Al entrar al elevador para llegar al estacionamiento, Isabela tomo su teléfono para enviar un mensaje de texto ante la atenta mirada de cierto rubio que ahora se le había pegado como sanguijuela a su persona y no parecía querer dejarla ir; si no fuera porque era su jefe ya habría buscado quitárselo de encima, pero bueno… solo le queda respirar e intentar calmarse.
Mientras tanto el rubio se encontraba en su nube rosa, ya que a su perspectiva “su ángel” había cancelado sus planes para dedicarse a él, por lo que se sentía feliz y satisfecho con su plan de comer juntos.
Al llegar al estacionamiento, llegaron hasta un Nissan Note de color de color azul metálico, del cual la chica abrió la puerta del copilo.
- Oh, me sorprendes – comento el rubio, mientras se subía al automóvil y se ponía el cinturón.
- ¿Por qué? – pregunto dudosa la chica, mientras igual ingresaba al auto y se colocaba el cinturón de seguridad para seguido cerrar la puerta.
- Eres el primer vicepresidente que no veo que conduce un deportivo – comento divertido, recibiendo como respuesta un suspiro por parte de la chica.
- Maximiliano, creo que no deberías crear estereotipos de la gente, ya que luego puede crear ciertos problemas o confusiones, ¿no cree? - comento mientras ponía en marcha el vehículo.
- No es eso, es que uno se acostumbra y se aburre que a veces las cosas sean las mismas y de forma repetitiva – opino recordando que casi siempre las cosas eran así desde que podía recordar, ya que igual tenía la referencia de cuando acompañaba a su padre y notaba que no existía mucho cambio en el comportamiento de las personas.
- Hmm…, bueno creo que también tienes razón en ese aspecto ya que algunos buscan imitar a otros creyendo que ese es el estándar que deben tener o aparentar – dijo algo triste la chica, ya que ella igual conocía muchas personas que eran similares en muchos aspectos y ese patrón de conducta nunca cambiaria.
- Por cierto ¿a dónde me llevas, Isa? – comento sonriente el rubio mirando los edificios pasar por la ventana.
- Al Stanford – comento, algo nerviosa la castaña ya que no sabía cómo tomaría su hijo la presencia del rubio e igual rezaba porque este no intentara una travesura a penas lo vea.
El rubio ya no comento nada, pensando que “Stanford” era el nombre de algún restaurante de la ciudad, aunque todo eso se esfumo cuando noto que el automóvil se detenía en una la puerta de una escuela; al ver eso miro a ver a Isabela, pensando que era alguna clase de broma de su parte, pero vio que ella se quitaba el cinturón y se bajaba del auto. Por un pensó en quedarse en auto y esperarla, pero su curiosidad pudo más y por ellos decidió imitarla bajando del auto para acompañarla.
- Am, ¿qué clase de restaurante es este? – pregunto, intentando pensar que la chica estaba bromeando.
- Stanford es una escuela, Maximiliano – le confirmo la chica.
- Ah… y ¿qué hacemos aquí? – le volvió a preguntar.
- Señora Williams – justo en eso una maestra les interrumpió, llegando hasta ellos a paso firme – que bueno que llega, el director quiere hablar con usted.
Ante esas palabras la castaña dejo escapar un suspiro mientras se resignaba a que la mala suerte siempre gustaba de su compañía mientras se preguntaba que habia pasado esta vez, ya que cada 3 de los 5 días de clases su pequeño angelito era llevado a la dirección por haber “disciplinado revoltosos” como solía argumentar cada que ella le pedía alguna explicación de sus acciones.
- Maximiliano, si gusta puede esperarme, no tardare – se intentó disculpar la chica.
- Tranquila, yo no tengo prisa así que te acompaño – cometo mientras empezaba a caminar a su lado.
La vida la odiaba, de eso estaba segura la pobre, primero tenía a su jefe empalagoso y ahora debía hablar con el director de la escuela, genial… que más le falta a este día para empeorar se pregunta la chica.
Al llegar a la oficina del director, se notó que había un pequeño pelinegro enojado con las mejillas infladas mirando al suelo y meciendo sus piernas en una de las sillas que estaban a un lado de la puerta del director.
- Señora Williams, que bueno que llega por favor pase un momento – le dijo el director al notar que la mujer llego y la invito a entrar a su oficina para hablar.
Por su parte el rubio no entendía aun nada y en eso enfoco su vista al pequeño niño el cual al sentirse observado levanto la mirada mirando de forma desafiante a su observador. Por un momento el rubio se sintió intimidado, pero luego se reprimió mentalmente dejándose intimidar por un infante.
