Me sentía en el cielo, todo a mi alrededor era muy suave, parecía de algodón completamente, no recordaba que mi cama fuera tan suave.....¡Un momento!, Mi cama no es tan suave. Lentamente abrí los ojos y lo primero que vi fue un techo alto de color crema, los volví a cerrar y di media vuelta.
«¿Desde cuándo el techo es tan grande?», Abrí los ojos rápidamente cuando me di cuenta de que el techo de mi habitación no era así, ¿Que es esto?, Mi cabeza me dolía y estaba muy confundida, frente a mis ojos hay una inmensa ventana cubierta con una cortina muy delgada, se podía ver para el otro lado y según mis cálculos ya casi anochecía. Me senté en la cama y frote mis mi ojos, no sabía si esto era un sueño o no, pero era lo más probable. Miré la cama y era enorme y muy suavecita, daban ganas de saltar en ella, seguí mirando la habitación y detuve mi mirada en un tocador blanco lleno de maquillaje, seguí mirando y vi un gran armario de un color crema, todo en la habítacion parecía era entre blanco o crema, desde las paredes hasta el techo, bueno, lo único que se salva es el piso, porque es negro.
Seguí mirando y volví a detener mi mirada en una enorme puerta marrón, ¿Estoy en la casa de un gigante?, Puede que exagere un poco, pero la puerta parecía de tres metros de largo y uno de ancho. Decidí levantarme de la cama para mirar la puerta, pero algo más llamó mi atención,—Mi ropa—, vi mi reflejo en el espejo y descubrí que tenía un camisón hasta los tobillos de color rosa pálido. Abrí los ojos al ver que yo no uso ese tipo de pijamas, miré un poco alterada y en una mesita había un vestido verde doblado, decidí ir y acercarme a la puerta, tomé el pomo, lo gire y abrí un lado de la gran puerta.
Lo primero que vi fue un gran pasillo, no se parecía en nada al apartamento en el que vivo con mis amigas y no recuerdo a ver comprado uno, ¿Donde estoy?.
Flashback
—Pues a tu nueva casa, el palacio de Buckingham.
Sentí como lentamente mi cuerpo iba perdiendo fuerzas.
—¡Oyeeeeee!....
Mis ojos se volvieron cada vez más estados y mi cuerpo se empezó a ir de lado, luego solo vi negro.
Fin Flashback
Me tape la boca con mi mano y abrí los ojos como platos. No podía creer que si fuera cierto, ahora puede ser que yo esté en el palacio real de Londres, el famoso palacio de la familia británica.
«El anillo», busqué con la mirada rápidamente entre mis dedos y ahí estaba, el anillo que había visto en el avión con el nombre del segundo príncipe de Londres.
«¡Mátenme!, ¡mantenme!, acabo de cometer una pendejada y la más grande de todas», necesito salir de este lugar lo más rápido posible, aunque no supiera como salir de este lugar, ni menos si correría la suerte de encontrarme con alguien por el camino, aunque obvio que lo haría porque este lugar tiene mucha gente.
Cerré la puerta y me dejé caer en el piso, puse mis manos en la cara. ¿Cómo pudo pasar eso?, en que momento me había convertido en la esposa de un príncipe y no me acordaba de casi nada, ni siguiera de como me pidieron matrimonio, aunque con esa borrachera que nos tuvimos que pegar, dudo que me pidiera matrimonio, pero algo tuvo que pasar para que terminara casada con el.
Cuando me iba a levantar del piso me sobresalte cuando escuche la puerta sonar, ¿Quién sera?, puede que sea el príncipe moja bragas con la voz o su hermano, pero también es posible que sea alguien del servicio para ver si yo me había levantado de mi desmayo.
—¿Quién es? —Pregunte nerviosa.
Me levante del piso y retrocedi tres pasos. No sabia quien era, pero tenia mucho miedo de descubrirlo.
