-Lo siento mucho, de verdad - murmuró Juan pero al contrario de lo que esperaba, no parecía estar consolándola a ella, sino a los White. - He trabajado con ambas Castillo y es una pena que no podáis disfrutar de una reforma realizada por Cristina, todo lo que crea es una maravilla. Respetamos su opinión aunque yo al menos, no la comparta. Cristina miró a Juan con sorpresa y quizás un poco avergonzada por el despliegue de confianza en ella tan a la vista frente a los White. Él no la miraba de vuelta, su vista estaba fija en la señora White sin disimular apenas su desagrado y decepción, sosteniéndole la mirada mientras su marido trataba de sacar algún tema de conversación. Cristina no sabía si realmente el enfado de Juan era por haber perdido el tiempo o de verdad le molestaba que la rechazasen sin darle una oportunidad. -¡Señorita Castillo! El cruce de miradas se rompió cuando desde el otro lado de las pistas, un chico levantaba la mano saludándola desde lejos y comenzaba a
-Intolerante a la lactosa - informó Miguel cuando Sharon empezó a decirle qué contenían sus platos favoritos del restaurante. -¿No puedes comer queso? - el chico hizo una mueca para luego decir que algunos sin lactosa sí. - ¿Qué haces así? Con ganas de vivir, digo. El queso lo es todo. -Comer sin lactosa. -¿Tu fantasma cuando mueras tampoco podrá comer queso? -No lo sé, espero que pueda comer alimentos con lactosa - murmuró en voz baja sin enfrentar la mirada de Sharon. Tenía algo de carácter, apenas habían hablado un poco de su jefa y el chico siempre salía en su defensa, le tenía mucha estima, pero cuando Sharon desviaba la conversación hacia él, ya sean sus gustos o trabajo, se volvía inseguro y nervioso. -No te voy a matar, parece que vas a sufrir un infarto. -Nunca como acompañado, solo con Nore o con Gabriel cuando viene - dijo en tono de disculpa. - No estoy acostumbrado. -Vale, bien, pero no voy a matarte, puedes respirar - intentó bromear aunqu
-Dijiste que hoy pasabas a buscar el contrato... - murmuró Sharon despegando su atención de su vas y mirando a Cristina con una sonrisa filosa. - Hermana, mi querida y dulce hermana, ... -López no, déjalo ya. Solo la fastidiarás - se negó Jorge. -Nore es un manjar que no pienso desaprovechar - respondió con socarronería. - Además tú aquí no tienes ni voz ni voto. Cristina, hermana... -Estoy de buen humor, puedes ir en mi lugar - cedió Cristina llevándole la contraria a su hermano y Juan fue el único que tuvo los reflejos suficientes de sujetar la botella antes de que cayese al suelo por el brinco que pegó Sharon levantándose de la silla dándole las gracias. - ¡Aún falta una hora, Sharon! -No te oigo, no te escucho - canturreó apurando su vaso tomándose todo el contenido en un trago. - Me largo. -No me caerá de sorpresa si vuelve diciendo que acabamos de perder el proyecto - dijo Jorge cuando Sharon abandonó el despacho. -Confía en Sharon - apoyó Juan. - Nore ya
Dio un pequeño tirón a su americana negra cuando el agudo pitido informando de la planta se escuchó y las puertas se abrieron. Una corriente de seguridad inundó a Sharon, alejando todos los nervios y focalizándose como siempre en aguantar más de cinco minutos de conversación con Nore antes de que, de una manera educada, la mandase a la mierda. Casi dos meses y medio y su récord personal eran seis minutos treinta, Miguel Nakamura ayudó a contabilizarlo. Ese chico disfrutaba viendo a Sharon salir del despacho de su jefa con cara de perro mojado. -Sospechaba que si venía Cristina, tu también lo harías, pero jamás pensé que te dejaría sola - comentó Miguel como saludo. -Puedo ser altamente persuasiva. -Falta un cuarto de hora - la frenó cuando hizo el amago de ir hacia el despacho de la CEO. - Te has adelantado, aún no tenemos que entrar. -¿Tu también? - le preguntó y Miguel le dio una mirada obvia. Claro, había olvidado cómo en Tacarigua, Juan siempre estaba pegado al cul
