NOA
- ¡Chica, estás ardiente! – Rebecca me silba y me obliga a ponerme enfrente de mi espejo.
- Tú tampoco te quedas atrás, eh. – y no miento. El vestido rojo ajustado hasta las rodillas acentúa sus curvas y el pelo suelto le favorecía aun más.
Yo, en cambio, me puse un top blanco con escote corazón y unos pantalones de cuero granate. Me recojo el pelo en una coleta alta para evitar pasar calor y esta vez, me pongo rímel y me hago la raya de ojos.
- ¿Tú te has visto, guarra? Ese culo debería ser ilegal.
Pongo los ojos en blanco y ella hace caso omiso dirigiéndose a la cocina.
- ¡Oye! – le oigo con voz lejana.
- ¡Dime!
- ¿A qué vino ese coqueteo con el chico del otro día?
- ¿Quién? ¿Kevin?
Oigo sus pasos y viene de vuelta con patatas en la mano.
- No, el chico este… - chasquea los dedos y frunce el ceño intentando recordar, - el tío buenorro que tiene lunares en la cara.
- ¿Alex?
- ¡Ese! Tía, menudo bombón.
- Es un gilipollas. – suspiro recordando.
- Pero está buenísimo.
- Sí, pero es imbécil y no voy a querer nada con él. – hago una pausa y le señalo advirtiendo. – Te conozco y sé por dónde me intentas llevar.
- Pero… - le corto antes de que pueda decir nada
- No. Venga, que llegamos tarde.
Nos subimos al taxi que me encargué de pedir. En un instante, ya me encontraba nuevamente en la entrada de la gigantesca discoteca. Según Becca me dijo, teníamos que esperar fuera a que Daniel nos viera y los guardias supieran que estaban con él.
- Buenas noches, chicas. – Daniel se ha esmerado en arreglarse más que la última vez y la verdad es que está divino. Logro notar que Beca se avergüenza con su presencia y eso me da una ligera sospecha de que algo pasó el finde pasado.
- Hola, Dani. – rompo el silencio. – Al final nos hemos visto antes de lo que pensaba.
- Sí, es genial. – pero no me mira a mí. Se gira constantemente a mi amiga y sospecho aun más.
- ¿Dónde está Julia? – habla por fin mi compañera de locuras.
- Está en la barra con Isabella, pidiendo para todos.
- Bien, iré con ellas. – me tira y me da un beso en la mejilla. – Ahora voy, guarra. Voy a saludarla, ve mientras con Daniel.
No me da tiempo a recriminarle nada porque para entonces ya se ha ido. Dani me guía hasta una sala vip, distinta de la que estuvimos la vez pasada.
“Gracias, Dios. Esta sala está en la planta baja”, pienso.
Entramos y en el lateral izquierdo del sofá de terciopelo veo a un chico y una chica que parecen ser gemelos, a su lado se encuentra Kevin que me saluda alegremente y…
No puede ser. Alex se sitúa justo en el centro, penetrándome con esa mirada tan intensa que soy incapaz de descifrar.
- Siéntate al lado de Alex, Noa. – espeta Daniel.
No digo nada, me quedo parada de pie con los nervios a flor de piel e intento reaccionar. Ando a pasos torpes hacia el pelinegro y me siento.
Dani se sienta a mi lado y al poco rato viene otro chico que comienza a conversar con el moreno. Enseguida noto el característico olor a hierba que sostiene Alex, armándola para fumarla.
Mando un mensaje a Becca, desesperada.
“¿Qué te falta? Me siento sola sin ti ☹”
“Enseguida estamos yendo, Noa. Te estoy pidiendo un cubata para empezar bien la noche hehe”
“¡No me lo pidas muy cargado, que nos conocemos!”
“Sí, sí, lo que tú digas. Muack”
Rio sutilmente. Mi amiga es una lianta y capaz quiere emborracharme para acabar en la cama con el sexi pelinegro. Pensar en besar esos labios mientras me coge de la cintura…
- Vaya, vaya… Al final va a ser cierto que eres mi admiradora. – el susodicho rompe mis pensamientos como si supiera qué estaba pensando. Forma una sonrisa torcida y clava sus ojos en los míos para dar una vista rápida a mi cuerpo. Vuelve a mirar al frente y se relame la boca de una forma demasiado sexual.
- Al final va a ser cierto que eres un imbécil.
- Todas me lo dicen, tranquila. – le da un sorbo a su copa y me ofrece.
- Yo ya he pedido, gracias.
