ClarkMe cambio en la oficina para no hacerla sentir más incomoda, pude notarlo en sus ojos. Maldito Franklin, la hiciste una mujer insegura de si misma.Tomo el intercomunicador y le pido a Vince que venga; tengo algo en mente para que mi bella mariposa al fin, despliegue sus alas. —Señor —siempre tan profesional.—Necesito con urgencia lo que te pedí, además de eso, reserva hoy en el Qualton Rivera, habla con...—El señor Rivas y reservo el restaurante, desea una habitación ¿también? —¿me leerá la mente?—Exactamente —no me queda más que asentir.—Enseguida, y con respecto a lo otro; aún no tengo gran cosa. Solo que el señor Silver, cada mes se realiza estudios generales, eso empezó al mes de su boda con la señorita Phoenix. —Gracias Vince, puedes retirarte y por favor date prisa con eso. Asiente y da la vuelta para salir ¿estudios? Que mierda ocultas infeliz, y toda esa palabrería de que la amas ¿eres imbécil o muy cobarde? Sea lo que sea, lo voy a descubrir y juro por lo más s
Isabella Logramos cerrar el trato y después de eso, Clark, me lleva a mi casa, de camino vamos hablando de banalidades, hacemos chistes, vamos tan inmersos en ello, que no me doy cuenta cuando llegamos a mi edificio. —Bien señorita Phoenix, hemos llegado —su tono cambia a uno muy serio. —Muchas gracias Clark, entonces nos vemos más tarde —trato de hacerme la loca y salir del auto. —No piensas despedirte ¿cierto? Paro mi movimiento y regreso lentamente, no es que no quiera despedirme, porque la verdad es que tengo unas malditas ganas de hacerlo pasar a la casa y rogar porque este conmigo. —Nada de eso -sonrío sin pizca de gracia —lo que pasa es que no sé cómo actuar ahora, yo jamás me había comportado de esta forma en ningún trabajo, no sé si ofrecer disculpas o simplemente hacer como si nada pasara, yo... —Usted, se va a relajar y dejar de pensar cosas sin sentido, en la cena de esta noche pondremos todas las cartas sobre la mesa, ahora baje del auto y descanse. Paso por uste
Clark Me quedo sin palabras al escuchar su respuesta, es decir, lo deseo con todo mi ser, y escuchar que ella también lo desea, es algo que me llena en muchos sentidos. Se me infla el pecho de felicidad, hoy solo existimos mi mariposa y yo. Los miedos que tenía, se esfuman en segundos. —Solo tengo dos condiciones —frunce el ceño —la primera es, que pase lo que pase, lo hables conmigo, puedes confiar en mi; jamás haría nada para lastimarte y dos, que si en algún momento, ya no quieres estar conmigo, me lo hagas saber. No me gustan las mentiras ni los engaños, y creo que tampoco a ti. —Esas condiciones aplican en ambas partes, pido exactamente lo mismo, no sé que pasó contigo, pero creo que queda claro mi caso. Así que al igual que a ti, tampoco me gustan las mentiras y mucho menos los engaños. Y una cosa más. —Por supuesto mariposa, tu dirás —extiendo lo brazos en señal de que puede preguntar lo que desee. —Muy bonito todo pero ¿qué somos ahora? Digo, es claro que tenemos un
Isabella Siento que mis ojos se hacen más grandes tras escuchar tan bella frase, él me ve a MI, como una obra de arte, brinquitos mentales, activados. Deja un pequeño beso en mi nariz y toma una cereza fresca y le lleva a la fuente de chocolate, la baña y la pasa por mi clavícula, dejando que el chocolate caliente resbale por mi piel. A pesar del ardor, mi ser completo vibra por la cálida caricia, el olor es suave y relajante; lleva el fruto a mi boca y sin perder contacto visual, abro mis labios para que puedo comerla. Si rostro baja a mi cuello desnudo y pasa su lengua siguiendo el rastro del marrón caliente. Mis manos se hacen puños al sentirlo, cierro los ojos y disfruto de su cálida y húmeda caricia. Un pequeño jadeo sale de mi boca al sentir sus dientes mordiendo cerca del filo de mi sostén strapless, sus manos viajan a mi espalda y retiran los pequeños seguros dejándome expuesta. —Maravillosa —se aleja a observar tomando mis hombros delicadamente. Se pone de rodillas f
