—Jack, en mi bolsillo están las llaves, ve y enciende el auto. —Su amigo hace caso y Samantha lo persigue, nadie quería objetar en esa escena.
—¡Auxilio! ¡me están secuestrando! —Holly estaba indignada y él niega con su cabeza riendo.
—Deja de ser tan bulliciosa, compórtate, estamos en público —dice rodando los ojos y algo desconcertado.
—Lo dice el chico que golpeó a mi novio, eso sí fue escandaloso —comenta con ironía.
—Eso fue para ayudarte —respondió colérico.
—No necesitaba tu supuesta ayuda. —Él comenzó a recoger su ropa como pudo.
—¡Mierda! Porque eres tan difícil, ¿qué te cuesta aceptar la realidad? —Ella suspiro tratando de calmarse y rendirse, pues tal vez... solo tal vez exageraba un poco—. ¿Me ayudas a llevar mi ropa? —le acerca la ropa.
—¿Eres mocho o qué? —dijo ella irritada a sus espaldas y él ríe.
—Podrías hacerlo como parte del agradecimiento —propone.
—Pensé que ya te había agradecido —bufa y él suspira.
—Necesito las dos manos para llevarte —dice algo obvio.
—Te tengo una solución... ¡bájame! —Holly estaba un poco esperanzada a ver si le hacía caso.
—Te bajaría preciosa, pero eso me costaría mucho. —Estaba comenzando a divertirse con la situación.
—No te cuesta nada, aparte es mejor, así no te avergüenzas de que vea tu trasero —dice creyendo que con ese argumento podría dejarlo como amenaza, pero él solo se burló.
—Primero, si me cuesta, ya que si te bajo te irías caminando a tu casa y no puedo permitirlo... Segundo, sé que estas disfrutando de esa vista, así como yo disfruto sostenerte en mi hombro. —Dicho esto muy hedonista comenzó a caminar hacia el auto.
Al rubio ya le estaba empezando disfrutar molestarla, pero por un momento estuvieron reservados.
—¿Por qué eres así? —pregunta ella rompiendo el silencio.
—¿Cómo así? —responde algo confundido.
—No lo sé, no sé cómo explicarlo. —Se calla nuevamente.
Al llegar al estacionamiento, la baja al frente del auto, él le sonríe y ella pudo sentir un escalofrío en su cuerpo por esa sonrisa. El rubio comenzó a vestirse delante de ella para asegurarse de que no se escapara.
—Ya estas abajo, ¿Podrás vivir sin mí? —Está juguetón y le guiña el ojo, ella no sabe porque, pero sintió un calor en su pecho, un calor agradable.
—Si puedo vivir sin ti —responde orgullosa y se cruza de brazos ignorando su emoción pasada.
—Qué lástima, porque me encanta ayudarte y admirar lo hermosa que te ves cuando te enojas conmigo. —Le lanza un beso y las mejillas de ella comenzaron a arder, pero tal vez por la noche no se note. Ella ignora su comentario y cambia el tema.
—Estoy empapada, mejor me voy caminando para no mojar tu auto —dice incómoda.
—Yo te puedo secar sin ningún problema. —La ve un poco perverso y ella lo mira mal.
—¡Hablo en serio! —Junta sus cejas.
—Yo también. —Le guiña el ojo, suelta una pequeña risa y suspira—. Eso es lo menos importante cariño, puedes entrar como tú quieras. —Ya terminado de vestir, se acerca a ella y toma su mentón para verla—. Créeme que no te dejaría ir caminando, eso no sería muy caballeroso de mi parte, todo está bien. —Le soba la mejilla, luego le abre la puerta como todo un caballero y ella obediente sin protestar entró al auto, Ascher entró de piloto y encendió el auto.
Puso el auto en marcha, su rumbo no sería tan lejos pues la noche era larga y la disfrutarían, Holly estaba en las piernas de Mónica, luego estaba Sam en el medio, luego Jack al otro extremo y Trevor estaba de copiloto, Ascher de vez en cuando observaba a Holly por el retrovisor, no sabe el porqué, pero siente cierto placer verla así indignada, tal vez por el hecho de ganarle en su juego tan odioso.