—Soy el rey Harry—Retrocedí un paso.
no podia creer que el rey de Inglaterra estuviera tocando mi puerta, pero bueno si estamos en su castillo y supuestamente casadas con su segundo hijo, es imposible que no viniera, pero, ¿Si viene a culparme por lo que paso?, yo no tengo ni la mas remota idea de lo que paso.
—¿Puedo pasar? —Lo escuche decir.
¡No!, no pase por favor, no quiero verle la cara, me daria mucha vergüenza que lo hiciera, «Pero si este es su palacio», no podia negarle la entrada y si lo pensaba mejor podria ver al padre de ese bizcocho con voz moja bragas con el que me habia casado
—Cla-ro—Me sentía ridícula por ponerme nerviosa.
La puerta se abrió lentamente dejando ver a un hombre alto con el pelo plateado de las canas, casi se me cae la baba al verlo y detallarlo muy bien, ahora si podía comprender porque eran tan bellos ellos, no fue por su madre si no por el padre que aunque se vea de una edad pasada de los cincuenta, lucia tremendamente bien aunque no era de mi estilo, el mio era mas como el principito bonito moja bragas.
El rey me miro de arriba para abajo mientras yo estaba congelada en mi lugar, no podía moverme, ni articular palabra, simplemente esta ahí estática sintiéndome cada vez mas pequeña ante su mirada.
—¿Asi, que tu eres, Tarah Jones? —Comento con semblante serio—. Un gusto conocerte.
El me estiro la mano y yo quede asombrada, primero porque se sabia mi nombre completo, aunque tambien me aterraba y segundo, pues porque no se si esta molesto o no. Sin pensarlo mas le estire la mano para no ser maleducada, en ese instante el en vez de apretarla en señal de saludo se inclino un poco y beso mis nudillos.
—Debes estar muy confundida, pero ni nosotros mismos sabemos lo que paso—Manifestó luego de soltarme mi mano—. Te parece bien, si hablamos un rato.
Mi mandíbula tenia que haber caído hace un rato, pero seguia ahí pegada a mi boca, estaba un poco asombrada, pero si me había lavado bien los oidos acaba de escuchar que ellos no sabían cómo termine casada con su hijo, aunque ni siguiera yo sabía como termine en pijama de seda, en una gran habitación grande y peor a un teniendo sexo en un avión que volaba a Londres.
Yo asenti como una prueba de mi consentimiento y el sonrió. Vi como cerro la puerta y se sentó en una silla que habia en la habitación.
—Siéntate, por favor—Comento el señalando la cama.
Yo no dije nada y me senté en la cama, estaba un poco nerviosa por la conversación, pero todo estaría bien, porque tal vez resuelva un poco el dilema que hay en mi mente, pero algo dentro de mi lo dudaba un poco.
—¿Sabes como terminaste casada con mi segundo hijo? —Pregunto y yo negue con la cabeza.
—No, señor—Respondí un poco apenada.
Me sentía un poco nerviosa con la presencia de su padre, yo nunca he tratado con gente de la realeza, sabiendo que es de la realeza, además no sabia si me echaría la culpa por lo que paso.
—Bueno, parece que seguiremos teniendo esa duda—Comento pensativo—. ¿Te acuerdas algo de anoche?
Si me acordaba algo, pero no era precisamente relevante para saber como terminamos casados, si no como termine en el avión teniendo sexo con su hijo, mientras que su otro hijo dormía en una de las sillas o eso creo yo que fue donde durmió.
—Solo recuerdo que subia por una escalera muy borracha—Conteste a medias.
No me sentía cómoda si le hablaba de todo lo que me acordaba, pero aunque para lo que debió pasar esa noche, mi recuerdo debe ser algo insignificante, pero para mi no lo era, tal vez pudo llegar a ser la mejor noche de sexo de mi vida, con un magnifico y magnético príncipe, que tal vez nunca se repita y yo no me acuerdo nada.
—¿Solo eso?—Volvió a preguntar.
Yo asentí con la cabeza apenada, mientras intentaba dirigir mi mirada a un punto donde me pudiera calmar.
