Madrid, España.
Era su nueva ciudad, vibrante, completa, tan ella.
Había sufrido el embrujo de la guitarra española, y aunque conocía la cultura desde sus días en Londres, nunca había sentido tan de cerca la magia de Madrid.
Al ser la hija de una estrella estaba acostumbrada a tenerlo todo, como lo quería, cuando lo quería y sin decir los motivos por los cuales lo quería. Pero, había contras. Lilia siempre, a donde fuera, tenía que tener un equipo de seguridad. Eran las órdenes de su padre, aunque ella ya tuviera diecinueve años y adoraba irse de fiesta, no podía desobedecer, pero lo divertido de ello es que podría siempre jugar a "las escondidas" o escaparse. Y ahí estaba, entrando a las seis de la mañana a hurtadillas a su propia casa, pues, como era de esperarse, se había logrado escabullir como rata de otro grupo de seguridad más. Cerró la ventana con cuidado y al alzar la mirada se encontró con los ojos verdes de su progenitor. -Déjame adivinar. ¿Velvet? -Lilia tragó saliva y se sacó los zapatos deportivos. -Los guardias estuvieron buscándote.
-Papá, cinco hombres a mis espaldas es demasiado, soy una mujer, necesito respirar. -Suspiró y le puso su mirada más dulce. William no se resistía y ella sabía, sabía que su papá era manipulado constantemente por ella y por su hermana menor, Vivia. -Mínimo dos.
-Mínimo diez. Porque si te escapas con cinco, con dos estarías perdida. -la chica rubia se sentó al lado de su padre abrazándolo. -Esto no Londres, estamos lejos de casa.
-Lo sé, pero lo que pasó en Londres no pasará aquí en España, y, bien podría irme a Italia.
- ¿Bromeas? Ese hombre sabe que eres también italiana, y conoce a nuestra familia, Roma es el primer sitio donde te buscaría, hasta que no sepa dónde está y esté en prisión, no estarás ahí.
Casi abrió la boca para decir alguna cosa, pero su padre negó inmediatamente. -No, no quiero que vivas sola, temo por ti, y por Vivia. Ahora descansa, las fiestas hasta las seis de la mañana terminan con una jaqueca monumental, a propósito, me prometiste que este año...
-...Acabaría mi año sabático. Lo sé ¿Tendré guardaespaldas en el colegio?
-Sí, de ser necesario.
-Te amo, pá. -Vio salir al viejo y se tiró de espaldas en la cama. No valía la pena discutir con su padre. La amaba, a ella, a su mamá y a su hermanita. Incluso a su hermano mayor que ya estaba casado y vivía en Italia.
Tenía que convencer a su papá a como diera lugar. No quería estar con los "hombres de negro" detrás de ella incluso en el baño, su papá era capaz de poner incluso a una mujer para que entrara con ella al cubículo. -Dios, ayúdame.
***
-Tienes que aflojar tu lazo, papá oso. -Sonrió la mujer acercándose a su esposo y dándole un breve masaje. -Solo un guardaespaldas. Solo uno, estará bien con uno.
- ¿Qué tienes en mente? -William miró a su esposa, Grazia, pelinegra, ojos grises, los mismos ojos que tenía su hija del medio y sus mismas facciones. La única diferencia era el rubio de Lilia, que se lo había teñido desde los quince. -Amor, no quiero que le pase nada.
-Y no le pasará nada. Escucha, ¿Y si ella no sabe quién es su guardaespaldas? Un chico, de su edad, para que se asocie con ella como otro compañero de clases, estaría a salvo y creería que no la seguimos tanto. Tiene diecinueve, así que... merece algo de espacio.
-Dios, ¿Por qué te escucho?
-Porque soy una mujer sabia. -La risa de los dos terminó en un beso suave, juntos terminaron por salir a su cocina y hacer el desayuno. Al dejar Londres debieron dejar en parte los lujos, así que vivían modestamente en una casa suburbana. Su hija menor viajaba aquel mismo día para un internado en Roma, por lo que, en España, solo les quedaría Lilia. -Y ¿Qué dices?
-Acepto. Buscaré a alguno, y el equipo se lo dejaré cuando estemos en eventos grandes. De lo demás... acepto. ¿Crees que encontremos alguno?
-Si te lo mencioné era porque ya había tenido la idea, y ya había buscado. Te doy todos los datos luego de desayunar. Me parece un gran chico, profesional.
-Y yo quiero que me des la información pues necesito saber qué clase de gustos extremos posee, ya sabes, has leído suficientes novelas en donde la señorita y el guardaespaldas tienen un tórrido romance. -Grazia estalló en risas y se acercó a su esposo y lo abrazó por el cuello dándole un beso.
-Ay Dios, no cambias, para nada. Tranquilo, ya averigüé todo por ti. Es adicto a las mujeres, pero, no a las que cuida.
