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Dos semanas después.

LEYLA

El tiempo pasa. Inevitablemente los segundos se aproximan a minutos, y así el tiempo se agota en cuestión de horas y días. Aunque muy dentro de tu organismo, quieras apagar las agujas imaginarias, no puedes hacerlo. No está entre tus manos manejar el tiempo, ni tampoco el dolor que produce el paso de los días estando sola.

Hace dos semanas que no veo a Malak, puede que no quiera tenerlo cerca. Pero ha estado tanto tiempo detrás de mi culo, que ahora no verlo atrás de mí, me produce una extraña sensación. Tal vez lo eche de menos, o solo quiera vengarme de una vez. Cualquiera de las dos opciones es aceptable para tenerlo cara a cara y gritarle unas cuantas cosas.

Morir era mi única opción, dejaría de sentirme mal y de sufrir por algo que no comprendo. Pero como siempre, Malak tenía que destrozarlo tod

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