–Abre tus piernas, amor –digo y está sin reproche lo hace, mis dedos se deslizan desde su botón hasta la entrada de su vagina y una sonrisa se forma en mis labios al sentir tal humedad en ella. – ¿En qué piensas, amor? ¿Por qué tan mojada?
–Deja de ser tan fanfarrón –suelto una risita e introduzco mi dedo medio logrando así que Frida se incline hacia delante y busque donde sujetarse. –Mierda...
–No me vuelves a dar ese tipo de contestación, ¿Vale? –esta chitea y presiono aún más mi dedo logrando que suelte una maldición. –Amas y disfrutas de este fanfarrón, ¿No? –alzo mi mirada y la encuentro con una sonrisa en sus labios y mordiendo sus labios. –Mírame, baja tu mirada.
– ¿Qué? –sonrió, porque sé que lo hace apropósito, el hacerme ese tipo de contestación. Sin esperar introduzco mi dedo anular junto al medio, me acerco con prisa y con mis labios atajo su botón, ese rosado y delicioso botón, mi lengua en forma circular la estimula. –No más, no más... –chi
Al llegar a casa del abuelo de inmediato la tensión se siente tan palpable, una de las señoras que trabaja acá me hace saber que todos se encuentran en el gran salón, esto pinta un poco angustioso para ser sincero. Mi mano entrelazada a la de Frida, logra que me sienta tranquilo junto a ella.En el gran salón se encuentran mis padres, mis tres hermanos, el abuelo y mi primo Timothy. Ni siquiera me molesto en saludarles, voy directo hasta donde se encuentra el abuelo, Frida se aleja y escucho su voz saludando a mis hermanos y mi madre. De camino acá, me dejo saber que mi padre no es de su agrado y realmente me gusta que no intente encajar para caerle bien a él, es innecesario, papá es irrelevante en mi vida y siempre será de ese modo.Me acuclillo y tomo sus manos, está molesto, puedo notarlo en su mirar, él hizo todo por mi abuela, acepto adoptar a una niña, pero esta le salió mala agradecida y vividora. Pero algo si tiene el abuelo, por sus nietos hace todo,
Frida KayenstonEstoy completamente perpleja de enterarme de cosas que yo no tenía ni idea, voy de la mano de Anette, ambas llegamos a la cocina y esta me ofrece amablemente una taza de té. Yo estoy tan hundida en mis pensamientos, ¿Cómo es que Aurora se ha comunicado con mi padre? ¿De qué va toda esta mierda? ¿Por qué está involucrada con Oriel y su madre? ¿Cómo Oriel puede ser tan mala persona? ¿Qué demonios fue eso que Bajhor le dijo tan secretamente a su tía Oriana?Joder, tantas preguntas y yo parare a loca.El olor a manzanilla hace que espabile y enfoque mi mirada en la madre de Bajhor, veo que me está hablando, pero yo ni siquiera escuche lo que me decía, sacudo un poco mi cabeza y le miro fijo.–Disculpa Anette, no estaba del todo escuchándote, discúlpame –ella sonríe y niega.–Tranquila, entiendo que te encuentres aturdida con todo esto, a veces hasta yo me sorprendo de las habilidades
Bajhor HuntherEn cuanto coloco un pie en mi oficina lo primero que hago es aflojar un poco el nudo de mi corbata, tomar una bocanada de aire y simplemente pedir a la vida que la marea baje un poco. No se cuanto más podré soportar toda esta mierda, se me acumula una a una y es un circulo que gira y gira y gira y yo seré quien abra la brecha y todo se descarrile y desborde a mi antojo.Me quedo plantado viendo por el largo y alto ventanal, toda la ciudad. Cierro mis ojos y tomo una larga bocanada de aire y sin más la dejo salir. Ya lo tenso se me comienza apaciguar un poco y solo fue un jodido segundo, un miserable segundo de paz mental para mí. La voz nerviosa y apresurada de Grecia logra que voltee y me percate de lo que ocurre, por un momento creí que se trataba de Bahil atacándola nuevamente, pero no, es algo que me altera en demasía al ver ese gesto arrogante en su rostro y la pobre de mi secretaria lidiando c
En este momento tengo la mirada fija en Grecia y con mi dedo índice sobre mis labios, haciéndole entender que debe mantenerse callada. En cuanto ocurrió lo de Oriana y Oriel, dudaba entre si venir o no y saber cómo estaba Bajhor, en este momento él no puede estar solo, no con tantas cosas ocurriendo a su alrededor, pero al llegar Grecia me dijo que no podía entrar, ya que se encontraba con alguien. Respete eso, pero algo me decía que debía por lo menos escuchar de este lado de la puerta, y la voz de mi padre retumbo tan pronto en mi cabeza.Claramente es de mal gusto y una falta de respeto escuchar conversaciones ajenas, pero se trata de Bajhor, se trata de Fabian que no sé qué demonios hace acá, se trata por supuesto de mí y todo lo que he escucho me deja sin aliento.¿Qué diablos se cree mi padre?¿Por qué se osa en querer alejar a Bajhor de mí?¿Qué es lo que quiere?¿Por qué se toma una atribución que no le corresponde en lo absoluto?
