—No te estoy ocultando absolutamente nada, mi amor. Estoy previendo lo que pueda pasar. Golden es demasiado cautivador cuando alguien se le clava entre ceja y ceja. Y por supuesto que confío en ti, no lo hago en él —acarició mi mejilla—. Prométeme que lo vas a pensar, ¿sí?.
No respondí a nada, duele que no hable conmigo y me diga lo que está pasando. A decir verdad, siempre he estado en una burbuja, que el miedo de que se rompa y ver esa oscura realidad me llena de pánico.
—Sara, no te quedes en silencio. Háblame, por favor.
Sus ojos me muestran el pánico que lo tiene dominado, entonces, ¿por qué no me dice lo que está pasando? Soy su esposa, no una aparecida.
—No tengo nada que decir, Aiden, porque al parecer no soy lo suficiente para que me digas las cosas como son. Soy tu esposa, y entre los dos estoy segura que podemos hablar y encontrar una solución juntos. Pero dejar mi trabajo porque pienses en que me iré a abrirle las piernas al jefe, es algo que no v
Llegué a la Editorial jodida y con un aspecto terrible. Ese brillo y esa alegría que siempre emana de mi ser se ha esfumado de la noche a la mañana y al parecer como que por completo. Por más que trato de sonreír, simplemente no puedo.Tessa entró a la oficina con una sonrisa enorme y un sonrojo en sus mejillas muy notorio.—¿Qué pasa contigo hoy? Usualmente no sonríes. Ah, es que ahora entiendo; nos cambiamos de papeles, ¿o qué? —quise bromear.—¿Las hormonas del embarazo se han explotado por mil? —se echó a reír—. Ya se presentó el hijo del Sr. Golden, y tremendo papito que es. ¿Ya lo viste?.—Sí, me parece un ser muy ordinario —rio más fuerte—. No es como que nunca haya visto a un hombre con músculos y porte de chico malo. ¿Qué hacemos hablando de él? Estamos aquí es para trabajar, no para hablar de si el jefe es un papito o no, ¿qué tenemos para hoy?.—Oh, en verdad nos levantamos del lado equivocado —se enfocó en la tableta en sus manos—. Tienes qu
Tomé todas mis cosas y salí de la oficina sin prestarle atención a los llamados de Tessa. No podía estar un segundo más en ese lugar o iba a morir por falta de aire. Haber vomitado me hizo sentir muchísimo mejor, por lo que el dolor en la boca del estómago no tardó en aparecer.Sin subir en el auto llegué a la cafetería que queda muy cerca de la Editorial y comí ligeramente en este lugar.¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Estoy en el mejor momento de mi vida y de mi relación. Aiden tenía toda la razón del mundo, y ahora me siento más patética que antes. La cara no se le cae ni de vergüenza ni de descaro a ese hombre. Si hubiera estado en mis cinco sentidos, un buen golpe es lo que hubiera recibido de mi parte. Pensar en que Aiden se entere, me pone los nervios de punta, porque no sé cómo vaya a reaccionar. No le va a gustar para nada, pero tampoco se lo puedo ocultar; esa no soy yo. Además de que no fue algo que hubiera querido ni estando muerta.Salí de la ca
—Toma asiento y hablemos con calma, ¿sí? —de mala gana me senté en la silla frente a ella—. Nosotros somos una organización que busca liberar a una sociedad de sus vicios y sus manías. No somos quiénes para juzgar el por qué hacen lo que hacen; nuestro trabajo es ayudar a salir de la muerte a quienes aun tienen una razón para vivir...—¿Y eso qué tiene que ver con mi esposo? —suspiró.—Para allá voy, Sara —un hombre trajo consigo varias carpetas y una computadora y las colocó sobre la mesa—. Aiden es el jefe de una organización criminal desde muy joven; para ser exacta, es una organización que pasó de manos de su padre a él y sus hermanos. Hemos tratado de hacerlos entrar en razón de que ese mundo solo trae desgracia, muerte y dolor para quienes están sujetos a el. Los hermanos B
—He venido a salvarte, ¿qué esperas para saltar a los brazos de este pechito y agradecerme? —sonrió malicioso.Los temblores no me permitían soltar palabra alguna. Con el pie empujó el cuerpo de la mujer y tomó mi rostro entre sus manos.—He venido a tiempo, ¿no? Ahora soy tu salvador, Sarita. ¿Sabes? Te besaría ahora mismo, pero es que no quiero que vuelvas a ensuciar mi ropa. No me estuvo asqueroso, pero es mejor prevenir ya que no tengo cómo cambiarme aquí.—¿Por qué la mataste? —susurré con los ojos nublados de lágrimas.—Porque si no lo hacía te iba a matar a ti, ¿o acaso no viste su intención?.Sacudí la cabeza varias veces, negándome a todo lo que he tenido que ver en poco tiempo. Ese vídeo, las palabras de esa mujer y Chris volando su cabeza frente a mis ojos e
