Hola,quiero agradecerte por leer mi novela,si te gusta déjame un comentario y una reseña . Gracias! Alicia Books
Desde la mente de Fabricio Castiglioni¿Cómo pasó todo tan rápido?Eso era lo único que podía pensar mientras veía los rostros ajenos dentro del juzgado, todos con la seguridad que él ya no tenía.Afuera, el mundo giraba como siempre. Dentro de él, todo colapsaba.El traje impecable que llevaba encima ahora le pesaba como una soga al cuello. El mismo traje que pensó que usaría el día que volviera triunfante al Cinco Estrellas, ahora parecía el uniforme de un hombre condenado.¿Desde cuándo dejaron de tenerle miedo?Raúl hablaba como si no hubiera trabajado para él con devoción. Gerardo lo traicionaba con una voz temblorosa pero clara. Hasta el médico, ese infeliz que firmaba lo que le pedía, ahora lo dejaba expuesto como una rata frente a la jauría.Todos son unos cobardes.Todos me usaron.Todos me deben.Y sin embargo… ahí estaba él. Solo. Sin abogado. Sin poder gritar, sin poder pegar.Cuando vio entrar a Fátima, supo lo que venía.Ella va a decir que fue una víctima. Que no sabía
Capítulo 91 – Un Amor MerecidoLa tensión del día se había quedado encerrada en el edificio del Ministerio de Trabajo. Afuera, el sol parecía más cálido, y el aire olía a libertad.Anahir se detuvo frente a Nicolás, lo miró con ternura y le acarició la mejilla, como si pudiera borrar con un roce todo el dolor que él también había cargado en silencio.—Hoy no es un día cualquiera —dijo en un tono dulce, casi susurrando—. Hoy debemos celebrar... porque la impunidad está cayendo.Nicolás le sonrió sin decir nada. Solo apretó su mano con fuerza, como si en ese gesto pudiera prometerle que, pase lo que pase, siempre estarían juntos.Antes de salir del edificio, Fabián Mansilla y Silvia Herrera, que habían estado presentes en toda la audiencia, se acercaron.—Felicitaciones por lo de hoy —dijo Fabián—. Pero estén atentos. Castiglioni no está bien, lo vi salir como un toro bravo... no sabemos qué puede hacer.Silvia asintió, con el ceño fruncido.—Se lo notaba fuera de sí. Ojalá que todo ter
Capítulo 92 – El Precio del NombreEl olor a desinfectante y el pitido constante del monitor cardíaco eran las únicas cosas que se oían en la habitación.Fátima se quedó de pie, al borde de la cama, sin atreverse a tocar la mano de su padre.Él dormía.O eso creyó.Hasta que escuchó su voz:—Te arrastraste con él, Fátima… —susurró, con los ojos cerrados—. Y arrastraste todo lo que construí en cincuenta años.Ella se congeló. Su corazón tembló como si le hubieran clavado una aguja helada en el pecho.—Papá… —balbuceó—. No fue así. Él me manipuló, me hizo creer cosas…Ernesto Lombardí abrió los ojos con dificultad. La miró. Pero ya no era su niña mimada.La miró como a una desconocida.Como a alguien que había traicionado algo más que la sangre.—¿Y el apellido, Fátima? —preguntó con voz rota—. Era lo único que me quedaba intacto. Lo único que valía más que cualquier edificio, que cualquier cuenta bancaria.Fátima bajó la cabeza, sintiendo que cada palabra la hundía un poco más.—Perdón
Capítulo 93 – Tejiendo la Última TrampaLa puerta del apartamento se abrió de golpe.Fabricio entró como una tormenta, con los ojos inyectados de furia y la camisa arrugada por el sudor frío que le bajaba desde el cuello.Tiró las llaves contra la mesa y cruzó el living con pasos pesados.Virginia, que preparaba la cena con una sonrisa ilusa, se giró sorprendida.—¿Qué te pasa, mi amor? —preguntó, acercándose con preocupación.Mi amor.Fabricio sintió un asco seco en el estómago.No me digas así, pensó.Pero su boca sonrió, domada por la necesidad.—Nada, hermosa… —murmuró, acariciándole el cabello como si fuera un cachorro—. Solo que estoy muy presionado. Están queriendo destruirme, Virginia. Me están tendiendo una trampa y... yo necesito tu ayuda.Ella lo miró, inocente.Dispuesta.Perdida.—¿Qué tengo que hacer?Fabricio tomó su rostro entre las manos, mirándola con la misma intensidad que usaba para derribar los muros de las obras.—Necesito algo muy sencillo. Conseguir las llaves