-Ah, un mujeriego, ¿Por qué no me sorprendes, mujer? -Rió. -Bien, lo conoceré ¿Edad?
-Veintitrés. Es un niño, pero es un excelente guardia. Sus jefes están muy contentos con él, supongo que, si cuida bien a Lilia, no tenemos que preocuparnos de lo que haga con su vida privada.
-De acuerdo.
***
-Siempreeee... Se derrite el corazón... Mmmm... -Lilia bailaba por su habitación, al acabar la canción se sentó en su cama mientras canturreaba. Buscaría la universidad, tal como había prometido. Encontró un buen centro en el cual podría estudiar música, pues eso era su vida, siempre se imaginó en subirse a los escenarios y ser igual a su padre, y lo conseguiría, debía.
- ¿Lilia? -William pasó y vio a su niña. -Venía a ver si ya...
-Sip, lo hice, a pesar de que sea malcriada, encontré una buena universidad, aunque es paga... Te pasaré todos los datos.
- ¿Otra exageradamente cara?
-Sip. Sin dudas. -Sonrió. -Por fa papi, por fa...
-Bien, tú ganas. Dame todos los datos y haré los pagos.
-Grazie per tutti papà. -Lo abrazó emocionada. Aquel era un nuevo comienzo y más aún luego de todo lo que había sucedido.
***
Los primeros días de clase fueron lo máximo, aunque estresantes. Lograba escaparse de sus cinco "hombres de negro" y acababa en los lugares menos esperados. Era fotografiada por fanáticos de su papá y por prensa amarillista cuando la pillaban en bares bailando o bebiendo, tantas veces que, constantes notificaciones llegaban a los representantes de William. -Dale un alto a tu hija, perjudica tu imagen.
-Lilia merece vivir lejos del foco de los medios. ¿No pueden hacer nada al respecto?
Lanzaron el periódico frente al hombre y le dejaron ver la fotografía en primera plana. Aunque no se veía su cara, él la pudo distinguir. -Tiene ya cinco guardaespaldas. ¿Necesita más?
-Un grillete es lo que necesita.
-Hablaré con mi mujer al respecto. -William regresó el periódico y miró a sus representantes. - No quiero saber más al respecto.
***
Esbelta, pelinegra, elegante. A pesar de rondar los cuarenta, aquella mujer lucía aún joven, caminaba con la carpeta en sus manos, estaba dispuesta a hacer lo que su esposo no, contratar un nuevo guardia que su hija no conociera, ni llegara a conocer, al menos no, como un empleado. -Lo requiero.
-Señora Bethlem. -La mujer se sentó al frente del jefe y cruzó la pierna. -Dígame ¿Qué podemos hacer por usted?
-Necesito un guardaespaldas. Un agente encubierto que siga a mi hija a todos lados, la aleje de los problemas y, que ella no sepa que es su "niñero..." ¿Entiende?
-Entiendo, antes ha venido y su familia se ha llevado a mis mejores hombres. ¿Tiene alguno en mente?
-Casualmente... Si.
***
Nombre: Franco RojasGénero: MasculinoNacionalidad: españolEdad: VeintitrésTipo de Sangre: O+Ojos: Verdes
FRANCO-Ella no sospecha nada. -William y su esposa sonrieron cómplices. -Y si me quieren cerca deberán hacer parecer que ella tuvo la idea. -Franco les explicaba a sus nuevos jefes aquella mañana luego de ver a Lilia entrar a su clase, y él se fuera a hablarles. -Esta tarde ella tiene presentación. La escuché hablar con sus amigas y luego de eso piensan ir a una fiesta. Puedo estar, pero sin que ella me vea, a menos que me invite.-Trata de que te invite. No queremos que se aleje demasiado, no hagas que beba demasiado.-Si me permiten... puedo dormirla y traerla.- ¿Dices... drogarla? -Franco alzó los hombros a la pregunta de Grazia. -Siempre que puedas traerla antes de las once de la noche. Los demás guardas estarán cerca para traerlos en la camioneta.-Solo no te pases de listo con ella. -William le hizo una seña a su esposa y ella salió de aque
LILIALilia creía que su padre no estaba de acuerdo en tener una amistad con Franco, por lo que resultaba mucho más divino para ella. Se volvió parte de su círculo social. Macarena era otra caída bajo el efecto "FRANCO". Tanto se había vuelto su acoso que, ella lo ayudaba a escapar. Luego de correr en las motocicletas por la ciudad, ella lo llevó a un edificio que parecía vacío, no estaban lejos de su casa. Al entrar todo estaba cubierto por mantas y telas. -Ven rápido. -Lo llevó escaleras arriba hasta el último de los pisos. -Y aquí, mi santuario. -Abrió la puerta que daba al techo y subió a la azotea por la escalerilla. -Taran. -Franco subió y Lilia extendió los brazos.- ¿Qué es este sitio? -Miró todo un tanto encantado. -Es algo... solitario.-Ya te lo dije. -Se sentó en una de las sillitas que t
