Capítulo : El Número que Nunca RespondióPunto de Vista: Fabián MansillaFabián ajustó el nudo de su corbata, respirando hondo mientras miraba el pequeño salón donde Anahir y Nicolás brindaban con sus seres más cercanos.Entre las conversaciones tranquilas y el tintinear de copas, sus ojos la encontraron.Silvia Herrera.La mujer que había marcado un antes y un después en su vida sin siquiera saberlo.Recordaba esos días mágicos del viaje de su graduación como si fueran ayer.Él había ido a ese viaje a despejarse: estaba en un mal momento de su vida con los problemas de la hermana de Nico y su separación de Sabrina, su novia de años.Necesitaba un cambio, y entre las playas desiertas, las charlas interminables, la conexión profunda que surgió sin esfuerzo con ella, fue hermoso.Y el dolor que vino después.El regreso a su apartamento fue una emboscada: Sabrina, su ex, lo esperaba con lágrimas y una noticia demoledora.—Estoy embarazada, Fabián —le había dicho, abrazándolo.Él, que jam
Capítulo Todo va en el camino correcto La tarde caía sobre la Capital, tiñendo el cielo de naranja y rojo fuego.En las oficinas legales, Nicolás y Fabián firmaban los últimos documentos.Todo estaba listo.La investigación estaba en marcha.Los audios de Gerardo, las pruebas de los fraudes, las grabaciones de Fabricio…Todo estaba muy bien armado creyendo que nada podría salir mal .Todo apuntando al golpe final contra Nicolás Los abogados ya sabían qué hacer.Y esta vez, no iban a dar respiro.Ya estaba arto de ese idiota. Cuando Nicolás salió del despacho, respiró más liviano.Fabián le palmeó el hombro, cómplice.—Ahora sí, Nico. Ahora empieza lo bueno.Nicolás sonrió apenas, una sonrisa corta, cargada de promesas por cumplir .—Van a saber con quién se metieron.Subió a su camioneta y manejó directo a la obra del Cinco Estrellas.Todavía tenía el acceso restringido mientras duraba la investigación, una formalidad absurda que Fabricio se había encargado de orquestar para manten
Capitulo :Un Silencio Que HablaPidieron comida rápida.Nada sofisticado.Algo sencillo, de esos que no llenan solo el estómago, sino el alma.Mientras esperaban, Anahir se acomodó en el sillón, descalzándose, dejando las piernas estiradas como quien deja caer por un rato el peso del mundo.Nicolás estaba al otro lado, en silencio, revisando algo en su celular, con esa concentración que parecía envolverlo siempre.Anahir lo miró de reojo, sonrió apenas, y rompió el silencio:—¿Cómo va todo con los abogados? —preguntó, en un tono casual, mientras desenrollaba una servilleta entre los dedos.Nicolás levantó la vista, la miró, y con esa calma tan suya —esa calma que a veces podía desesperar a cualquiera— respondió:—Encaminado.Solo eso.Una palabra breve, seca, medida.Y aun así, Anahir sintió un pequeño nudo en el pecho.No era desconfianza.Era intuición.Sabía que Nicolás estaba peleando una guerra mucho más grande de la que contaba.Sabía que la estaba protegiendo, en silencio, como
Despertar abrazado a Anahir era, para Nicolás, como ganar la Copa del Mundo. Así, sin exagerar. No había oro, ni medallas, ni aplausos. Solo su corazón latiendo lento y sereno. Solo ella, enredada en sus brazos. Solo paz. La miró, adormilada, con el cabello revuelto, la respiración tranquila, y una pequeña arruga de sueño en la frente que no podía parecerle más hermosa. Sonrió, con esa sonrisa que le nacía solo para ella. Le acarició el rostro, lento, como quien tiene miedo de romper un sueño demasiado perfecto. Ella empezó a moverse, desperezándose con pereza, como una gata. Apenas abrió los ojos, Nicolás se inclinó y le susurró al oído: —Buenos días. Anahir sonrió, aún a medio camino entre el sueño y la vigilia. —Muy, muy buenos días —le respondió con una voz ronca, adorable. Nicolás no pudo evitarlo. Se acercó y le besó la frente, con un cariño inmenso. Ella se estiró un poco, medio avergonzada. —Debo estar hecha un desastre —murmuró, escondiendo la