Antes de llegar a su destino, hicieron una corta parada a un supermercado, pero solo bajaron los chicos a comprar, después de eso, fueron a su destino, la playa, de noche era tan romántico estar ahí, el agua tibia para bañarse, estaba en los planes de Jack ir ahí. Ya al estar en la playa y presentarse como se debe, cada pareja estaba por su lado, Samantha y Jack bañándose en el agua tibia del mar, Trevor charlando con Mónica, mientras que Holly y Ascher estaban detrás del auto apoyados en el maletero mirando las estrellas, ella podría protestar y alejarse de él, pero no le arruinaría la noche a sus amigas.
—Por cierto, te compre algo —dijo él sacando un chocolate de su bolsillo—. No sé si te gustaría, pues no te conozco muy bien, pero es para ver si dejas de ser tan complicada conmigo —le ofreció el chocolate y ella lo recibió algo tímida e incómoda.
—No es que sea complicada, es que tengo novio —alarma.
—Lo sé, pero conozco chicas con novios y no son tan altaneras como tú, son más amigables con las personas. —Le sonríe.
—Lo siento y gracias. —Agradece por el chocolate, lo abre compartiéndolo con él y acepto—. ¿Por qué eres así conmigo? —Lo mira azorada.
—Pues simplemente soy caballeroso, educado y amable, no hay que mal pensar, pero ya me tienes como ejemplo, ¿cómo alguien que no te conoce te trata mejor que tu novio? —pregunta desconociendo el tema, ella agacha su rostro desanimada.
—No quiero hablar sobre eso. —Comienza a jugar con sus dedos algo decaída.
—Está bien, lo entiendo, discúlpame por insistir. —Le toma mentón para verla bien.
Al ver aquel rostro triste, se le arrugo un poco el corazón sintiéndose mal consigo mismo, pues él solo quería hacerla reaccionar ante esa relación considerada como toxica, por su mente no paso nunca en avergonzarla, desconocía porque esos dos estaban juntos, pero si es para que ella se sintiera bien, trataría de no sacar ese tema tan injusto para él, a menos de que ella lo quisiera, pero él no prometería nada, solo lo intentaría.
—Entonces... ¿Eres muy caballeroso? —Le da media sonrisa.
—Sí, sea quien sea, me comportó como tal, a menos que me hagan enojar mucho —admitió y ella se ríe.
—Perdón por hacerte enojar y jorobarte tanto. —Él le sonríe.
—Todo está bien, tranquila, no pasó nada e igual te veías preciosa así. —Coloca su brazo alrededor de su hombro para acercarla a él.
—No me digas así. —Frunce el ceño.
—¿Cómo así? —pregunta bromeando, él sabía a qué se refería ella, pero se hacía el loco.
—No me digas preciosa. —Se cruza de brazos y él se ríe.
—Es que te ves tierna cuando te enojas, pareces un ratoncito enojón —se burla y ella lo mira mal.
—¿Me estás diciendo enana? —Él se muerde el labio aguantando la risa mientras afirma con la cabeza, ella lo mira divertida y está lista para defenderse—. No soy enana amigo, tú tienes un problema de altura —se burla ella segura de sí misma, él abre su boca en admiración.
—¿Crees que soy raro por ser más alto que tú? —Se ríe, ella asiente y el rubio niega con la cabeza riendo—. Me agrada tu forma de elevar tu autoestima, cosa que hasta eso es más alto que tú. —No para de reír y ella lo aporrea levemente con el codo en su costilla—. ¡Auch! Está bien, te ves bien como estas. —Trata de elogiarla.
—Gracias. —Se separa de él y le extiende la mano—. Bailemos —ofrece y él la mira desorientado.
