Dimitri gruñe al ver al lobo alejarse, sus ojos se afinaron ante la idea de que otro lobo rondaría a su luna. Debía marcarla cuanto antes, Amy le pertenecía solo a él. Aunque tampoco le preocupaba mucho tener un adversario.

De la nada sintió una especie de tranquilidad ya que Esteban no era rival para él.

—Tienes un gran problema, Dimitri.

—Puede ser que sí, o quizás no…

—Esteban mantendrá sus distancias, pero es un lobo obstinado, si tu luna lo acepta a él tú no debes interferir.

—Ella no lo aceptara…—responde seguro de sus palabras.

Mantenía sus palabras, y la razón era que el alma de Amy tenía una fuerte conexión con la de él; lo podía sentir cada vez que estaba cerca de ella. Esa mujer respondía solo a sus caricias, estaba completamente seguro de que si Esteban intentaba algo con ella, la pelinegra lo rechazaría.

Sin embargo, no estaba dispuesto a tolerar que ese lobo la tocase con eso si no podía lidiar… mientras estaba sumergido en sus pensamientos de la nada un aroma que bien c