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Me bajo de mi auto y llego a la cascada, donde quedé a encontrarme con aquel hombre; un hombre alto y guapo, todo de él grita lujo; el hombre que conocí en aquella fiesta elegante.
Respiro profundo. Nunca he sido una chica asustadiza, pero debo admitir que estoy nerviosa, jamás había hecho algo como esto, siempre me he metido en problemas de niña rica, pero esto es otro nivel, sin embargo, en cuanto escuché la oferta no pude decir que no.
—La nena cumplió —escucho su voz y me sobresalto, volteo y está allí, con su traje y sus dos guardaespaldas.
Hacen pasar al estudio a mí siguiente visita, a la chica de cabellos castaños como los míos, labios pronunciados y buen busto. A una de las chicas más hermosas y populares de la escuela, pero por alguna razón casi que no la encuentro en lo que tengo frente a mí. Está drogada, se nota a kilómetros, y relativamente más delgada, sin embargo, aun así, se sigue viendo bellísima. Ella se acerca y se sienta frente a mí. Me observa con una sonrisa pícara, una sonrisa que siempre me dio. Como de burla; la que les da a casi todos.Es una sonrisa de superioridad, la que te grita “estoy aquí y soy mejor que tú” la verdad antes la odiaba, odiaba que mirara y sonriera de esa manera en mi presencia, ahora, ahora solo me da vergüenza ajena, ésa que sientes aun más cruel que la propia.—No entiendo por qué estoy aquí. Por qué
Ochomesesdespués...Hace ocho meses desperté de un coma de un año. No recuerdo nada, nada de lo que pasó antes de ese coma, solo lo que pasó en él. Siempre hubo una voz en mi cabeza que me gritaba que corriera lejos, que me refugiara, que buscara ayuda. Siempre intentaba moverme, intentaba hacerle caso, pero nunca pude, nunca podía hacer nada, nunca era suficiente, por más empeño que pusiera estaba estancada; eso significó el coma para mí. Una arena movediza que entre más intentaba huir de ella, más me hundía.Ahora, sigo sin entender nada siendo sincera, simplemente me conformo con creerle a Bárbara Billinghurst, que dice ser mi madre y que me llamo Faith Billinghurst. Lo hago simplemente porque con ella me siento protegida, así como un hijo se siente con su madre. En ésos ocho meses nunca olvidé a aquellos hombres extra&nt
Heather me traicionó, pensé en esa posibilidad y aun así caí. Creo que lo que me ha pasado me ha hecho más blanda y a ella más duro o a mí más estúpida y a ella más perra. De cualquier forma, me traicionó. Taylor no está y no ha llegado en todo el día, nadie sabe en qué momento salió así que lo que me temo, es cierto. Le dijo de mis planes, pero para que Taylor se quedara, tuvo que decirle que también Alexandro participó. La tregua se ha roto oficialmente, así que demo actuar ya, antes de que se me adelante todo y Alexandro se entere de lo que estaba haciendo, estoy a punto de salir de la oficina de Alexandro cuando la puerta se abre fuertemente. Es él, está alterado, drogado, tomado y evidentemente muy enojado.—No has visto a Taylor, ¿cierto? —es lo primero que me dice mientras se sirve un trago.—
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Me sudan las manos, aunque haya brisa fresca en la ciudad, el cabello se me mueve frenéticamente y yo intento acomodarlo con mis manos sudadas para que no se vea descuidado o despeinado. Intento caminar lento para no llegar agitada y con un maquillaje corrido. Debí optar por ese taxi que me recomendó mi padre, pero como soy muy testaruda decidí caminar para despejar los nervios y llegar más tranquila o eso es lo que intento hacerme creer. La verdad es que opté por caminar para no llegar tan deprisa y que me digan casi de inmediato que no. No recibir el duro golpe del rechazo tan pronto.Puedo ver el letrero ondeante a un par de locales de donde estoy. Me detengo por un instante y respiro profundo. Los documentos est&aac
Ochomesesdespués...Hace ocho meses desperté de un coma de un año. No recuerdo nada, nada de lo que pasó antes de ese coma, solo lo que pasó en él. Siempre hubo una voz en mi cabeza que me gritaba que corriera lejos, que me refugiara, que buscara ayuda. Siempre intentaba moverme, intentaba hacerle caso, pero nunca pude, nunca podía hacer nada, nunca era suficiente, por más empeño que pusiera estaba estancada; eso significó el coma para mí. Una arena movediza que entre más intentaba huir de ella, más me hundía.Ahora, sigo sin entender nada siendo sincera, simplemente me conformo con creerle a Bárbara Billinghurst, que dice ser mi madre y que me llamo Faith Billinghurst. Lo hago simplemente porque con ella me siento protegida, así como un hijo se siente con su madre. En ésos ocho meses nunca olvidé a aquellos hombres extra&nt
Me termino de aplicar el labial rojo sobre mis labios rosas pálidos. El color se ve hermoso en mí, me hace ver poderosa, absoluta, intocable. Me hace sentir la maldita dueña del lugar.Estoy dándome y dándole los últimos retoques a esto por lo que he trabajado. A lo que me prometí hacer hace mucho tiempo atrás. A lo que le prometí a la antigua Heather. Conseguir lo que quiero nunca ha sido más glorificante que hoy. Se siente mejor que ganar un examen en la secundaria, que besarme por primera vez con un chico, que salir en una cita con un chico, que entrar a una prestigiosa preparatoria. Mejor que cada maldita cosa que me ha pasado. Me doy una última mirada al espejo para saber cómo luzco, tomo el arma y salgo de la habitación.Mientras bajo las escaleras veo cómo todos se mueven de un lado a otro, con sus armas, sus botas, sus chalecos y sus municiones. Estamos listos para