Capitulo:La Nueva Mentira Fabricio Castiglioni acomodó la corbata frente a la cámara, respiró hondo y sonrió. Esa sonrisa falsa que había perfeccionado durante años. Apretó el botón de la videoconferencia. Uno a uno, los inversores aparecieron en la pantalla: rostros serios, preocupados, tensos. —Buenos días a todos —comenzó, modulando la voz con cuidado—. Gracias por conectarse en tan poco tiempo. Algunos asintieron. Otros esperaron en silencio. Fabricio se inclinó hacia la cámara, con gesto grave. —Quiero informarles personalmente que la situación del accidente ocurrido en el sector cinco ya ha sido esclarecida. Los inversores intercambiaron miradas. Fabricio prosiguió con fingida pesadez: —Tras una investigación interna, exhaustiva y determinante, descubrimos que el accidente fue provocado de manera intencional. Un murmullo cruzó la videollamada. Fabricio hizo una pausa teatral. —El responsable fue Raúl Méndez, uno de nuestros asistentes de obra. Fabián
Capítulo : El Resurgir del Cinco EstrellasAnahir llegó a la obra con su casco blanco y con su medalla colgada en el cuello ,sus botas de trabajo bien calzadas y la carpeta de planos bajo el brazo.No usaba la medalla por" Agrandada " solo lo hacía para molestar a ese pedazo de porquería que era Fabricio .El sol de la mañana arrancaba destellos de las estructuras a medio terminar.El Cinco Estrellas latía con corazón propio,Se sentía vivo.Y todo estaba empezando a volver a su cauce.Ella caminó hacia la entrada principal cuando escuchó voces elevadas desde la oficina de administración.La puerta estaba entreabierta.No se pudo resistir.Se detuvo, disimulando mientras revisaba unos papeles.Adentro, Fabricio Castiglioni, con su casco plateado de siempre —ese que creía que lo hacía ver más importante—, discutía a los gritos con la secretaria.—¡Mandalo ahora! ¡Ahora! —bramaba, fuera de sí—. ¡No puedo creer que haya confiado en ese imbécil de Raúl para mandar el mensaje! ¡Si lo despe
Capítulo 67 – El Plan en marcha Nicolás cerró la puerta de la camioneta con un golpe seco. Había dejado a Anahir en la obra y ahora tenía algo importante que hacer.El cielo plomizo de la ciudad parecía caerle encima, pero su determinación era más fuerte. Esta vez no iba a fallar. No iba a permitir que Fabricio Castiglioni siguiera ganando terreno.Caminó con paso firme hacia el estudio jurídico donde lo esperaban Fabián y los abogados: Ingrid y Tomás.Cuando entró en la sala de reuniones, su mirada era hielo puro.Sobre la mesa dejó el pendrive que traía en el bolsillo interior de su campera.—Acá está todo —dijo sin preámbulos—. El video que grabó Mayte. Fabricio intentando abusar de Anahir.Ingrid lo miró, sorprendida.Tomás tomó el pendrive como si contuviera dinamita.—Esto es… —empezó Ingrid.—Esto es el final —la interrumpió Nicolás, firme—. Pero todavía no lo vamos a usar.Fabián, que ya estaba al tanto, asintió con la cabeza.—Pedido de Anahir —aclaró—. Ella consiguió que l
Capítulo 69 – El Corazón en CasaLa tarde caía sobre Punta del Este, tiñendo el cielo de un naranja suave donde el sol se oculta en el horizonte tocando el mar .Anahir se acomodó en el sillón, con el celular en la mano, sonriendo sola antes de marcar el número de sus padres.No pasaron ni dos tonos cuando su madre, Sofía, atendió.—¡Hola, hija! —dijo con esa calidez que siempre la hacía sentir en casa.—Hola, má… ¿Está papá por ahí también?—Claro, los dos te estamos esperando —bromeó Sofía.Del otro lado, se escuchó la voz grave y segura de Edinson:—Decime, princesa.Anahir sonrió más amplio.—Quería contarles algunas novedades… de la obra… y de mi vida.Hubo un breve silencio expectante.—La obra está mejor que nunca —empezó, entusiasmada—. Volví a mi puesto y, aunque Fabricio siga ahí, la verdad es que todo está encaminándose.—¡Bien ahí! —aplaudió Sofía—. ¡Sabía que ibas a lograrlo!—Y sobre mi vida… —Anahir dudó un instante, pero la voz firme de su padre la alentó.—Hablá tranq