- ¿Quién eres tú? – le hablo el pequeño.
- Primero uno debe presentarse así mismo por cortesía – le contesto el rubio mientras se sentaba en una de las sillas que estaban enfrente de donde se encontraba el pequeño niño.
El pequeño lo volvió a mirar con recelo pensando si debía contestarle o no.
– Roger Williams, ¿y tú? – le dijo después de un rato.
Ahora Maximiliano le presto más atención al pequeño, ya que se presentó con el mismo apellido que su ángel.
- ¿Eres el hermanito de Isa? – pregunto, pero jamás llego respuesta alguna ya que el pequeño al escuchar la forma en como el rubio llamaba a su madre solo saco su garrote y se lanzó a golpear al rubio ese, por atrevido.
A unos metros de esa acción, dentro de la oficina del director, la castaña se estaba aguantando el sermón clásico de que su hijo podría llegar a ser un niño problema ya que normalmente arreglaba todo con violencia, aunque ella creía que era una exageración.
- Director, ahorrémonos el discurso de siempre y dígame que fue esta vez – comento algo fastidiada Isabela.
- Roger de nuevo inicio una pelea – declaro el director exasperado.
- ¿Y qué tan seguro esta de que él la inicio? – dijo la chica mientras cruzaba los brazos y se reclinaba un poco en su asiento.
- Bueno es que los otros niños salieron muy lastimados… - empezó a decir el director, pero no pudo terminar ya que se sentía intimidado por la mirada que la castaña le estaba dando en esos momentos.
- Aja… ¿y…? ¿dónde están las madres o los otros chicos?, sabe director esta situación donde mi hijo es el único castigado ya me está cansando – declaro algo enfada mientras se ponía recta en su asiento – la próxima que me enteré de que retiene a mi hijo por suposiciones no dudare en demandarle, me entendió.
- ¿Me está amenazando? – intento defenderse el director.
- Si, porque usted solo le hace de verdugo con mi hijo cuando no se detiene a ver si los otros chicos no le molestaron primero – ataco enojada la mujer.
Ahora el director ya no supo que argumentar contra eso, porque ella tenía razón, solo condeno al menor porque este no estaba herido, pero bien los otros chicos pudieron provocarle.
- Pero eso no quita que su hijo sea muy impulsivo y violento – intento defender su punto el director.
- Bueno, creo que todos lo somos, no le parece – le contesto sonriendo de lado y levantándose de su asiento – si eso era todo director, me retiro y la próxima que me cite por favor también quisiera conocer a los chicos que molesta mi hijo y a sus madres – indico sonriendo de una forma algo tétrica asustando al director, el cual parecía se aferraba a su asiento temblando.
Al salir de la oficina del director la chica sintió que se le escapa su alma al ver la escena bizarra que tenía enfrente: Maximiliano estaba peleando con su hijo, él cual tenía el dichoso garrote de policía que su tío Adrián le regalo para su cumpleaños con la excusa de usarlo para defenderse de sus atacantes y darles una lección a los matones de la calle. Ahora si no pudo contener su enojo.
- ¿Que rayos hacen? – les grito, donde ante ese regaño, ambos dejaron de pelear y miraron a ver la castaña que se notaba claramente enfadada – al automóvil, ahora y no quiero ninguna queja – les ordeno, los cuales simplemente se miraron para luego hacerse los dignos ignorándose mutuamente mientras caminaban hasta al automóvil y entrar en este – ahora me dirán ¿qué rayos hacían peleando? – les interrogo dejando notar su molestia mientras ingresaba al auto con ellos.
- Este atrevido empezó – se defendió el pelinegro.
- ¿¡Que!? yo no hice nada – se defendió el rubio como niño chiquito – solo le pregunte si era tu hermanito y se lanzó a golpearme de la nada – explico indignado el rubio.
- Mamá, ¿quién es este atrevido? – pregunto el pelinegro mientras seguía mirando con molestia al rubio.
- ¿Mamá? – repitió Maximiliano desconcertado mirando ahora a la castaña.
- Ah… - Isabela solo soltó un suspiro… algo le decía que esto no acabaría bien – si Maximiliano, él es mi hijo – dijo mirando a ver la rubio – y Roger, él es mi jefe así que no puedes golpearlo o disciplinarlo, entendido – dijo mirando a ver a su hijo atreves del retrovisor – ahora se portan bien sin quejas hasta que lleguemos a la casa – les amenazo a ambos obteniendo como respuesta un gruñido por parte de ambos.