—¿Sin música? —pregunta azorado—. Porque si me das chance, puedo poner una en la camioneta ahora. —Señala hacia atrás con su pulgar.—No la necesitamos, ¡ven! —insistió y él le tomó la mano. Comenzaron a bailar, pero de forma respetable, iban de un lado a otro como un vals, estaban sonrientes y calmados, él la sostenía por la cintura mientras que ella tenía sus brazos alrededor de su cuello, esto podría ser un poco confuso, a los dos les agradaba la situación, pero de cierta forma solo se ven como amigos, pues ella tiene novio y él simplemente es muy amable como para pensar que le gusta ella, cosa que a él no le ha pasado por la cabeza pensar eso, solo se deja llevar. Pasaron toda la noche así, después de bailar, se juntaron con los demás y comenzaron a charlar, cuando amaneció terminaron la velada y comenzaron a recoger las cosas.—Creo que me van a regañar, no pedí permiso para quedarme al día siguiente —le comenta Holly a Ascher preocupada.—Hablaré con ella, me echaré la culpa s
—Gracias hijo, ¿qué te sucedió en el labio y en tu ojo? ¿te golpearon? —Se acerca a su hijo muy preocupada—. ¿Cómo no me di cuenta hace un momento? —Toma el rostro de Ascher entre sus manos.—Tranquila mamá. —Aparta la mirada—. Solo practicaba defensa personal —dijo nervioso.—Pero es tu entrenador personal, le pagamos para que te enseñe, ¡no para que te mate! —Se altera—. Hay que despedirlo. —Está muy enojada.—Elizabeth relájate, no exageres, el chico debe aprender a ser golpeado, seguro le está enseñando como es estar en una pelea de verdad y eso está bien, en una pelea de verdad nunca saldrá bien, siempre habrá algún rasguño —dice el padre súper relajado con la situación.—Exacto, aparte, yo sé lo pedí, le gané, este es mi trofeo y recuerdo. —Señala su rostro con el dedo índice de forma circular.—Está bien —La rubia no está de acuerdo, pero lo dejaría pasar—, bueno, vayamos al punto del porque te llamé. —Mira a su esposo, quién estaba sentado al frente de ellos con un escritorio
Ella asintió asustada y salió del auto, él arrancó muy veloz dejando a Holly en su casa con lágrimas resbalarse por sus mejillas, se sentía culpable, pues tal vez era verdad, corrió entrando a su casa y encorreándose en su habitación. Algo era muy cierto, su novio podía hacerla sentir mal muy rápido, por su culpa no saldrían juntos esta semana, por culpa de ella, por estar castigada, todo es cuando ella puede, pero el tiempo de él es más valioso que el de ella, Holly se hizo castigar, desobedeció y mintió, ya lo había hecho varias veces para poder estar con sus amigas, a diferencia que llegaba temprano para cubrir la mentira.Pasaron algunos días y Holly aún seguía castigada, su día a día era de la casa al colegio, del colegio al trabajo y del trabajo a la casa, esa semana había comenzado a trabajar para ayudar a sus padres y también porque su madre la había obligado, veía menos a sus amigas, llegaba a su casa triste encerrándose en su cuarto, ya que Tim no se comunicaba con ella, a
—No sé, dime tú qué no sabes, ya que por lo visto buscaste información sobre mí —bromea con el tema y él ríe.—No es lo mismo investigarlo que escucharlo de ti, pero buen punto... ¿Que deseas estudiar? ¿cuál es tu sueño? —pregunta un poco pensativo, realmente no sabía por dónde comenzar.—Buena pregunta, es un tema profundo de que hablar... Tal vez estudiaría literatura, no tengo muy claro lo que quiero estudiar, pero sí sé que mi sueño es ser escritora y muchas carreras te conllevan a ella... Tengo unas historias que quisiera publicar, sencillamente viviría de eso, siento que tengo mucho que transmitir y hacerlo con lo que amo, sería genial, me haría muy feliz —dice con un placer en su rostro.—Me encanta... Tus ojos brillan al hablar sobre tus pasiones y eso me encanta. —Admira cada parte de su rostro y Holly mira a otro lado—. No ocultes tu belleza, no te avergüences conmigo. —Él le toma el mentón para que se vean.—Mis padres llegarán en cualquier momento. —Mira de reojo la puerta
