27. Amor.

Recuerdo como si fuera ayer el momento en que conocí a Sebastián. Fue en un ambiente bastante heavy, pero no nos importó, no fue algo que nos molestara, o nos incomodara. Creo que por eso siempre he tenido esa conexión expresiva con él. Creo que, por eso, él y yo siempre seremos él y yo.

Llevaba alrededor de tres o cuatro meses trabajando para Dominik; en ese transcurso de tiempo me había acostado con la mitad de los hombres ricos de la ciudad, probablemente amigos de mi padre, socios de él, pero al fin de cuentas, no me importaba porque, aunque lo supiera, a mi padre le importaría un carajo. Lo sé porque lo conozco, lo conozco muy bien, es de ese tipo de padres que solo abren la boca para decirte lo mal que vas vestida, lo incompetente que podía llegar a ser en la escuela y más mierdas como ésa. Sí, él quería un niño, uno a quien ense&nti

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