La caricia despistada de Miranda en el brazo de Gabriel no pasó desapercibida para ninguna de las dos pelinegras que estaban presentes, una sonrió como si le hubiese tocado la lotería y la otra de forma poco agradable. -¿Ya tengo cuñada, hermanito? - preguntó Sharon con sorna aunque deseaba que la respuesta fuese afirmativa y si no lo era, que la razón no fuese la CEO de Trivio. -Algo así, lo será pronto, espero - respondió con una pequeña sonrisa ilusionada. - Os llevaréis muy bien, es muy agradable y buena chica - añadió esta vez mirando a Nore. -Será un placer - respondió de forma tétrica. Para Sharon, que no había parado de observarla, el cambio de actitud de Nore había sido totalmente notorio aunque lo hubiese tratado de disimular. No le había gustado para nada la respuesta de Gabriel. -El contrato con las correcciones que me pediste - encaminó Gabriel de nuevo la conversación. - Solo tienes que firmarlo y Cristina también para estar oficialmente en la cima de
- ¡Todo es un negocio! Espabila que ya me está dando vergüenza compartir apellido contigo - espetó girando el nuevo contrato que había redactado. - Si no fuese un jodido negocio, no habrían donado como mandriles en celo solo para poder tener unos minutos para hablar con Nore ¿qué más da que sea algo de buena voluntad? Podemos sacarle provecho, que la gente done solo por conocer su nombre. -No es lo que queremos transmitir, entiéndelo, Sharon. -Entiende tú que estás trabajando con la jodida Nore Amoroso, que va a unirse a la sensación del momento del mundo de la arquitectura, Cristina Castillo - la señaló con un bolígrafo, tan de pronto que la ojigris pensó que se lo lanzaría. - Van a querer tener una porción de fama, van a donar todo lo que puedan por la causa solo para llenar su ego de mierda diciendo que son solidarios y han estado cerca de las dos CEO. Sería de imbéciles no usar sus nombres en nuestro beneficio. -Comparto la visión solidaria de Nore - comenzó Cristina p
Las manos de Cristina se detuvieron antes de quitar el envoltorio completo a su nuevo libro, miró a su padre que además de sonriente, sus ojos marrones brillaban con inocencia sin saber nada de lo que había pasado. -Mamá... ¿Lo sabe? -Claro, ella fue quién me lo dijo esta mañana antes de que me fuese al colegio. Su padre era profesor de historia, Cristina aún recordaba que cuando vivía con ellos se despertaba demasiado pronto solo para desayunar con su padre antes de volver a la cama a seguir durmiendo. Cristina nunca fue a un colegio, siempre recibía profesores en su casa porque Sharifa jamás encontró uno de su agrado, según ella los niños se echaban a perder yendo al colegio, por eso contrató tanto para Jorge como para Cristina, docentes exclusivos. Su padre jamás aprobó esa decisión, pero contra el difícil carácter de Sharifa, nunca pudo hacer nada, él rehuía los conflictos familiares y pocas veces se pronunciaba. -No... no le dije nada, no quería decirle nada aún -
Ciertamente, su trabajo no especificaba compartirlas, pero era una buena forma para alejar a los paparazzi que comenzasen a agobiarlas a las puertas de sus empresas buscando una buena foto; si Miranda la suministraba, no habría tanto revuelo por esa parte. Algo que le llamaba la atención es que en ninguna de las fotos Nore sonreía, ni siquiera antes de conocerla, cuando buscó hasta la saciedad información sobre ella, jamás había visto una mínima mueca parecida a una sonrisa por su parte. Nada más conocerla se sintió impresionada y un poco acobardada, luego tras varios días coincidiendo con la CEO, seguía sintiendo lo mismo. No fue como su jefa Cristina, que a pesar de tener un aura que impone, tras unos días conociéndola pudo ver cómo al contrario de su madre es muy agradable y cercana, alguien a quien le gustaría poder llamar amiga. Nore, sin embargo, a pesar de su rostro carente de emociones, no tenía ese mal carácter con el que convivió por unos pocos años con Sharifa,