—Un gusto. —Sonríe amable y se sienta—. ¿Comenzamos? —Holly asiente. Pasado treinta minutos ella sale del lugar y entra al auto, pero su cara está triste.—Lo siento mucho... —dice y él le soba el hombro tratando de consolarla—. ¡Por haber sido contratada! —Contagió esa repentina alegría al rubio.—Eres mala. —La mira gracioso.—Quería hacerte una broma, ¿te la creíste? —admite divertida.—Claro que sí, casi que me salgo del auto y los mató a todos por no haberte contratado. —Ella ríe y él la abraza—. ¿Qué área te asignaron? —Se sentía orgulloso de lo que había logrado.—Por el momento solo le leeré a niños. —Sonríe y se separan un poco—. Y me agradan los niños.—Lo sé, ¿cómo celebraremos esto? —pregunta pensando en algo divertido.—¿Qué? No Ascher, es suficiente con lo que me das, estoy muy agradecida que me hayas conseguido está entrevista —dice apenada.—Voy a fingir que no escuché eso... Busquemos a tus hermanos y salgamos juntos. —Holly no está segura de ello, pero hay algo de l
—Me pones nervioso al mirarme así... Ya veo cómo se siente —comenta rompiendo los pensamientos de Holly.—Lo siento, sólo recordé algo —se explica un poco avergonzada.—Pude darme cuenta, pues te reíste demasiado, ¿Algún chiste bueno pasó por tu mente? —Le pregunta divertido, ella asiente graciosa—. ¿Podrías contármelo? Ha de ser muy bueno como para reírte así.—Mejores que los tuyos sí… eres tú —dice y se muerde el labio para aguantar la risa, él detiene el auto en su casa.—¿Acaso soy un chiste? —La mira y hace una cara graciosa, ella asiente—. Que cruel eres. —Él se acerca a ella y le hace cosquillas.—Ya... ¡Para! Tengo que buscar a mis hermanos —dice entre risas.—¡Excusas! Sólo para que el chiste no te haga reír. —Se detiene.—Gracias chiste —dice divertida y sale del auto antes de que la vuelva a agarrar. Él la ve alejarse, se muerde el labio sonriendo, su teléfono suena y él inmediatamente contesta.—Hola Susan —responde.—Hola joven Basquin, ya hice lo que me pidió —dice del
Él miraba a un lugar fijo, tenía la mirada pérdida sonriendo, recordando lo hermosa que es.—¿Ascher? —Su amigo Trevor trata de hacerlo reaccionar mientras detiene el carrito de golf.—¿Si? —Está algo desorientado.—¿Estás bien? —El pelirrojo lo ve extrañado.—Sí. —Le sonríe—. Pensé que cuando dijiste que querías que pasáramos tiempo juntos, haríamos algo divertido —le bromea al castaño.—El golf es divertido, es mi favorito y lo sabes. —Jack se ve alegre.—Déjalo, ya le aburre nuestra clase —comenta el pelirrojo odioso.—No empieces. —Ascher voltea sus ojos. Pasaron todo el día jugando, cae la noche y comienzan a recoger las cosas para tomar el camino a casa de Jack, no era muy lejos, pues el campo de golf era parte de su propiedad, suena el celular de Jack y este lo atiende alejado de ellos, mientras que los dos chicos recogen las cosas para irse.—¡Chicos! —Los llama y se acerca a ellos, su respiración está un poco entre cortada porque había corrido hacía ellos.—¿Sucedió algo? —p
¿Cómo alguien puede verse bien siempre? Obvio su comentario no le subió el ánimo, pero igual no les prestaría atención a las personas, pues ellos no saben por lo que ella estaba pasando, así que no tenían derecho de mirarla así. Al llegar al restaurante, se sentaron en una mesa al aire libre, pidieron su plato y de inmediato fue servido en la mesa. Ascher observa las palmas de Holly, quienes estaban marcadas con sus uñas, una herida profunda, fue como si se enterrara las uñas a sí misma, Holly se da cuenta y las oculta, le sonríe tímida, él solo junta sus labios en una línea fina y trata de entenderla.***—Déjame ayudarte —dice entre risas.—No. —También está riendo.—Estás remando en círculos, déjame ayudar. —Trata de quitarle uno de los remos.—Puedo solo, tú necesitas descansar —responde algo testarudo.—No seas terco... Estoy bien, necesitas mi ayuda, para que funcione, hay que ser un equipo. —Trata de entrarlo en razón y él no se rinde.—Podemos ser un equipo y si tú no puedes