13. Es mi esposa

Clark

Dejó un último beso en sus labios, salgo de forma tranquila de su pequeña oficina qué da a la mía, y en cuanto cierro la puerta, corro a mi baño personal.

Me contuve con la poca cordura que me quedaba, porque se que ella se merece más, que solo ser la amante de su jefe.

Siento mi dureza en mis dedos y recuerdo sus gestos, sus jadeos reprimidos y como mis manos recorrieron parte de su suave piel.

Tenía unas inmensas ganas de poseerla, de hacerla mía de una vez por todas, más no podía arrebatarle la oportunidad de sentirse amada.

Si, si, maldita sea si ¿como pasó? Ni yo lo sé, pero mi pecho brinca de felicidad al verla, al soñarla, al sentirá a mi lado, al escucharla, solo la quiero conmigo para siempre.

Unos minutos después, mi simiente es vaciada en el retrete, por el momento es todo lo que puedo hacer, mínimo, ya se me bajaron las bolas azules.

El poder disfrutar de su cuerpo, aunque sea por unos minutos, y carajo;poder probar el elixir de su ser, es lo más grandioso que jamás
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