Iker había comprendido que había perdido a Audrey para siempre, aunque ella jamás había podido ser suya. Cuánto lamentaba haber dejado pasar la oportunidad. Esa noche fue tan cobarde y estúpido, algo por lo que él mismo jamás se perdonaría. Él llegó a su apartamento solo y encontró todo tal como lo había dejado varias horas atrás. Observó la cama deshecha solo de su lado, su ropa sucia acumulándose en el cesto para lavar. Llamó a un restaurante para que le enviaran el especial del día y decidió limpiar un poco. Nunca fue un hombre desordenado, pero estando con Alondra se había acostumbrado a que ella hiciera los quehaceres sin permitirle ayudar en nada. Siempre que regresaba del trabajo todo se veía impecable. Quitó las sábanas sucias y colocó unas limpias. Metió ropa a la lavadora y fue al baño para ducharse antes de que llegara la cena. Mientras se bañaba escuchó un pequeño ruido y al salir de allí envuelto en un toallón miró que todo estaba tal como lo había dejado. Notó que alg
Alondra fue a visitar a su amiga al extranjero, pero su estadía allí fue corta. Extrañaba su país, sus amigas, a Mauricio, sus padres y también a Luca. El abogado parecía preocuparse por ella y hasta le había enviado un ramo de rosas al apartamento de su amiga, aunque el estaba en su país y ella a una gran distancia. Lo más extraño que había recibido fue un mensaje de Iker felicitándola y preguntándole como estaba. Solo respondió que estaba bien y agradeció, no hizo nada más. Ese día decidió no salir, porque aunque el clima no anunciaba tormenta podría hasta caer un diluvio por el gesto sorpresivo de su ex marido. Su embarazo había avanzado demasiado y era imposible no notar que daría a luz en poco tiempo. Ella seguía viéndose sumamente hermosa y siempre se veía feliz. Cada movimiento de su hijo hacia que no se sintiera sola. Ella había comprado muchas prendas para su hijo y realmente era algo que disfrutaba hacer. Sus padres ansiaban verla. Ellos habían respondido las entrevistas
Alondra se había hecho un ultrasonido y había descubierto que esperaba un varoncito. Ella hubiese sido feliz con cualquier sexo mientras que fuera saludable. Había tenido un embarazo maravilloso. No había sufrido vómitos, náuseas ni tampoco mareos. Sus únicos antojos fueron de helado de limón y en contadas ocasiones. Al regresar a la ciudad rentó un apartamento amueblado con opción de compra y se mudó de inmediato. Sus padres, amigas y también su abogado Luca la llamaban y visitaban frecuentemente para hacerla sentir acompañada. Luca había aprendido a cocinar algunos pocos platillos siendo guiado por Alondra. Ella se sentía feliz en su compañía, había descubierto en él a una persona muy divertida. Los dos veían películas algunos fines de semana. Luca seguía interesado en ser más que amigos, pero con un bebé por nacer, el comprendía que Alondra no podía pensar en rehacer su vida. Llegó el día sábado y Lucas llegó al apartamento de su amiga. Había llevado su comida favorita y tambi
Iker pasó una mala velada junto a sus amigos y a Bianca, la potencial conquista que acabó sin quererlo volver a ver. Monique fue dura con él, pero necesitaba de alguien que le dijera la verdad sin ningún tipo de anestesia. Apolo hubiese tenido más filtro al momento de hablarle, pero estaba de acuerdo con la actitud tomada por su esposa. Los siguientes días, él pensaba en todo lo que había pasado en su vida los últimos años. Él se había acostumbrado a tener a Audrey pendiente de los pasos que daba. Ella era una verdadera dulzura que lo miraba totalmente enamorada a cada minuto. Le encantaba tener su atención, pero lo mataba la culpa de lo que podría sentir su madre al enterarse de la chica en la que había puesto sus ojos. Llegado el domingo, el fue a la casa de sus padres. Necesitaba hablar con su madre y contarle lo que le sucedía, aquella verdad que ella tantas veces había querido saber. -Papá necesito hablar con mamá, a solas- Así fue como saludó a su padre, quien sin dudar tomó
