Me tomó por sorpresa llegar al sótano de Adam y verla, ver a la chica que gritaba ayuda en todos los idiomas del mundo, la chica a la que le vi las marcas de golpes, muerta… solo muerta… tenía marcas en el cuello, la asfixió, pero por qué conservar su cuerpo; Adam era un monstruo.
Matarlo fue muy sencillo, como todo hombre egocentrista, era un maldito cobarde. Se escondió en el sótano como una mariposa hasta que llegamos a él… y a ella. Quisiera haber visto la expresión de Heather al saber aquello, al saber que su amiga, su hermana o lo que diablos ellas tenían, había muerto. No sé, tengo cierta certeza de que tal vez no le dolió. Es que ya no le duele nada, creo.
Al llegar a la casa noto que hay más autos de los usuales y que hay más hombres armados de los que acostumbran. Algo está pasando, así que debo ser cuidadosa. Al entrar e
ESPACIO PUBLICITARIOMe bajo de mi auto y llego a la cascada, donde quedé a encontrarme con aquel hombre; un hombre alto y guapo, todo de él grita lujo; el hombre que conocí en aquella fiesta elegante.Respiro profundo. Nunca he sido una chica asustadiza, pero debo admitir que estoy nerviosa, jamás había hecho algo como esto, siempre me he metido en problemas de niña rica, pero esto es otro nivel, sin embargo, en cuanto escuché la oferta no pude decir que no.—La nena cumplió —escucho su voz y me sobresalto, volteo y está allí, con su traje y sus dos guardaespaldas.
Hacen pasar al estudio a mí siguiente visita, a la chica de cabellos castaños como los míos, labios pronunciados y buen busto. A una de las chicas más hermosas y populares de la escuela, pero por alguna razón casi que no la encuentro en lo que tengo frente a mí. Está drogada, se nota a kilómetros, y relativamente más delgada, sin embargo, aun así, se sigue viendo bellísima. Ella se acerca y se sienta frente a mí. Me observa con una sonrisa pícara, una sonrisa que siempre me dio. Como de burla; la que les da a casi todos.Es una sonrisa de superioridad, la que te grita “estoy aquí y soy mejor que tú” la verdad antes la odiaba, odiaba que mirara y sonriera de esa manera en mi presencia, ahora, ahora solo me da vergüenza ajena, ésa que sientes aun más cruel que la propia.—No entiendo por qué estoy aquí. Por qué
Ochomesesdespués...Hace ocho meses desperté de un coma de un año. No recuerdo nada, nada de lo que pasó antes de ese coma, solo lo que pasó en él. Siempre hubo una voz en mi cabeza que me gritaba que corriera lejos, que me refugiara, que buscara ayuda. Siempre intentaba moverme, intentaba hacerle caso, pero nunca pude, nunca podía hacer nada, nunca era suficiente, por más empeño que pusiera estaba estancada; eso significó el coma para mí. Una arena movediza que entre más intentaba huir de ella, más me hundía.Ahora, sigo sin entender nada siendo sincera, simplemente me conformo con creerle a Bárbara Billinghurst, que dice ser mi madre y que me llamo Faith Billinghurst. Lo hago simplemente porque con ella me siento protegida, así como un hijo se siente con su madre. En ésos ocho meses nunca olvidé a aquellos hombres extra&nt
Heather me traicionó, pensé en esa posibilidad y aun así caí. Creo que lo que me ha pasado me ha hecho más blanda y a ella más duro o a mí más estúpida y a ella más perra. De cualquier forma, me traicionó. Taylor no está y no ha llegado en todo el día, nadie sabe en qué momento salió así que lo que me temo, es cierto. Le dijo de mis planes, pero para que Taylor se quedara, tuvo que decirle que también Alexandro participó. La tregua se ha roto oficialmente, así que demo actuar ya, antes de que se me adelante todo y Alexandro se entere de lo que estaba haciendo, estoy a punto de salir de la oficina de Alexandro cuando la puerta se abre fuertemente. Es él, está alterado, drogado, tomado y evidentemente muy enojado.—No has visto a Taylor, ¿cierto? —es lo primero que me dice mientras se sirve un trago.—
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Ochomesesdespués...Hace ocho meses desperté de un coma de un año. No recuerdo nada, nada de lo que pasó antes de ese coma, solo lo que pasó en él. Siempre hubo una voz en mi cabeza que me gritaba que corriera lejos, que me refugiara, que buscara ayuda. Siempre intentaba moverme, intentaba hacerle caso, pero nunca pude, nunca podía hacer nada, nunca era suficiente, por más empeño que pusiera estaba estancada; eso significó el coma para mí. Una arena movediza que entre más intentaba huir de ella, más me hundía.Ahora, sigo sin entender nada siendo sincera, simplemente me conformo con creerle a Bárbara Billinghurst, que dice ser mi madre y que me llamo Faith Billinghurst. Lo hago simplemente porque con ella me siento protegida, así como un hijo se siente con su madre. En ésos ocho meses nunca olvidé a aquellos hombres extra&nt