La chica siguió conduciendo hasta llegar a su casa, dios eso se sentía demasiado extraño, acaba de regañar a su jefe como si fuera un niño de 5 años… ¿a dónde llegaría este mundo?… a veces se preguntaba si dios la odiaba para que solo a ella le sucedieran estas cosas… En eso reacciono… Si esto paso solo con su hijo, no se imaginaba lo que pasaría en su casa, al menos agradecía que su hermano Javier estuviera de viaje y no en casa o tendría el presentimiento que tendría que buscar un nuevo empleo muy pronto…
Por otro lado, un rubio se sentía ganas de llorar, su ángel ya tenía dueño…, en eso olvido las lágrimas recordando que era llevado a la casa de la castaña, a lo que sonrió con arrogancia ante la idea de conocer a su rival y si no era competencia simplemente robaría a la castaña para sí mismo, aunque eso también debía incluir a ese pelinegro revoltoso que estaba sentado en la parte trasera del automóvil. Pero Maximiliano no se daría por vencido: si tendría que bailar con el mismo diablo lo haría con tal de ganarse a ese niño y así tener puntos para seguir cerca de su Isabel; porque ya lo había decidido, la tendría a su lado sin importar el costo.
Después de unos 10 minutos de viaje, llegaron a una casa ligeramente grande de dos pisos, con rejas negras altas en la entrada, la casa estaba pintada de color amarillo pálido con el techo de color naranja, tenía grandes ventanas, un jardín amplio en la entrada con una fuente acompañada de algunos rosales y en la entrada podías apreciar una pequeña escalinata.Al estacionar al automóvil, Isabela y Roger bajaron para entrar a la casa siendo imitados por Maximiliano, quien miraba curioso la casa. Por su parte la chica saco las llaves de su bolsillo y abrió la puerta de la entrada.- Ya llegamos – anuncio la castaña mientras dejaba entrar a sus acompañantes.- Bienvenidos mis cielos – saludo Jazmín mientras les sonreía, donde la mujer llevaba en esos momentos una blusa de vestir color naranja pálido, con una falda negra larga donde ambas prendas eran tapadas por un mandil blanco de holanes con bolsillos con dibujos de canarios y llevaba unas pantuflas blancas.- Hola mamá, perdón por avi
- Cuantas veces tengo que pedirte que no dejes que lleve esa cosa al colegio – volvió a gritar la castaña mirando con enojo a su padre, el cual estaba sentado detrás de su escritorio mirándola enojado.- A mí no me das ordenes Isabela, entendiste – se quejó ahora poniéndose de pie y aporreando sus manos en su escritorio.- Pues comportarte como un adulto y enséñale mejores cosas a tu nieto – le reclamo ella igual acercándose al escritorio y aporreando sus manos en este.- Estas llegando al límite de mi paciencia, Isabelita – comento el pelinegro con enojo mientras sacaba su pistola verde favorita y apuntaba a la chica.- Vez… exactamente a eso me refiero, por eso casi todos los días mandan a Roger a la dirección – volvió hablar la castaña sin importarle que su padre le apuntara con un arma.- No me importa lo que digas yo decido que es lo mejor para mi nieto – dijo ahora jalando del gatillo, por lo que la chica rodo sus ojos antes de buscar moverse de forma ágil para esquivar rápidame
Justo cuando estaban por iniciar el segundo round de la pelea: “quien tiene la razón”, se escuchó el suave golpe de la puerta, con lo cual el ruido de la pelea se frenó de golpe y después de unos segundos se escuchó un adelante, por lo que el pequeño pelinegro abrió la puerta, fingiendo inocencia. - La abuela dice que la cena esta lista – dijo el pequeño mirando la habitación, la cual se veía toda desordenada, pero tanto su abuelo como su madre contrastaban con el lugar al verse impecables sin ninguna arruga en sus ropas. -Ya bajamos – dijo Enrique mientras acomodaba de nuevo su sillón favorito en su lugar. - ¡Ah…! - en eso la cara de Isabel se puso azul, al recordar un detallito importante – demonios me olvide de él – murmuro saliendo rápido de la habitación, cosa que le pareció demasiado extraña al pelinegro mayor por lo que miro al pequeño con una ceja arqueada esperando respuesta. - Es que el jefe de mamá nos acompañara en el almuerzo – comento el menor divertido, ya que sabia