Audrey se sentía presionada y halagada a partes iguales por Salvador. El en verdad sin ser el padre de su niña, había estado en cada momento por mínimo que fuera. -¿De verdad quieres darle tu apellido?- Preguntó con dudas. Esa decisión no era una de la que pudiese retractarse fácilmente -No mentiría con algo así. Estuve en todo momento, cuando te enteraste yo estaba a tu lado, en cada control médico. Si tú no deseas que le dé mi apellido lo entenderé- Ella solo lo besó y guardó silencio. Necesitaba pensarlo, aunque lo más probable era que acabara aceptando -¿Estarás conmigo cuando de a luz?- Salvador sonrió-No me perdería ese momento por nada del mundo. Estaré contigo, no te dejaré sola jamás- La besó y eso la hizo sentir como su corazón latía aún más fuerte que nunca Era imposible para Audrey no enamorarse de Salvador. Cuando estuvo enamorada de Iker, lo hizo de un espejismo, de como ella lo idealizaba; Salvador le había brindado una experiencia real. Ella sin haber esperado nad
Audrey estaba experimentando demasiado dolor y no comprendía por qué Salvador le preguntaba algo como su pérdida de la virginidad. -Le daré mi apellido- El le dijo emocionado, pero ella no notó eso-Serás su padre igual- El siempre la había acompañado, ¿No era eso lo que hacía un padre?-Soy su padre- Dijo, pero ella no lo escuchóSalvador estaba realmente emocionado al saber que sería padre de la niña. El había sentido celos de si mismo todo ese tiempo. La mujer con la que había pasado una noche inolvidable siempre había estado a su lado. *Alondra se encontraba dudando de todo, completamente insegura. Ella quería olvidar a Iker para siempre y sentía que su amor por el había disminuido, pero no amaba a Luca por más que el intentaba ser dulce y atento con ella. El había cumplido su palabra de respetarla y no apresurar sus tiempos, pero no sabía cómo sería él cuando su hijo naciera. Iker había averiguado dónde vivía su ex esposa y había ido a verla. El sentía que no le había pedido
Audrey veía a su hija y buscaba parecidos con alguien, pero la niña era su retrato. Comparar una imagen de ella siendo tan pequeña y una de su hija no mostraba diferencias. Salvador había intentado abordar el tema de la concepción de su hija, pero siempre que lo intentaba era interrumpido. El siempre decía que era el padre de la pequeña y Audrey sonreía con amor porque creía que la quería como su propia hija. El único temor de Audrey era que apareciera el desconocido padre de su hija y golpeara su puerta reclamando sus derechos. Afrodita se sentía devastada al creer que tal vez Iker era el padre de la hija de su mejor amiga. Sabía que él era Poseidón, al menos uno de ellos...*Afrodita llegó a Tentaciones. Necesitaba hablar con Apolo sobre algunos socios y también sobre Tentaciones Tres. -Me di a la tarea de investigar a los deudores de estas membresías y descubrí que no volverán a venir- Apolo se sorprendió-¿Por qué? -Fallecieron. Daré de baja estas membresías ahora, solo desea
Afrodita había asistido a una nueva cita con Christian Rosco. Él se veía tan atractivo en esa velada y ella esperaba haberse vestido de una forma agradable para él. Ella había escogido un vestido celeste tan claro como los ojos de quién tanto le gustaba. Christian la observó embelesado. Su belleza era deslumbrante y su cuerpo tenía unas curvas preciosas que ese vestido resaltaba con sensualidad y elegancia. Después de la cena y del postre, el la besó a la salida del restaurante sin poder soportar un segundo más sin probar el sabor de sus labios rojos y ella le correspondió con dulzura y timidez. Esa misma noche, Christian le pidió ser su novia y ella aceptó sin siquiera la necesidad de pensarlo un minuto. Habían varias cosas que le preocupaban a Afrodita, pero confiaba en que con Christian hallaría las respuestas a todas sus dudas, así como también la calma a sus inquietudes. Ella había decidido dejar de ir a Tentaciones varias noches porque no sentía que era correcto hacerlo esta