- Como quieras. – espeta sin interés.
Al cabo de unos segundos las faltantes regresan y algo en mí se retuerce cuando Isabella y Alex se lanzan una sonrisa cómplice.
Quizá estoy celosa…
“¡Qué tonterías dices, estúpida!” ¡Ni en sus mejores sueños!
- Toma, este es para ti. – Rebecca me sirve la copa y nada más llevarla a mis labios hago una mueca de desagrado.
Oigo que Alex se ríe por lo bajo maliciosamente e ignoro ese hipnótico sonido.
- Becca, ¿qué significa para ti de NO LO QUIERO CARGADO?
- Ups, culpa del bárman. – me saca la lengua y resoplo exageradamente.
La noche prosigue y me mantengo conversando con Daniel la mayor parte de tiempo para evitar al pelinegro. Me comenta que estudia abogacía y que planea integrarse en el bufet de su madre.
Descubro que es un chico encantador con el que se puede hablar de todo y que desde el minuto cero siempre se ha mostrado atento conmigo. Todo lo contrario a su amigo.
Si tan solo Alex fuera la mitad de simpático que Dani ganaría muchos puntos. Voy por el principio de lo que es mi tercera copa y me da la sensación
- ¡Juguemos a un juego! – Julia capta la atención de todos los presentes.
- Sorpréndenos, July. – anima Isabella.
- Consiste en hacer grupos de 2. Empezando por vuestra derecha, Aaron irá contra Daniel, Noa con Alex, Kevin contra Elsa, Evan contra Isa y yo iré con Becca.
Tierra, trágame. Ahora mismo no soy capaz de coordinar mis movimientos después de casi tres copas bien cargadas. Julia continúa:
- Os tenéis que mirar fijamente con vuestro contrincante, quien parpadee primero… ¡Chupito de lleno! – todos animan el juego de la anfitriona. – El tiempo límite es de cinco minutos. Pongo el temporizador…. ¡YA!
Alex llena rápidamente el vasito con ginebra y se desabrocha los cuatro primeros botones de su camisa. Sin querer miro hacia esa dirección y parpadeo.
- Fallaste. Bebe.
- ¡Oye, eso no vale!
- Sí que vale, has parpadeado. – sonríe con triunfo. – No es mi culpa que yo te distraiga.
El muy idiota lo ha hecho a propósito, sabe lo que hace.
¿Quiere juego? Pues tendrá juego.
Me quito la chaqueta vaquera y mirándole con toda la seguridad del mundo, muevo las caderas de modo sensual para distraerle, pero no consigo inmutarle. Al siguiente turno vuelvo a fallar y noto como el chupito arde en mi garganta.
- No eres rival para mí, niña.
- De niña no tengo nada, idiota.
- Te comportas como una. – dice burlonamente.
Esta vez él parpadea y se dispone a beber el chupito como si fuese agua. Pasan los cinco minutos y siento que se me han hecho eternos.
Ahora que lo he observado mejor, afirmo al cien por cien que Alex está esculpido por los dioses. Un brillante pelo oscuro adorna su cara haciendo contraste con sus ojos claro color miel. Varios lunares y pecan adornan su cara haciéndose ver aun más atractivo. Pensamientos impuros pasan por mi mente cada vez que volteo a verlo.
- Vamos a jugar a verdad o reto. – esta vez quien habla es Kevin. Arrastra las palabras y veo que está borracho. Antes de que vuelva a decir nada, se duerme apoyando la cabeza en la mesa.
- Eres un puto caso. – inquiere el pelinegro de manera burlona.
- Yo me apunto.
- Bien, ya que estamos, empiezo yo. – sigue la rubia de pelo rizado. Se mantiene pensativa y señala a Alex. – Tú, ¿verdad o reto?
- Verdad. – contesta sin interés.
- ¿Has follado con alguno de los presentes?
- Sí.
Su respuesta es tajante y directa. Miro a Isabella, quien sonríe de forma pícara disimuladamente. Después de todo, no me extraña.
- Ahora tienes que preguntar tú, Alex.
- Mmh… Aaron, ¿verdad o reto?
- Venga, hermano, sorpréndeme. Reto.
- Te reto a salir a salir a la pista de baile y despelotarte. Quiero que Daniel lo grabe. – ambos amigos se ríen a costa del chico bajito. Chocan los puños y los dos aludidos se adentran a la pista de baile.