—¿Padre, estas aquí? —Una voz masculina nos hizo voltear.
La puerta de la habitación se abrió dejando ver a los dos hombres en trajes muy elegantes, mi mirada se chocó con la del principito con voz moja bragas. Senti como me derretí en ese momento, me sentía expuesta ante el, como si solo estuviéramos nosotros dos y nadie mas, como si no tuviera esa bata de seda cubriendo mi cuerpo, sentía mis mejillas arder.
—Estaba hablando con Tarah para ver como se sentía y si recordaba algo que nos sirviera para saber que paso esa noche, pero al igual que ustedes dos esta completamente en blanco—La voz del rey me hizo salir de mi trance, eso y también que mi príncipes de príncipes quito su mirada de la mía.
«Principito moja bragas», ese seria uno de los tantos apodos que le pondré a este hombre cuando lo recuerde con anhelo.
Agache la mirada, mientras me mordía el labio sutilmente con solo pensar en su voz ardiente que me dejo mis bragas mojadas la primera vez que la escuche y si cuando me levante en aquel avión hubiera tenido, esas no se hubieran salvado de la mojada.—Bueno, tengo asuntos que resolver—Manifestó el rey serio —. Fue un gusto hablar contigo, querida, espero y te encuentres cómoda en palacio.Abri los ojos desconcertada por sus palabras, aunque únicamente me la pasaba era perdida, no sabía cómo llegaba a ningún lado, pero solo esperaba regresarme a mi casa, con mis amigas, porque, aunque el príncipe puede estar muy bueno, muy moja bragas, puede ser hasta mi esposo o el mismísimo rey de Inglaterra....No, ese es su papa, pero puede ser muy príncipe y todo, pero yo no quiero está aquí.—Nos vemos, Padre—Mi piel se erizo cuando escucho su voz tan partic
Mi cuerpo estaba quieto, mi mirada estaba en el y su mirada en mi, no podía moverme, era simplemente como si esos ojos de color gris me cautivaran demasiado, me quisieran dejar expuesta ante su mirada metálica, yo no hacia intención de moverme y el no hacia nada para quitar su mirada de mi cuerpo.—¿Qué haces...La voz que reconocía como la de Joshua altero a Benjamín, logrando que el cerrara la puerta de un momento a otro, pero el quedándose adentro de la habitación conmigo dentro.En ese momento agarré el pijama que tenia hace un rato y me cubrí mi casi desnudes con ella. Estaba completamente avergonzada por no a verme tapado antes, ahora lo tenia a el, aquí en esta habitación de marfil.—Lo.. lo lamento tanto—Comento mi príncipe con esa voz que me mojaba hasta el alma.Me mordi el labio por sus palabras, el solo se dio la vuelta y
Benjamín siguió jalando de mi mano hasta que salimos del palacio, lo primero que apreciaron mis ojos fue el enorme jardín, no tenía palabras para describir lo hermoso que era. Tenia unas hermosas flores que estaban al lado de los caminos, parecia un pequeño laberinto la diferencia es que no existía posibilidad para perderse.Habían varias personas del servio dando vueltas por el lugar, algunas posaron su mirada en donde estábamos parados, no sabia lo que miraban hasta que fui consciente de que todavía tenia la mano del principito agarrada, en ese momento agache un poco mi mirada apenada.—Listo, ya llegue—La voz de Joshua me hizo volteara—. Tarah, te presento a la persona que estará encargada de ti, su nombre es Jefferson.Mire al hombre que se encontraba al lado del futuro rey de Inglaterra, era un hombre alto y moreno, su cabello y sus ojos eran oscuros, muy diferente a mi