Capítulo – El Llamado del CorazónEl fin de semana había sido un regalo para ellos dos .Anahir y Nicolás habían vivido dos días simples y al mismo tiempo, perfectos, de esos que sanan sin necesidad de grandes gestos.Entre charlas interminables, caminatas por el barrio y silencios que hablaban más que las palabras, Nicolás había sentido algo que creía perdido que era paz .Por primera vez en mucho tiempo, su corazón latía con un ritmo sereno, acompasado al de ella.Anahir era, sin duda, su hogar,estaba aprendiendo a conocer sus costumbres y ella las de él , aunque él todavía no podía mostrarse tal como es . Ella lo entendió cuando le pidió tiempo pero el deseaba poder contar toda la verdad.La mañana del domingo lo encontró en la cocina, preparando unos cafés en silencio, mientras la luz suave del amanecer entraba por la ventana.Anahir seguía dormida en la habitación, abrazada a la almohada, con el cabello despeinado y la expresión tranquila.Ese fin de semana no hablaron de nadie
Capítulo La Caída del Imperio El lunes amaneció con un aire diferente.Una electricidad nueva se sentía en el ambiente de la obra del Cinco Estrellas.Los obreros se movían rápido, ordenados, pero las miradas se cruzaban, expectantes, como si algo grande estuviera a punto de ocurrir.Y lo estaba.Nicolás Martínez y Anahir Montes cruzaron juntos la entrada principal.Casco en mano, chaleco puesto, caminaban uno al lado del otro, con paso firme, seguro.Él la miró de reojo y le apretó la mano antes de soltarla.Hoy era el día.Hoy iban a escribir su propia historia.No pasaron ni veinte minutos cuando el silencio de la mañana se rompió.La camioneta del Ministerio de Trabajo estacionó frente a la obra, escoltada por dos autos más.De ellos bajaron inspectores, abogados del Estado y funcionarios vestidos de traje, con carpetas bajo el brazo.Fabricio, que salía de su oficina dándose aires de gran jefe, se quedó congelado.—¿Qué demonios…? —murmuró, viendo cómo se dirigían directo hacia
Capítulo – Reina Sin TronoFátima Lombardí no tuvo que mover un solo dedo para verlo caer.Desde la ventana de la sala de reuniones, con los brazos cruzados y el mentón en alto, lo vio. Fabricio Castiglioni, el gran “ingeniero estrella”, saliendo por la puerta principal de la obra como un perro apaleado, con el casco en la mano y la mirada perdida. El silencio de su marcha fue el mayor de los escándalos. La gloria le duró lo que dura una mentira cuando la verdad se cansa.Y ella… sonrió.No por placer. Por justicia. Porque ese imbécil se creía invencible. Porque pensó que podía arrastrarla a su miseria. Porque creyó que iba a tenerla de rodillas después de todo.Y míralo ahora. Expulsado. Solo. Sin derecho a réplica.Pero la sonrisa de Fátima duró lo que dura una exhalación. Porque el problema no era él. El problema era lo que quedaba.Los números no cerraban Y ya no tenía de donde sacar un peso , lo que tenía ya lo usó para tapar los errores de Fabricio al sacar a Anahir y ahora con
Capítulo 72 – La Ira del CaídoFabricio Castiglioni salió del salón como alma que lleva el diablo, sin saludar, sin mirar a nadie.La corbata mal puesta, el rostro empapado en sudor, las manos temblorosas de rabia.No entendía nada.No sabía quién había filtrado los videos.No sabía cómo Nicolás Martínez se había dado vuelta la jugada.No sabía por qué todos lo miraban ahora como si fuera un payaso derrotado en su propio circo.—¡Esto no puede estar pasando! —masculló entre dientes al cerrar la puerta de su oficina de un golpe brutal.Derribó una silla de una patada.Revolvió papeles, tiró el portavasos, empujó el escritorio con toda su furia inútil.Pero nada se movía en su favor.Nada.Desde el pasillo, algunos obreros lo miraban.Otros ya ni se molestaban en fingir respeto.Algunos reían bajito.Otros simplemente se encogían de hombros.Castiglioni ya no imponía nada.Ya no era el “ingeniero”.Ahora era solo eso el que cayó por estúpido.**Horas más tarde, en su apartamento de luj