- Me toca. – espeta Becca. Ve que Kevin ha vuelto a la vida como si nada hubiera pasado y se gira hacia él – Kevin, ¿verdad o reto?
- Por supuesto que reto.
Becca piensa dos veces lo que va a decir hasta que se decide y maliciosamente enfatiza cada palabra.
- Te reto a besar a la persona que más te atraiga de este grupo.
Kevin se mantiene impasible durante unos segundos, entonces se levanta y rodea la sala y a las personas para quedar a mi lado. Me mira vivamente, con un brillo oscuro en sus verdes ojos y yo no puedo creer lo que creo que va a ocurrir.
- Tenía ganas de hacerlo y esta es mi oportunidad.
Es entonces cuando su mano izquierda rodea mi cintura y con la otra sostiene mi cara, empezando el beso.
NOA El beso empieza dirigiéndolo él, pero no tardo en coger las riendas. Le agarro del cuello para atraerle más si es posible. Sus labios carnosos hacen que sea mucho más agradable y madre de Dios, este hombre saber besar muy bien. Su lengua se adentra sutilmente succionando la mía, lamiéndome los labios. Su agarre se endurece e intenta bajar su mano a mis glúteos, pero cuando veo que me quedo sin respiración, me separo de él casi al instante. - Ha sido increíble -. me confiesa Kevin entrecortadamente. Yo le sonrío incómoda. La Noa sobria no podría hacer esto con tanta seguridad, y Becca lo sabe, porque me está mirando pasmada. Escudriño el lugar y veo que Alex se ha ido y ni siquiera me doy cuenta. Me termino mi copa y sé que mañana voy a tener la mayor de las resacas porque me da vueltas todo. ¿Dónde se habrá ido Alex? Me decido a salir a buscarlo ya que, al fin y al cabo, su compañía no es tan mala. Por un momento deseo que hubiera sido él
NOA Veo que se enciende otro porro y saca el mando de su coche. Me pilla y su cara torna en enfado. - ¿Hasta cuándo piensas dejar de seguirme? - Es que no quiero estar sola. - Tienes a tu amiga y a Kevin. - Precisamente no me apetece ver ahora Kevin. – Alex cruza los brazos en jarra cansado. - Tú te lo buscaste, nena – me acusa socarrón. – Ahora atente a las consecuencias. - Por favor… - me arrodillo, hago pucheros y le miro suplicante. - Cuidado con pedirme las cosas así… - se le forma una sonrisa de oreja a oreja, medio burlón, medio pícaro. Me doy cuenta del error y avergonzada, me pongo de pie y estoy segura de que el rojo de mi cara es notorio. - Está bien – se resigna y yo lo celebro interiormente. – Pero, te llevo a tu casa, nada de venir conmigo a ningún sitio. - Hecho. En cuanto le doy las indicaciones, aviso a Rebecca de que voy de camino a mi casa y se alarma. “No t
NOA De nuevo, tengo la sensación de que el fin de semana ha sido un visto y no visto. El domingo se basó en ir a la finca y limpiar el cercado, reponer agua y heno, revisar los caballos… Siempre acabo molida, pero merece la pena por mis pequeños gigantes. Entro a clase sin ganas, me siento en la silla y dejo apoyar mi cabeza sobre la mochila que dejo en la mesa. - Buenos días, nena. – Steve me sacude el pelo dejándomelo hecho un desastre. - Hoy que no me hable nadie, Steve. – entierro mi cara debajo de mis brazos. - Uf, tanto positivismo no, por favor. Demasiado para mí. - Tengo hambre y tengo sueño, no he desayunado por las prisas a llegar tarde. - Siendo Noa no es bueno esa combinación – ríe burlón. – Anda, luego vamos a la cafetería. - Oh, sí. Te amo, Steve, tú sí que sabes. – le lanzo besos exagerados al aire y le sonrío. La profesora entra y lo que dice a continuación hace que se me infle el pecho de felici
NOA El hombre que capta nuestras atenciones, cuyo aspecto es desaliñado, sin duda pone tenso a Alex. El extraño se sienta a mi derecha y pasa el brazo por el respaldo de mi silla. - Vaya, vaya… pero qué tenemos aquí. Menuda preciosidad. – de cerca veo que tendrá poco más de nuestra edad, pero su mal estado físico deja mucho que desear. Se relame los labios, mirándome de arriba a abajo. - Lo que tengas que decir, dímelo en privado, pero a ella no la metas. - No te conviene montarme una escena, Jones. O tu amiga se llevará una mala impresión de ti. – Alex se muestra impasible, parece que se está conteniendo y yo lo agradezco, porque todas las personas del bar ahora nos están mirando. - Dime, preciosa – me coge de la barbilla y me da una sonrisa torcida. - ¿Tú sabes lo que ha hecho este chico que no puede tocarme ni un pelo? Niego, tragando duro. - No, claro que no lo sabes. - Damián, cállate o juro que te parto la puta bo