AIDENNo medí las consecuencias de todo lo que a mi alrededor giraba, pero llorar sobre la leche derramada no es algo que me vaya a traer la paz y la tranquilidad que necesito ahora. El miedo más grande que tenía era perder a la única persona que me daba felicidad día a día con su linda sonrisa y su inocente mirada.Sara y mi hijo están en manos de ese maldito psicópata, por lo que la rabia y los recuerdos del pasado llegan a mi mente a torturarme y a gritarme de que he vuelto a fallar como hombre. Fui egoísta y ahora no sé a dónde más buscarla. Marino y Adriel están frente a mí, tratando de encontrar algún paradero de mi esposa, pero entre más corren los minutos, no encontramos rastro de su paradero.Fue muy rápido el maldito imbécil y yo bajé la guardia con mi esposa. No debí dejarla sola y menos haber ocultado tantas cosas, pero su odio es uno de los más grandes miedos que siento. Moriría si llegara a perderla. La culpa me sume cada vez más en esta maldita deses
SARANo sé exactamente en donde me encuentro, pero el olor a putrefacto tan fuerte que se percibe en el aire me tiene totalmente descontrolada. Por mas en que trate de resistir, ese olor me golpea mucho más fuerte en el centro de mi estómago. Sentí un escalofrío correr por mi espalda, haciendo que me estremeciera a la vez que caían lágrimas de mis ojos. Durante el embarazo este ha sido el día en que más veces he vomitado. Ya no tengo fuerza ni para mantenerme en pie o si quiera pelearle a ese lunático que me observa con gran detenimiento mientras sostiene mi cuerpo entre sus brazos. Los ojos me pesan cada vez más, pero me niego a dormir o este loco psicópata nos hará algún daño. Sus palabras aún me retumban en la cabeza. No tengo ni la más mínima idea de donde me ha traído Chris, pero en mi corazón se ha sembrado una mala espina.—Vas a quedar en los huesos si sigues vomitando de esa forma. Pensé que traerte a casa te haría
AIDEN Partimos de la oficina hacia el lugar donde Adriel había dado con la ubicación de Chris y de mi mujer. Sé que mi reacción no será la mejor según lo tenga en frente mío, por lo que he tratado de retener esos impulsos que me están consumiendo de a poco. Pero es muy difícil cuando se ha atrevido a hacerlo de nuevo, sin importarle que por delante se lleve a quien sea. Dos veces no lo dejaré atravesar por este mismo sendero.Aceleré el auto, dejándome guiar por el descontrolado y furioso de mi hermano. Lo peor del caso no es mantener mi autocontrol a raya, sino también mantener lo más controlado posible a Adriel. Los dos llevamos este mismo dolor, odio y rencor hacia Golden, pero no puedo poner en riesgo la vida de mi esposa y de mi hijo; no más de lo que de por sí ya se encuentran.Al llegar a Monza el trafico nos dejó presos entre la carretera, por lo que no tuvimos de otra que bajarnos de los autos e irn
El autocontrol puede irse a la mierda en una fracción de segundo, y más cuando la sangre de mi esposa va corriendo por su piel de manera rápida. Ver esa imagen causó cientos de choques para nada buenos en mi mente. Uno detrás del otro sin detenerse me fue llevando a la furia del momento más grande que haya podido sentir durante toda mi vida. Lo que tanto temí se ha hecho una realidad; de esto quería protegerla, pero el egoísmo de mantenerla en una caja de cristal y a mi lado fue mucho más grande que la sinceridad y darle una advertencia de que en algún momento esto podría legar a suceder. Sara es mi mundo, sin ella, esta vida no tendría ningún tipo de sentido. Si la pierdo, yo me pierdo con ella.—Mantenlos seguros y cuídalos por mí —dije, haciendo un conteo rápido de los hombres que nos apuntaban—. Sácala de aquí, y pase lo que pase, no te devuelvas por mí. Solo llévalos a un lugar seguro.—No puedes quedarte solo, son muchos...—¿Qué es eso que