NOA
El hombre que capta nuestras atenciones, cuyo aspecto es desaliñado, sin duda pone tenso a Alex. El extraño se sienta a mi derecha y pasa el brazo por el respaldo de mi silla.
- Vaya, vaya… pero qué tenemos aquí. Menuda preciosidad. – de cerca veo que tendrá poco más de nuestra edad, pero su mal estado físico deja mucho que desear. Se relame los labios, mirándome de arriba a abajo.
- Lo que tengas que decir, dímelo en privado, pero a ella no la metas.
- No te conviene montarme una escena, Jones. O tu amiga se llevará una mala impresión de ti. – Alex se muestra impasible, parece que se está conteniendo y yo lo agradezco, porque todas las personas del bar ahora nos están mirando.
- Dime, preciosa – me coge de la barbilla y me da una sonrisa torcida. - ¿Tú sabes lo que ha hecho este chico que no puede tocarme ni un pelo?
Niego, tragando duro.
- No, claro que no lo sabes.
- Damián, cállate o juro que te parto la puta bo
NOA Esta semana estaba resultando muy estresante, nuestra profesora había decidido adelantar la entrega del proyecto de “Naturaleza” y yo seguía sin tener una sola idea. Ya me había ido un par de veces a la cima de la montaña a fotografiar las vistas, pero seguía sin convencerme, no era ESA fotografía. Estar ahora mismo en la hípica dando cuerda a Brabante siempre me permitía desfogar. Este impetuoso caballo agotaba todas mis fuerzas. - Venga, guarra, ¿qué te parece si el sábado salimos? Pero modo tranqui. – yo ya era inmune a sus pucheros. Les conté a Steve y a Becca lo ocurrido y ellos animaron mi decisión. Sin embargo, ellos notaron mi decaimiento estos días y se hicieron cómplices para poder distraerme. - No sé, Rebe. De verdad que solo me apetece estar en mi casa comiendo helado – y no era por estar deprimida. La verdad es que adoro mi tranquilidad y es uno de los mayores placeres de mi vida. – Además, el domingo temprano tendré que madru
REBECCA Me voy a volver loca. No sé en qué momento quise meterme a estudiar negocios y asociarme con mi padre. Sonrío al recordarlo, desde pequeña padre siempre se ha volcado en su trabajo. Recuerdo que me quedaba pasmada cada vez entraba a su despacho, me cogía en brazos y me sentaba en sus piernas, usando la enorme silla giratoria que hasta el día de hoy sigue teniendo. Me iba enseñando cosas que para un futuro él decía que me serviría. Y no se equivocó. Gracias a él, tengo claro cuando quiero conseguir algo y la forma en la que así lo quiero. Me ha enseñado a tener seguridad y a tener el don de la palabra. Suspiro, cansada. Esto de estudiar me agota lo que no está escrito. Miro la hora de mi iPhone, las doce y veintitrés del mediodía. Padre se queda algunos sábados y yo le llevo la comida. Me dispongo a recoger mis apuntes y me doy un repaso en el espejo de mi habitación antes de salir de mi casa. Enciendo la radio y a medida que su
NOA Aprovecho mi tarde libre para organizar el piso. Cojo los libro de la estantería, limpio el estante y los voy ordenando de menor a mayor tamaño. Uf, hacía tiempo que no le daba una pasada profunda. A veces el trabajo por muy placentero que me resulte, da mucha faena. Necesitaba dedicarme un poco de cariño y eso hice esta mañana. Me hice una mascarilla facial casera y me depilé las piernas para notar el suave tacto que tanto adoro. Y bueno… mmh… también me depilé mi zona íntima. No me juzguéis, voy a quedar con un tío bueno y si tengo la oportunidad quiero estar presentable. Billie Eilish suena en mi radio y automáticamente finjo ser yo quien canta la canción. A Steve le encanta esta tía, y no me extraña. Apago la radio y caigo rendida al sofá, junto con mis palomitas y mi película favorita, La Milla Verde. De verdad que cada vez que la veo es imposible no llorar, tantas emociones encontradas me pueden. Miro la hora en el móvi