LILIAEl maldito guardaespaldas.¡ERA UN MALDITO GUARDAESPALDAS!Acostada en su cama con aquella herida en su costado se dio cuenta de varias cosas.La primera, es que Franco actúo todo. Desde el día que se conocieron él estuvo al pendiente de su seguridad, fingió ser su amigo para que lo llevara a todos lados y así poder cuidarla. Sabía dónde podría encontrarla, y ella le había dicho todo. Y seguramente había engañado a Vivia para saber el nombre del bar...La segunda era que, sus padres seguramente lo sabían y ellos planearon todo. Su papá seguramente fue el autor intelectual de aquel plan.Y la tercera. Le gustaba aquel idiota.¡¿CÓMO IBA A GUSTARLE UN MENTIROSO INSOPORTABLE?!Ahora que sabía la verdad ni siquiera se había asomado a verla, estaba herida, en todos los
FRANCOEleonor estaba rumbo al estrellato. Aún no se dignaba a firmar con ninguna disquera, pero, sus canciones se volvían populares.Tuvo que buscar la letra de "SEÑORITA", para entenderla, y lo que vio fue una indirecta directa hacía él.El vídeo estaba perfectamente hecho, agradeció que el otro cantante fuera su "amigay". ¿Pero qué significaba? ¿Qué lo iba a esperar? No importaba.
FRANCO Eleonor Lancaster estrena nuevos vídeos musicales y anuncia su primera gira Mundial. El "Lover Tour" ya ha dado fechas y se encuentran disponibles en su página oficial. La canción "Blank Space" parece ir dirigida a su ex, la relación que tuvo con la actual pareja de Ana París, y como lo superó para tener una nueva relación con el cantante pop Chris Ian Harrison. La modelo internacional anunció que Eleonor no hace más que provocarla con sus canciones, "Busca pelea", expresó. Nuestra verdadera pregunta es ¿Cuánto tardará esta chica en darnos otra noticia escandalosa? Ana París ya estaba cansada de aquellos jueguitos, así que en cuanto Franco llegó le lanzó el periódico. -Ahora si puedes decir que es una malcriada. -El muchacho tomó el diario y leyó. -Te sacó otra canción. Trata de llamar tu atención. -Por Dios Ana, tomas todo lo que hace Eleonor muy a pecho. -Dijo lanzando nuevamente el periódico al sofá. -Vivo contigo, soy tu novio... ¿Quieres más? -Cásate conmigo. Cásat
FRANCOEleonor... ¿Con que comparar a Eleonor? No podía. Llevaba ya un mes con aquella rubia loca que lo hacía descontrolarse. Cantaba como una sirena y en la cama, se movía como una. Pero había algo más, el instinto de protegerla, de cuidarla. Y ahí estaba, con los ojos abiertos, mirándola mientras ella dormía abrazada a él. Le acarició la mejilla y sintió como se acurrucaba contra él y lo usaba de almohada. -Esta chaparra de 1,52 va a poner mi mundo de cabeza. -Sonrió, y es que Eleonor le había demostrado que podía con una relación, no le exigía detalles cariñosos, pero le escuchaba. ¿Cómo borrarse de la mente esa carita atenta mientras él le decía como había sido su infancia? ¿O como olvidar esa ocasión en donde le hizo unos ravioles extra deliciosos y luego literal puso chocolate sobre su cuerpo haciendo que le gustara el dulce? También paseaba con él en moto, veían películas juntos, se metían juntos a la tina y se quedaban ahí, como un par de niños jugando con las burbujas. ¿Qu
ELEONORLos meses pasaban felices para Franco y Eleonor. Las clases los mantenían ocupados pero aún así apartaban tiempo para ellos. Eleonor renunció a su disquera, sentía que la explotaban. Quería más. -Debería volver al rubio. -Vuelve al rubio, me gustas rubia. -Dijo Franco acercándola a él. -Me gustas completa. -Me encantas baby. -Sonrió dándole un beso. -Soy feliz contigo, como jamás lo he sido en la vida. -Igual yo. Quien me lo habría podido decir, malcriada. -Rió mordiéndole el labio. -Eleonor, quiero cogerte ahora. -¿Ahora?-Ahora. Princesa diabla, ahora. -Eleonor no se hizo de rogar, adoraba cuando aquel único hombre la dominaba en la cama, una canción, o tal vez unas treinta, nunca llevaba la cuenta, pero siempre empezaba con la misma. Puede que su linda ropa interior de encaje la pagara caro, pero lo disfrutaba. Él era más que un diablo, las cosas malas que hacían juntos eran únicas, lo sabía, puede que antes fueran malos con otras personas, pero entre ellos dos era esp