Capitulo:Cruce de amenazasLa puerta de la oficina se cerró de un golpe brutal.Fátima Lombardí apenas tuvo tiempo de quitarse las gafas de sol cuando Fabricio Castiglioni la encaró, furioso.La rabia le brotaba por cada poro.—Necesito plata —escupió sin vueltas.Fátima lo miró de arriba abajo, con una sonrisa torcida.—¿Se te casó tu ilusa y estás herido? —se burló, su voz era dulce como veneno—.Pobrecito.Anahir eligió bien… se casó con un hombre de verdad.No con un pobre idiota que la usaba como alfombra.Fabricio apretó los puños.Cada palabra era un dardo envenenado que le perforaba el orgullo.Fátima cruzó los brazos, disfrutando el efecto.—¿Y qué pensás hacer ahora, Fabricio? ¿Llorar? ¿Pedir limosna?Él golpeó el escritorio con ambas manos, haciendo temblar todo lo que había encima.—Porque vos también tenés el culo sucio en esto —rugió—. Porque si yo caigo, te arrastro conmigo.Ella soltó una carcajada baja, provocadora.—¿Ah, sí? ¿Y cómo pensás arrastrarme, Castiglioni?F
Capitulo: El Precio del SilencioLa oficina estaba en silencio.Fabricio Castiglioni sostenía un vaso vacío entre los dedos mientras miraba por la ventana. No veía nada.Solo recuerdos.Solo la noche en que todo se vino abajo.La noche en que Anahir lo encontró con Fátima sobre el escritorio.Recordaba sus ojos.Dios, esos ojos.No eran solo de enojo.Eran de tanto dolor ,de decepción y de traición.Hasta ese momento, todo iba bien.Anahir lo respetaba. Lo admiraba y trabajaban juntos ,bueno ella trabajaba , él solo hacía lo que más bien sabía que era hablar y hacerse dueño de lo que no le pertenecía.Él la tenía a su lado, construyendo sueños.Y entonces… la arruinó.Por Fátima Lombardí.Por esa maldita tentación envuelta en arrogancia y perfume caro.Desde ese día, su mundo fue cuesta abajo.Todo lo que había sido suyo —la admiración, la obra, el respeto, incluso el amor de Anahir aunque él que fingía no importarle— se desmoronó.Y ahora estaba pagando.Ahora necesitaba cubrir hue
Capitulo:La Nueva Mentira Fabricio Castiglioni acomodó la corbata frente a la cámara, respiró hondo y sonrió. Esa sonrisa falsa que había perfeccionado durante años. Apretó el botón de la videoconferencia. Uno a uno, los inversores aparecieron en la pantalla: rostros serios, preocupados, tensos. —Buenos días a todos —comenzó, modulando la voz con cuidado—. Gracias por conectarse en tan poco tiempo. Algunos asintieron. Otros esperaron en silencio. Fabricio se inclinó hacia la cámara, con gesto grave. —Quiero informarles personalmente que la situación del accidente ocurrido en el sector cinco ya ha sido esclarecida. Los inversores intercambiaron miradas. Fabricio prosiguió con fingida pesadez: —Tras una investigación interna, exhaustiva y determinante, descubrimos que el accidente fue provocado de manera intencional. Un murmullo cruzó la videollamada. Fabricio hizo una pausa teatral. —El responsable fue Raúl Méndez, uno de nuestros asistentes de obra. Fabián
Capítulo : El Resurgir del Cinco EstrellasAnahir llegó a la obra con su casco blanco y con su medalla colgada en el cuello ,sus botas de trabajo bien calzadas y la carpeta de planos bajo el brazo.No usaba la medalla por" Agrandada " solo lo hacía para molestar a ese pedazo de porquería que era Fabricio .El sol de la mañana arrancaba destellos de las estructuras a medio terminar.El Cinco Estrellas latía con corazón propio,Se sentía vivo.Y todo estaba empezando a volver a su cauce.Ella caminó hacia la entrada principal cuando escuchó voces elevadas desde la oficina de administración.La puerta estaba entreabierta.No se pudo resistir.Se detuvo, disimulando mientras revisaba unos papeles.Adentro, Fabricio Castiglioni, con su casco plateado de siempre —ese que creía que lo hacía ver más importante—, discutía a los gritos con la secretaria.—¡Mandalo ahora! ¡Ahora! —bramaba, fuera de sí—. ¡No puedo creer que haya confiado en ese imbécil de Raúl para mandar el mensaje! ¡Si lo despe