Opinión de Isabela: ¿Quién diría que en menos de un mes mi vida podría dar un giro de 360°?, esa pregunta tenía una respuesta muy clara y al mismo incierta en lo personal. Ahora esta era todo menos tranquila y aburrida, todo gracias a la visita de mi jefe al corporativo, el cual parecía un miembro más en mi familia porque todos los días me acompañaba a almorzar a casa o buscaba pasar los domingos metido en mi hogar; aunque si era sincera me estaba gustando ese cambio, pero al mismo tiempo me asustaba llegar a acostumbrarme porque sé que la presencia de mi rubio jefe no sería permanente. Convivir con Maximiliano Winchester me enseño que este parecía tener triple personalidad: * Una era esa personalidad seria y madura, con la cual si aparentaba los 25 años que decía tener, donde resaltaba muchas de sus facciones recordándole a la castaña que el rubio era un hombre muy apuesto; esta personalidad siempre aparecía cuando estaban trabajando o porque el rubio se perdía demasiado en sus pens
Ya eran las 6:09 pm, cuando un automóvil deportivo color negro estaciono en la entrada de la casa, donde un rubio con un smoking color azul rey, pantalón del mismo color, zapatos negros bien lustrados con camisa blanca y corbata negra; bajo corriendo del vehículo para tocar la puerta. Unos segundos pasaron y por ella apareció Jazmín sonriendo al ver al rubio en la puerta. - Buenas noches Maxi – le saludo contenta, en esta ocasión ella estaba usando una blusa de manga larga y cuello en v de color rosa pálido con un pantalón negro un poco ancho y sus clásicas pantuflas rosas. - Buenas noches señora Jazmín – saludo el rubio. - Llegas tarde “señor atrevido”– le regaño Roger apareciendo detrás de su abuela, este tenía un short negro, una sudadera blanca, usaba calcetines blancos y unas pantuflas de patitos. - Gustas sentarte, le iré a decir a Isa que ya llegaste – dijo Jazmín mientras subía las escaleras para ir a ver a su hija. - Mas te vale no intentar nada raro con mi mama – le ame
Por primera vez en su vida Giotto se levantó temprano por su cuenta, aun en su mente repasaba todos los hechos ocurridos la noche anterior: fue el lanzamiento del nuevo producto, su Isabela estaba bellísima en ese vestido rojo, la noche fue un éxito para la compañía, después lo de ese sujeto, recordarlo solo lo ponía de malas ya que solo se separó de su ángel por unos momentos porque ella fue por algo de beber y por poco un idiota se pasaba de listo intentado golpearla; la verdad no sabía si era por esos entrenamientos que los pelinegros le hacían tomar, pero solo supo que ya estaba sujetando a ese tipo y está por romperle la muñeca de no ser porque su Isabel lo detuvo y ahora que lo pensaba ¿quién era ese pelinegro que igual le apoyo cuando confronto al imbécil ese…?, le recordaba a alguien pero no podía identificar ya que nada más lo miro de reojo pero su amada parecía conocerle ya que lo llamo por su nombre, pero tampoco lo recordaba, bueno supuso que no sería importante. En eso su
El reloj marcaba las 9:50 am cuando el auto deportivo negro de Maximiliano estaciono en la entrada de la residencia Williams, el rubio salió de su vehículo y tranquilamente llego a la entrada para tocar la puerta esperando que su ángel o que la señora Jazmín le abrieran, pero en esta ocasión fue otra persona la que le abrió. Si no fuera porque esa situación sonaba loca podría jurar que tenía enfrente a su mini-demonio versión adulta, pues la puerta fue abierta por Roger, el cual estaba siendo cargado por un hombre que se parecía mucho al pequeño exceptuando porque este tenía los ojos grises y su cabello era de rubio-platinado y para horror del pobre rubio ambos le miraban con una sonrisa ladeada la cual no podía significar nada bueno ¿o si…? -Buenos días – saludo nervioso Maximiliano al sujeto que abrazaba al menor para luego mirar al pequeño a los ojos - Hola Roger. - Hoy si llegaste temprano – le contesto divertido el infante. - Bienvenido Maxi – le saludo Jazmín apareciendo detrá
Ahora que había llegado al parque de diversiones y para molestia de Enrique, el rubio les iba ganando en esa ridícula competencia de pacto silencio que hicieron los 4 hombres desde que se subieron a los automóviles… “Marcador: Williams 0, Winchester 1” Un boleto VIP en el parque de diversiones significa tener acceso total a todas las instalaciones del lugar e igual poder subirte a las atracciones las veces que desees y comer donde quieras. El parque de diversiones FunPark era un lugar realmente hermoso dedicado a la diversión y el entretenimiento para que familias, parejas o cualquier persona que desee disfrutar de un día agradable ya que esta contaba con una gran diversidad de construcciones y múltiples servicios para entretener a las personas de todas las edades. Muchos de los visitantes te dirían que era un lugar relajante ya que realmente pasabas un buen día divirtiéndote en los juegos, solo paseando por todas las instalaciones del lugar o disfrutando la comida que los diversos