Capítulo 38

La mujer era alta, rubia y muy guapa. Aunque al principio ella pareció nerviosa, luego una sonrisa se extendió en su rostro. Esa sensación desagradable instalada en su pecho no desapareció. Se dijo que solo estaba siendo paranoica.

La mujer caminó hasta ella, se inclinó y la abrazó. A diferencia de las ocasiones en las que Ava o Lia le habían tocado, su contacto la hizo sentir incómoda, por ese mismo motivo Bianca no reaccionó al instante y cuando trató de hacerlo ella ya se estaba alejando.

—Bianca, disculpa por venir recién, pero no me enteré de tu accidente hasta ayer por la tarde. Fue una mala suerte que eso te sucediera. —Ella se sentó en el sofá en el que antes había estado su padre.

No escuchó ni la mitad de sus palabras porque su cerebro estaba más concentrado en tratar de descifrar cuál era podría ser el

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