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Capítulo 3 : Moya Zvezda

Regina

Me despierto cuando mi vientre vibra por el hambre, paso una mano por mi rostro para desperezarme. Me acostumbro a la oscuridad que me rodea lentamente y siento el frío incrementar ahora que ha oscurecido.

Paso una mano por mi cabello desaliñado, me digo, tengo que admitir que esta cama es mucho más cómoda que en la que dormí los últimos meses, pero sigo estando encerrada. Camino hasta la puerta de esta habitación que conecta con el baño, hago pis sintiéndome realmente liberada. Me miro en el espejo del baño y me siento como una estúpida por dejarme atrapar de esta manera.

El rostro inexpresivo del desconocido que me besó viene a mis pensamientos, nunca he tenido la oportunidad de sentirme atraída por alguien, pero sin duda él es un hombre sexy. Trago grueso bajo la mirada hacia mis manos. Bufo ante lo tonto de ese pensamiento, este tipo me ha secuestrado y ni siquiera tengo idea de donde estoy.

¡Cómo puedo estar pensando en que es sexy! ¡No es sexy, es molesto!

Salgo del baño aún más cabreada, me dejo caer una vez más sobre la cama, pero me siento demasiado hambrienta. Miro a la puerta dudando, me pregunto si realmente puedo salir de esta habitación. Mi vientre me dice que necesito comer a como de lugar y me pongo en pie una vez más. Mis dedos tiemblan cuando toco el pomo de la puerta, pero necesito alimentar a mi hijo.

Sé que deben haber pasado alrededor de diez horas desde que comí por última vez y necesito ser fuerte por él, ya que ni siquiera sé qué puede suceder de ahora en adelante. Abro la puerta, un pasillo a oscuras me recibe, el olor a madera me hace sentir extraña. Trago grueso antes de bajar por las escaleras de madera hasta lo que parece una sala de estar.

Camino en silencio hasta la cocina y no resisto las ganas de abrir la nevera, por primera vez en meses me siento como una niña pequeña en medio de una juguetería. Muevo mis manos hasta una de las cajas con donas para comer una de ellas.

—¿Necesitas algo?

Cierro la nevera de un golpe, me doy la vuelta para encontrar a una chica quizás unos años mayor que yo medio dormida. Lleva dos coletas extrañas en su cabello larguísimo. El acento en sus palabras, me dice que también habla el idioma de ese tipo.

—El Vor dijo que te alimentara — me dice — :pero usted estaba durmiendo así que pensé que no debía despertarla, ¿Quiere algo en especial?

Pasa junto a mí con calma, prende la luz de la cocina y no sé exactamente cómo reaccionar. La chica desconocida me ofrece una servilleta, Parpadeo varias veces sin entender para qué. Ella sonríe haciendo un gesto de limpiar su propio rostro. Abro mis ojos avergonzada antes de hacerlo.

—Mi nombre es Irina — extiende su mano — , voy a cuidarte desde ahora cuando el Vor no esté aquí.

No puedo corresponder a su gesto, trago grueso viéndola suspirar antes de dejar caer su mano. Ella mueve sus ojos a mis pies.

—No debería andar descalza, podría resfriarse — , aparta una de las gruesas cortinas de su ventana— : está nevando.

Mis ojos se fijan entonces en la nieve que se vislumbra más allá de la ventana, la dona en mis dedos cae al suelo ante ese hecho y la chica frente a mí suspira dejando caer la cortina.

—Supongo que no habías mirado fuera — ,se inclina para tomar la dona que dejé caer — , bueno, bienvenida a la tundra—se ríe de su propio chiste—en fin, haré algo rápido para que comas.

—No es necesario — digo después de un minuto — ; yo… Yo puedo prepararme algo.

—Tienes una linda voz — me dice ella antes de sonreírme — ¿Puedes decirme tu nombre? — insiste — , vamos a pasar mucho tiempo aquí.

Esas palabras me entristecen, dudo un momento antes de decirle mi nombre, pero después de todo en algún momento lo sabrá, así que simplemente contesto.

—Soy Regina — suspiro — un gusto… Creo…

Ella sonríe, pasa junto a mí para abrir la nevera y me ofrece una botella de agua. Rodea la encimera para sentarse en una de las sillas. No quiero volver a mi cuarto, así que me dejo caer en la silla junto a la de ella. Veo los tatuajes en el pecho de la chica cuando se inclina, ella sonríe cuando, me pilla.

—Es una marca de la Bratva — suspira — : pero no soy peligrosa, apenas estoy empezando a crecer dentro de la organización.

—¿Bratva?

La chica sonríe ante mi desconocimiento o quizás la forma en que pronuncio esa palabra tan rara. Mi acompañante levanta la manga de su pijama y puedo ver más tatuajes ahí. Ella señala uno en especial.

—Este lo hizo la persona que me dio una familia — , su sonrisa se apaga —, pero esa persona…

La puerta más allá de la cocina se abre, la mujer frente a mí traga grueso y se pone en pie de un salto. Bajo de mi silla cuando el hombre de más de un metro ochenta aparece envuelto en una ráfaga de viento que me hace temblar.

—Vor — la chica se inclina ante este hombre — : priyatno ostavit' yego. (un gusto saludarlo)

Él hombre frente a nosotros da un ligero asentimiento de cabeza, su rostro marchado se dirige directamente a mí. Sus ojos se mueven por mi cuerpo hasta mis pies, así que tengo que mantenerme fuerte para no tratar de correr.

—Moya zvezda — susurra — , no deberías andar descalza.

—No es tu problema.

Gruño, la chica a mi lado jadea y el desconocido le hace un gesto para que se marche, ella me da una rápida sonrisa antes de salir casi corriendo fuera de la cocina. El ambiente frío del lugar se vuelve tenso. Me siento extrañamente nerviosa.

—Moya Zvezda(mi estrella) — repite — vamos a la cama, Irina puede llevar comida a ti — se acerca — aquí tú eres la reina…, mi reina.

Él toma una de mis manos y la lleva a sus labios, me quedo congelada ante ese gesto por un segundo pero Luego regreso a mis sentidos apartándome de él tanto como soy capaz. No soy reina de nada y menos de él.

—No me toques — gruño empujándolo para intentar escapar de su compañía — ni siquiera sé quién eres.

Él me atrapa antes de que pueda rodearlo, me hace caer hacia atrás en sus brazos y mientras curvo mi cuerpo para mantener mi rostro lejos del suyo. El hombre que tiene sujeta con una mano en mi cintura hace el agarre más fuerte.

Su respiración golpea mi cara cuando su enorme cuerpo se cierne sobre el mío y puedo ver aún más de cerca esa cicatriz que atraviesa su rostro, Los ojos fríos del hombre que desconozco se tornan más oscuros y eso mueve cosas dentro de mí que ni siquiera puedo explicar.

—Yo—su voz se oscurece — moya zvezda, — mira mis labios con malicia — soy tu dueño, desde ahora — esa sonrisa malévola se clava en mi pecho — el único que tendrás en su cama cuando lo desees a partir de ahora.

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