah fingió pensar por un momento para luego negar con una sonrisa. Jamás pensó que se volverían a encontrar. —¿Fabricia, cierto? No creo que sea agradable que despierte y te vea—mencionó maliciosamente—, después de todo no quisiera ver a la persona que me fue infiel. —Tu co
Fabio había decidí ir a sorprender a Leah a su casa, habían pasado tres días desde el asalto y había tratado lo mayor posible que nadie más los vinculara con Leah, se había sentido muy cansado y un poco adolorido, se había reconfortado cuando ella le había enviado sopa para su recuperación, luego de descubrir quien había estado detrás de todo había estado haciendo pequeños movimientos pronto vería los frutos de ello, sentir esa protección hacia ella, de manera tan feroz nunca había pensó que podría sentir de nuevo por alguien externo a su familia, su corazón se acelero al pensar en comenzar algo junto a ella. Se sintió mal cuando Taylor le entrego el sobre con la información y le había dejado en un cajón de su oficina en el apartamento. Sintió que entraba en su vida o en sus secretos sin pedir autorización. Sabía que no podía hacerlo de esa forma, aunque sintiera curiosidad, había conseguido su dirección, aunque entendía que se mantenía lejos de el para que no existieran cualquier tip
Leah estaba indecisa sobre si entrar en el edificio e ir a verlo estaba agradecida por todo lo que había hecho por ella y no podía evitar sentir que realmente había sentimientos más de lo que había pensado; los había solucionado, pero se sentía acorralada entre lo que era correcto y lo que no, como ir a su casa sin avisar y aparecer como diciendo "Mírame acá estoy". Además, que en algún momento tendría que decirle: ¡Hey! ¿Sabes? tenemos un hijo en común. Infló sus mejillas de manera ansiosa y resoplando entro en aquella lujosa recepción con una sonrisa se acercó al hombre uniformado. La última vez que había abandonado ese edificio había sentido vergüenza. —Buenas tardes, vengo a ver al señor Kahler ¿Podría decirle que estoy aquí? — preguntó, aunque más bien se oyó un bajo murmullo inseguro, no le informo que se acercaría por aquellos lares. Decidió esa vez llevarle la sopa por si misma. El hombre sintió, y tecleo rápidamente el código del pent-house, Cecilia se movía al compás de l
Su charla se vio interrumpida por una presencia que ambos no esperaban, Fabricia entró con toda la elegancia posible, había decidido recuperar a Fabio sin importar el costo, él era una presa grande al igual que su dinero, hace tres años había termino luego que el viajara de imprevisto a Alemania y la descubriera engañándolo, había sido una estupidez y eso lo sabía, pero no está dispuesta a dejar a escapar lo que significaba el imperio Kalher, esperaba demostrarle a esa mosa de cuarta lo que era capaz. Nadie podía robarle lo que estaba destinado a ser suyo. No cuando su futuro dependía de un hilo. Coloco una mueca esperando que no apareciera esa idiota de Cecilia, aquella vieja le había hecho la vida imposible desde malos ratos hasta palabras ofensivas todavía recordaba la vergüenza que le había hecho pasar cuando tuvo que recoger sus pertenencias en el vestíbulo del edificio, estaba seguro que se la des cobraría cuando volvieran a estar juntos. Eso lo tenía por seguro. Pensar en esa
No exijas mucho cuando podrías estar a punto de perderlo todo. Al despertar por el incómodo calor que sentía se despertó centrándose siendo abrazada por Fabio quién dormía plácidamente, sonrió se veía tan sereno y tranquilo mientras dormía, acarició su mejilla y dejó un beso en esta para levantarse, tenía mucho que hacer además de ayudar a Yexy a encontrar en nuevo trabajo. Colocó una almohada en su lugar esperando que no se despertara, por un momento pensó que se había levantado abrió los ojos y luego volvió a cerrarlos y abrazar fuertemente la almohada. Fue al baño e hizo sus necesidades fisiológicas y se lavó los dientes con un cepillo de dientes nuevo que encontró. Se arregló un poco, hoy iría a presentar un currículum por Yexy en la empresa se lo debía luego de quedarse sin sustento. Tomo su cartera y el teléfono y escribió un mensaje a su amiga: Leah: Ve y di que vas con recomendación, hay varios puestos disponibles en la empresa. Iré hoy a una reunión con Fabio. Te pasare
Futuro.—¿Entonces esta arrepentida? ¿Cómo te sientes en este momento? —le preguntó el hombre mientras esperaba una respuesta.—Algunas veces... Aun así, siento que no puedo olvidarlo, es como si todo se fuera a repetir —respondió de manera sincera mientras sonreía de manera nostálgica—. Aun así, con todo el dolor, todavía lo extraño. Y es algo que simplemente no puedo dejar ir.—Es bueno saberlo—mencionó el hombre mientras escribía en su libreta—¿Algo que te hubiera gustado decirle?—Me hubiera gustado que me devolviera aquel beso—mencionó con la voz quebrando se recordándole, sus sonrisas, su olor o la forma en cómo se vía atravesó de sus ojos—. Y estoy segura que lo hará.Futuro cercano.Aun así, lo observo marcharse.Aun así, ella no lo detuvo, él no se atrevió a mirar atrás antes de alejarse. Todo aquello era una completo desastre, no había razonamiento en su mente solo ira y celos. Por mas que rogo pero en su mirada solo habia miseria.Todo se quedaba entre las noches el sentimi