Capítulo 94 – El Precio de Una Traición La fiesta de inversores estaba en su punto más elegante. Trajes planchados como armaduras, copas de champán tintineando como campanas de guerra, y palabras cargadas de promesas millonarias flotando en el aire perfumado. Anahir, del brazo de Nicolás, caminaba como una reina segura de su rey. Su vestido color vino abrazaba su figura con una perfección que parecía hecha a medida de su éxito. Se movían como lo que eran esa noche: una pareja imbatible, indestructible, destinada a brillar. Pero todo ese equilibrio se tambaleó cuando apareció Virginia. La arquitecta irrumpió en escena con un vestido negro pegado a su cuerpo como una segunda piel, unos tacones peligrosos, perfume invasivo y una sonrisa felina. No era la imagen de una profesional en una reunión de inversores. Era una provocación ambulante. Y ella lo sabía. Disfrutaba del efecto que causaba. Especialmente sobre Nicolás, aunque él no apartaba los ojos de su esposa ni
Capítulo – Virginia: La Trampa Perfecta Virginia repasó el plan en su cabeza mientras se ajustaba el vestido negro, tan ceñido que parecía pintado sobre su cuerpo. Sabía que no era el atuendo apropiado para una fiesta de inversores de alto nivel. Pero su objetivo esa noche no era encajar. Era destruir. "Un pequeño sacrificio por una gran victoria", se dijo, admirándose en el espejo antes de salir. No era vanidad lo que brillaba en sus ojos. Era hambre. ** Todo había comenzado hace casi dos meses antes. Fabricio Castiglioni había llegado a su vida como un espectro disfrazado de oportunidad. Ella lo conocía de vista en la obra , un ingeniero caído en desgracia, un nombre susurrado con desprecio en los pasillos en estos días en toda la obra ,pero ella no creía nada de lo que decían. Pero esa noche, en el bar donde Virginia ahogaba su frustración por seguir siendo “la arquitecta de segunda”, Fabricio supo exactamente qué decir. —Anahir te menosprecia... igual que hizo con to
Capítulo 96– El Veneno en la SombraLa noche olía a pólvora.A traición.A un desastre cocinándose a fuego lento.Fabricio acomodó los papeles sobre la mesa del pequeño apartamento ,unos papeles que no servirían de nada , mientras Virginia, ilusionada como una chiquilina, terminaba de contarle cómo había conseguido las llaves maestras.—¡Fabricio! —susurró, con los ojos brillando de emoción—. ¡El guardia es un idiota! Solo tuve que inventarle un mareo, hacerme la agradecida por el vaso de agua... Un bolso mal cerrado... ¡Y listo! Ya tenemos la llave. Esta noche, la oficina de Anahir Montes va a ser nuestra.Fabricio la miró sin disimular su sonrisa torcida.La misma sonrisa que reservaba para los peones del tablero que ni siquiera sabían que ya estaban muertos.Virginia.Tan fácil de manejar como un títere con hilos de seda."Lo que hace una mujer enamorada...", pensó con desprecio.Una idiota enamorada.Se contuvo para no reírse en su cara.La había visto meses atrás, sola, amargada
Capítulo – El Estallido de un Amor Traicionado Nicolás había terminado de revisar todo. No había pérdidas. No había alarmas sonando. No había nada fuera de lugar ,mando un mensaje a su esposa que daría otra mirada por las dudas y subiría enseguida. Solo el eco vacío de un edificio que parecía sostener el aliento. Hasta que, al regresar por el mismo pasillo, algo llamó su atención al regresar por los pasillos de la zona de oficinas de la obra . La puerta de la oficina de Anahir estaba entreabierta. Frunció el ceño de inmediato. No era normal. Anahir no bajaba a esas horas sin avisar. Y no había personal autorizado en esas áreas esa noche y menos un viernes. Con los latidos retumbándole en los oídos, apoyó la mano en el picaporte. Lo empujó suavemente… Y lo que vio lo dejó petrificado. Allí, sentada en su sillón de cuero, estaba Virginia. Semidesnuda en una posición provocadora. Con una sonrisa venenosa en los labios, las piernas largas escarranchadas como una gata en