NOA Se me cae la taza de leche al suelo. - ¡Joder! ¿Es que hoy no me va a salir nada bien? – suspiro con pesadez. En que iba de mañana ya me había tropezado, se me había roto la alcachofa y ahora esto. Después de lo de anoche no conseguí pegar ojo. El pelinegro se aprovechó de la situación y el muy cabrón me dejó sin terminar. Recojo con cuidado la tacita y cojo la fregona del almacén para limpiar el suelo. Voy a la habitación para ponerme la ropa de equitación e ir a ver a mi frisón. Contaba con Adrien que me dijo que iba ir más temprano para echar un vistazo y que todo estuviese bien. Me miro en el espejo de cuerpo entero que tengo en las puertas del armario. Miro mi piel desnuda y recuerdo cuando Alex me besó, instintivamente la toco y una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo. Sacudo la cabeza en un intento de sacarme esos hechos de mi cabeza. - No. Basta, Noa – me digo en voz alta para mentalizarme. – Hoy vas a quedar con un chi
ALEX - Alex, vete a la m****a. – Dani está muy cabreado, él ha sido quien quería apostar y ha acabado perdiendo. Me retuerzo en mi asiento riéndome de su cara, la chica a la que tenía que intentar ligarse no ha caído y ha acabado por tirarle medio cubata encima. - No me eches a mí las culpas, cabrón, aprende a ligar. – espeto burlón. Miro a Isabella, está hablando con un tío en la barra. Su vestido ceñido deja poco a la imaginación y no puedo evitar pasear mi mirada en ella. Ella vuelve su vista en mí y me sonríe, diabólica. Su larga cabellera negra y ojos azules hipnotizan tanto… Siempre me ha gustado, siempre he ido detrás de ella y ella lo sabe. Ha sido la única que no ha querido nada serio conmigo, solo he entrado en la categoría de follamigo. Sin embargo, desde hace un tiempo esa obsesión ya no era tan intensa e incluso era ella la que se insinuaba, no yo, como de costumbre. Quito mis ojos de ella, con un sentimiento extraño que todavía n
NOA El comienzo de semana había empezado movidito. Mi profesora sabe que no tengo absolutamente ninguna idea para el proyecto final y yo me estoy volviendo loca, últimamente solo había sido trabajo, quebraderos de cabeza por el pelinegro y más trabajo y ahora uno de los caballos se había lesionado por culpa de una jinete aun muy novata. Esta no hizo caso al profesor, indicó fatal a la yegua haciendo que se tropezase y sus posteriores se dañasen. Cuando lo supe, fui corriendo a la oficina que se encuentra al este de las cuadras y aquí estoy. - Esto no lo podemos tolerar, Adrien. Los padres de la chica deben hacerse cargo de la irresponsabilidad que ha hecho. - Noa, cálmate...
NOA - ¿Me estás diciendo que voy a conocer al hombre sexy que te trae como paleta? – dice Steve emocionado. - ¿Sólo te quedas con eso? – inquiero ofendida. - No te ofendas, nena, pero por mucha piscina y tíos buenos que haya en la fiesta me la trae al pairo – recoge sus apuntes y me da mi libreta. – Yo quiero la parte jugosa, necesito conocer al hombre de mi amiga y darle el visto bueno. Volteo los ojos. – No es mi hombre, Steve. Y es verdad, el pelinegro no era nada mío y no tenía ningún derecho sobre él. - Y es un capullo – bufo. – Así que nada de darle el visto bueno. - Hija, es que no sé qué haces que te vienen todos los imbéciles. Te ven con cara de tonta y pasa lo que pasa. - ¡Oye! – le pego en el brazo ofendida y él se ríe. - Auch, bruta – se acaricia el brazo. – Es que es verdad. Eres demasiado buena, nena. - Si es así, entonces no es mi culpa. Son ellos los que deben valorar a las buenas persona
NOA Ayer por la tarde me pasé mucho tiempo paseando con Diabolo e iba tan empanada que como consecuencia ahora tenía un raspón cubriendo todo el pómulo derecho. Steve adora meterse conmigo cada vez que me pasa algo y esta vez no era una excepción, casi se atraganta con el cruasán de la cafetería cuando le he contado el pequeño incidente. - Pero ¿cómo se te ocurre, nena? ¿Qué hacías para no haberte dado cuenta de la rama? – Steve me mira entre apenado y divertido. - No lo sé – pero sí lo sabía. Me pasé todo el rato pensando en el pelinegro, incluso durante el desafortunado momento. Me toco la herida y pongo una mueca al sentir el escozor. – No me di cuenta de que había una rama y cuando me di mi caballo se asustó y por poco me caigo también.
Último capítulo