NOA Esta semana estaba resultando muy estresante, nuestra profesora había decidido adelantar la entrega del proyecto de “Naturaleza” y yo seguía sin tener una sola idea. Ya me había ido un par de veces a la cima de la montaña a fotografiar las vistas, pero seguía sin convencerme, no era ESA fotografía. Estar ahora mismo en la hípica dando cuerda a Brabante siempre me permitía desfogar. Este impetuoso caballo agotaba todas mis fuerzas. - Venga, guarra, ¿qué te parece si el sábado salimos? Pero modo tranqui. – yo ya era inmune a sus pucheros. Les conté a Steve y a Becca lo ocurrido y ellos animaron mi decisión. Sin embargo, ellos notaron mi decaimiento estos días y se hicieron cómplices para poder distraerme. - No sé, Rebe. De verdad que solo me apetece estar en mi casa comiendo helado – y no era por estar deprimida. La verdad es que adoro mi tranquilidad y es uno de los mayores placeres de mi vida. – Además, el domingo temprano tendré que madru
REBECCA Me voy a volver loca. No sé en qué momento quise meterme a estudiar negocios y asociarme con mi padre. Sonrío al recordarlo, desde pequeña padre siempre se ha volcado en su trabajo. Recuerdo que me quedaba pasmada cada vez entraba a su despacho, me cogía en brazos y me sentaba en sus piernas, usando la enorme silla giratoria que hasta el día de hoy sigue teniendo. Me iba enseñando cosas que para un futuro él decía que me serviría. Y no se equivocó. Gracias a él, tengo claro cuando quiero conseguir algo y la forma en la que así lo quiero. Me ha enseñado a tener seguridad y a tener el don de la palabra. Suspiro, cansada. Esto de estudiar me agota lo que no está escrito. Miro la hora de mi iPhone, las doce y veintitrés del mediodía. Padre se queda algunos sábados y yo le llevo la comida. Me dispongo a recoger mis apuntes y me doy un repaso en el espejo de mi habitación antes de salir de mi casa. Enciendo la radio y a medida que su
NOA Aprovecho mi tarde libre para organizar el piso. Cojo los libro de la estantería, limpio el estante y los voy ordenando de menor a mayor tamaño. Uf, hacía tiempo que no le daba una pasada profunda. A veces el trabajo por muy placentero que me resulte, da mucha faena. Necesitaba dedicarme un poco de cariño y eso hice esta mañana. Me hice una mascarilla facial casera y me depilé las piernas para notar el suave tacto que tanto adoro. Y bueno… mmh… también me depilé mi zona íntima. No me juzguéis, voy a quedar con un tío bueno y si tengo la oportunidad quiero estar presentable. Billie Eilish suena en mi radio y automáticamente finjo ser yo quien canta la canción. A Steve le encanta esta tía, y no me extraña. Apago la radio y caigo rendida al sofá, junto con mis palomitas y mi película favorita, La Milla Verde. De verdad que cada vez que la veo es imposible no llorar, tantas emociones encontradas me pueden. Miro la hora en el móvi
NOA Se me cae la taza de leche al suelo. - ¡Joder! ¿Es que hoy no me va a salir nada bien? – suspiro con pesadez. En que iba de mañana ya me había tropezado, se me había roto la alcachofa y ahora esto. Después de lo de anoche no conseguí pegar ojo. El pelinegro se aprovechó de la situación y el muy cabrón me dejó sin terminar. Recojo con cuidado la tacita y cojo la fregona del almacén para limpiar el suelo. Voy a la habitación para ponerme la ropa de equitación e ir a ver a mi frisón. Contaba con Adrien que me dijo que iba ir más temprano para echar un vistazo y que todo estuviese bien. Me miro en el espejo de cuerpo entero que tengo en las puertas del armario. Miro mi piel desnuda y recuerdo cuando Alex me besó, instintivamente la toco y una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo. Sacudo la cabeza en un intento de sacarme esos hechos de mi cabeza. - No. Basta, Noa – me digo en voz alta para mentalizarme. – Hoy vas a quedar con un chi