Clark —Lo somos, y para siempre —le respondo sonriente. Mi cadera se mueve lentamente esperando entrar un poco más, sus delgadas piernas se enredan en mi cintura. Se encuentra impaciente, se mueve rápido e intento calmarla con besos suaves, acarició su cuerpo delicadamente, más ella, hace todo por llevarme al límite. Muy a pesar de mis deseos por controlarme, me es casi imposible hacerlo, su estrechez me exprime, sus gemidos me invitan a llegar y sus hermosos gestos son una aliciente extra. Tomo sus piernas y las acomodo sobre mis hombros, necesito sentirme más dentro de ella, sentirla más mía. Sus hermosos senos rebotan con cada embestida, sus mejillas enardecidas y su frente inicia a perlar en sudor. Acomoda sus manos sobre su cabeza y se toma fuerte de las sábanas, con esa expresión entre dolor y placer, que me tiene vuelto loco. Paso ambas piernas de un solo lado y la embisto sin contemplaciones, para ser su primera vez, es mas exigente que ninguna otra, más receptiva y más
Isabella Siento cosquillas en mi brazo y por alguna extraña razón, no quiero abrir los ojos; no quiero despertar y darme cuenta que solo fue un sueño. —Despierta amor, el almuerzo está por llegar —abro los ojos de golpe. La voz de Clark, parece real, giro la vista y veo su brazo debajo de mi cabeza, me incorporo rápidamente y levanto las sábanas, para darme cuenta que me encuentro desnuda bajo ellas. —No es un sueño Isabella, esto es tan real, como tu desnudez en mi cama —me envuelve en su brazos y me regresa a la cama. Esta parcialmente sobre mi, acaricia mi rostro y me ve tan tierno, mi cuerpo completo se estremece y mi alma se derrite. No fue un sueño. —No lo es, y usted señorita Phoenix, debe aprender a coordinar su mente con esa hermosa boca. —En mi defensa, pasé tanto tiempo sola que me acostumbre a decir en voz alta lo que pienso, para no sentirme tan sola —vagos recuerdos llegan a mi mente. Suspiro y a pesar de que todo lo que he dicho es cierto, eso no quita la sole
Isabella Pasamos un fin de semana espectacular, no salimos de esa habitación ni en broma; ahora creo mi hermoso Clark, tendrá que comprar algunas cositas para divertirnos. Pero no todo es color de rosa y las responsabilidades nos alcanzaron, hace un par de horas me vino a dejar a casa y nos despedimos muy a nuestro pesar. Me pongo a hacer algunos pendientes y me distraigo constantemente en los recuerdos de estos días. Me siento flotando en una nube llamada Clark Ritchson. Después de años viviendo un amor unilateral, al fin creo encontrar al hombre de mis sueños. No hay comparación alguna, y mucho menos anhelo algo que no fue. Quiero ser feliz, vivir esta nueva etapa libre de aquel pasado que solo me hirió, tengo todo para poder crecer, para poder realizarme a ni nivel profesional y personal, y sobre todo sentirme amada y amar. Despejó mi cabeza y me pongo a trabajar, mañana tenemos la visita de uno de los arquitectos más famosos de toda América, y debemos tener el proyecto listo
Franklin Desde que Isa, me encontró con la loca de Nattasha, no he hecho otra cosa que no sea pensar en todo el tiempo que perdí por idiota. ¿Quién era ella para tener tanto poder sobre mi? Los recuerdos llegan como una tormenta que arrasa con la poca cordura que me queda. Flashback —¿Qué hay viejo? —me saluda Tom, el eterno enamorado de mi hermanastra y mi mejor amigo. —Nada, aquí esperando a que llegaras, vamos por un sandwich, estoy muriendo de hambre —le digo sin mirarlo. —Pues seguirás así, porque no pienso moverme de aquí —su codo golpea mi brazo y alzó las vista. Una hermosa pelirroja, con los ojos más hermosas que jamás haya visto, pasa delante de nosotros, es un ángel, su belleza es única y su sonrisa te transporta al cielo. Lleva un montón de libros sobre sus manos, una mochila vieja y unas gafas delgadas que combinan muy bien con su angelical rostro. —Es hermosa —susurró más para mi que para Tom. —Lo es viejo, ni tu hermana puede compararse, y estoy dispuesto