Me separé rápidamente de donde estaba sentada, ahora sí había metido la pata muy grande, como se me ocurrió salir con tremenda barbaridad, ni siguiera lo pense, solo lo solté.No podía seguir aquí, estaba muerta de la vergüenza, me di la vuelta y empecé a correr.—Tarah...Escuché la voz de mi principito pero no me importó, tenía que escapar de ese lugar inmediatamente, mi príncipe pensará que estoy completamente loca, le había dicho que le quería agarrar sus nalgas.Cuando estaba apunto de salir del laberinto senti algo que me agarraba la mano y no me dejó correr, trague en seco y gire levemente la cabeza para encontrarme con la cara de mi principito moja bragas, mi respiración estaba agitada y la de él también, no había alcanzado a escapar de ese lugar, pero, ¿Porque me siguió?, Luego
La cena había sido una tortura, para mí desagrado, mi príncipe hermoso me había quedado bien lejos, que bien lejos, puramente lejos, en la mesa se sentó su padre en la cabeza, la reina al otro lado, Benjamín y Joshua al lado de él y yo, al lado de Joshua, por una parte podía ver al príncipe, pero había tenido a Joshua hablándome toda la bendita cena.Había sido más que difícil llegar a mi habítacion, afortunadamente Joshua me trajo, porque mi príncipe tenía unos asuntos que arreglar, con su padre, así que no tuve la oportunidad de verle más, ahora tenía a su hermano metido en mi habitación, mirando todo.—¿Que hacía mi hermano esta tarde aquí adentro?Tal vez debería decir, preguntando de todo, porque lleva diez minutos dándole vueltas al asunto y yo no pensaba decirle que nos
La cena había sido una tortura, para mí desagrado, mi príncipe hermoso me había quedado bien lejos, que bien lejos, puramente lejos, en la mesa se sentó su padre en la cabeza, la reina al otro lado, Benjamín y Joshua al lado de él y yo, al lado de Joshua, por una parte podía ver al príncipe, pero había tenido a Joshua hablándome toda la bendita cena.Había sido más que difícil llegar a mi habítacion, afortunadamente Joshua me trajo, porque mi príncipe tenía unos asuntos que arreglar, con su padre, así que no tuve la oportunidad de verle más, ahora tenía a su hermano metido en mi habitación, mirando todo.—¿Que hacía mi hermano esta tarde aquí adentro?Tal vez debería decir, preguntando de todo, porque lleva diez minutos dándole vueltas al asunto y yo no pensaba decirle que nos
Su cabeza lentamente fue bajando hasta que sus labios rozaron los míos, ¡Me iba a besar!, Si, por favor besame, no te arrepientas y solo hazlo.«Suplica escuchada», pensé cuando sus labios se pegaron a los míos y comenzó con un jugoso beso haciendo me gemir suavemente, pero es que besaba muy.Sus manos fueron bajando por mí espalda lentamente, mientras nos devorabamos con la boca, mis manos se posaron en su pelo y lo jale un poco, escuché un gruñido de su parte, en ese momento de un movimiento muy ágil me levanto hasta que llegue a su altura, enrolle mis piernas en su cadera.El comenzó a caminar mientras sus manos estaban posadas en mi trasero, no pensaba por nada del mundo comentar algo impropio, porque no me lo perdonaría por nada del mundo.Escuché como la puerta detrás de nosotros se cerraba, nos separamos por falta de aire y nos miramos a los ojos,
Estaba parada en una sala con un montón de libros en mi cabeza, detrás mío estaba una señora de unos 50 años con un hermoso tablon para pegarme si me llegaba a mover.—¿Que decía la carta? —Pregunto Jeffrey.La famosa carta, ni siguiera tuve tiempo de saber lo que decía bien, porque llegó está señora con su hermoso asento francés y prácticamente me saco del dormitorio en pijama, afortunadamente Jeffrey se devolvió y me vio, porque si no estuviera aquí parada en pijama con miedo de que me diera esa señora con ese tablón.«Lamento mucho lo de anoche, bueno no lo lamento, pero tuve que hablar con mi hermano...», es lo único que pude leer antes de ser secuestrada por esta señora.—No lo sé, ella no me dejó leerla—Respondi—, ¡Ah!Grite un poco