Bajhor viene con otra vestimenta, una más fresca que la de oficina, me gusta sus jeans rotos y su suéter negro, los anillos en sus dedos y ese aroma que me atonta en cuanto lo inhalo, el pelinegro sonríe y ese era el último detalle que necesitaba para que todo colapsara en mí.–Amor.– ¿Qué estoy pagando, Jesucristo? –murmullo, él se planta delante de mí y deja un casto beso en mis labios.– ¿Qué es? –sacudo un poco mi cabeza y sonrió.– ¿Esto? –me refiero a las bolsas en mis manos. – ¿Qué más? Fabian Lunghir.Bajhor pasa a mi lado, yo cierro la puerta y dejo las bolsas a un lado, me enfoco en él. Quita su abrigo y también el gorro de lana que traía, olvide que hoy comenzó la primera nevada en la ciudad y el frio ha de ser insoportable, yo tengo la calefacción casi al tope y no me afecta mucho.–Huele delicioso –comenta, yo sonrió. – ¿Cocinabas para mí? –chiteo y le miro fijo, asiento.–Estará listo en unos minutos, siéntete a gus
–Yo, lo siento.–Aja... –bufo y le miro. –De seguro eres el típico hombre a lo cual su esposa no le da todo lo que necesita, ¿No? –Fabian me mira fijo.–Las cosas no van bien con Tabatha.–Wao, que excusa tan creíble, no me importa, para ser sincera, tu vida amorosa no es de mi incumbencia.–Frida...– ¡No! –digo con tono fuerte. – ¡¿Qué carajos pretendes tú, Fabian?! ¿Qué crees que eres? ¿Un adolescente? ¿No te basto con serle infiel a mamá?–Frida, no estamos aquí para hablar de mí, sino de ti –suspiro, este de pronto deja caer sobre la mesa céntrica unas carpetas. –Yo, lamento todo lo que has pasado –dice con un tono de voz apenado, yo con prisa tomo esas carpetas y comienzo a ver todo lo que hay dentro.– ¿Qué? –digo sin aliento. – ¿Me investigaste? –todo lo de Abdón, lo de la casa de mamá, mi embarazo y lo que Abdón hizo para que yo fuera la culpable de todo. – ¿Cómo te atreves? –dejo caer con fuerza las carpetas, por eso ese chofer me
–Yo... –le miro fijo, tiene ese semblante serio. –Yo tengo un hijo... –suelto su mano, me alejo un poco de él, le miro fijo, el corazón me late, abro mi boca para decir algo, pero la vuelvo a cerrar. Mi adonis me mira fijamente, pero estalla en una risotada y yo automáticamente dejo un golpe en su hombro. – ¡Por Dios, debiste ver tu rostro! –ríe sin parar. –Fue como... –hace un gesto sorpresivo y realmente horrible de mi cara. –Ay honey, es tan divertido jugar contigo –ríe y ríe, yo me cruzo de brazos, llevo la mirada a la ventanilla y observo la oscuridad del cielo. – ¿Frida? Fue solo una broma.–Pensé que no sería la mujer que te iba a dar tu primer hijo –confieso, me acomodo un poco en mi lugar. –Quiero ser yo quien te de todos los hijos que tú quieras, yo... –Bajhor con rapidez toma mi rostro y logra que lo mire fijo.–Y yo quiero que tú seas quien lleve en su vientre mis hijos, nuestros hijos, Frida... –me besa y sonrió con sus labios sobre los míos. –Porqu
Al despertar observo aun lado, donde está la ventana, allí está la Torre Eiffel, otra cosa que el abuelo deseaba al comprar este lugar, era tener la vista de dicha Torre. Me estiro un poco en mi lugar y siento un vacío junto a mí, al voltear a mi lado noto que mi rubia candente no está, me siento y bostezo, salgo de cama y tomo camino fuera de la habitación.El olor a comida de inmediato me noquea, mi estómago gruñe en protesta y al darle el frente a la amplia cocina, la observo cocinar y en un ir y venir mientras lo hace. Un jodido frio me estremece el cuerpo y noto las puertas corredizas del balcón abierta, a Frida claramente no le afecta está en el calor de la cocina, yo no sé qué hacer, si cerrar las puertas o ir donde ella se encuentra.– ¿Una o dos de azúcar para tu café? –me toma por sorpresa su voz y le veo. –Te estoy viendo desde la tostadora, amor –sonrió y voltea en su totalidad. – ¿Y bien? ¿Una o dos?–Dos... –asiente y voltea nuevam