Las rosas nunca han traído la felicidad entre sus espinas. Sobre todo las rojas, que son el color de la sangre y del dolor.AlondraDe nuevo voy camino al cementerio, pero esta vez a la tumba de mi bebe, las cenizas de mi hijo descansan en un cofre sembrado en uno de los muros designados para tal fin dentro del recinto, una pared inmensa con hermosos grabados, es un columbario especial en el que solo descansan los restos de varios niños, me hace feliz imaginar que mi hijo juega con esos otros niños a su lado. No suelo visitarlo muy seguido, saber que no pude conocerlo por más tiempo, recordar cómo fue concebido y revivir en mi corazón el dolor que significo por tantos años sigue destrozándome. En mi corazón aprendí a amarlo y aunque cada día que pasa deseo que hubiese podido vivir, la verdad es que reconozco que hubiese sido muy difícil para mí aceptarlo del todo.Tal vez eso me hace mala madre, un hijo nunca tiene la culpa de lo que sucede a sus padres, pero en cierto modo siento que
Nunca una batalla cara a cara me ha causado tanto terror, como el hecho de tener sus ojos clavados en mí.AlondraDesisto de llamar y decido mejor ir a verlo a su oficina, de esa manera le dejaré en claro que no me interesa para nada tener ningún tipo de relación que no sea profesional con él, no quiero parecer extremista, pero sé bien que cuando uno lo permite la primera vez entonces se agarran de eso para volver a hacerlo y entonces tener un acercamiento mucho más personal y la verdad en este momento únicamente quiero estar enfocada en mi carrera y en mi futuro, en unos meses daré inicio a mi propia empresa y necesito estar totalmente concentrada y centrada.Ese hombre logra irritarme con tanta facilidad, no sé qué me sucede últimamente, quizás sean que mis emociones durante estos días están descontroladas por lo general, aunque es primera vez que me sucede con un cliente. Aunque también antes de saber que era un potencial cliente tuve un encuentro bastante desagradable, me parece u
¿Cómo se lucha en contra de los fantasmas del pasado? Tal vez lo ideal es hacerse a un lado y dejarlos continuar con su reinado de terror, sin embargo, el sabor de su boca y el olor de su piel me hacen persistir en una pelea que quizás esté perdida, pero no soy el típico hombre que se da por vencido cuando de revivir los gemidos de una dama se trata.ChristopherEs inevitable no expresar la sorpresa que me causa la presencia de la señorita Jiménez en mi oficina, me encanta ver su seguridad y la firmeza con la que se desenvuelve. Me atrae, es cierto, pero también me doy cuenta de que es una mujer muy difícil de conquistar. Me pregunto que será eso que oculta y que tanto le afecta, he estado leyendo sobre ella y al parecer no se le ha conocido nunca una pareja, de hecho no tiene una vida social muy activa. Me pongo de pie cuando me canso de escuchar sus reclamos, aunque en realidad no le he prestado atención, por experiencia sé que a las mujeres hay que darles la razón y asentir cuando
Pídeme que no aprenda a amar tus traumas ni tus días grises, envíame al infierno si es preciso para mantenerme alejado de tu presencia.ChristopherEstoy convencido de que no es una buena idea pretender seguir viéndola, bajo ningún pretexto puedo hacerlo, ya es prácticamente el motivo de mi ansiedad, la última vez que me encontré en una situación similar, fue cuando todo mi mundo se derrumbó. Los pies me pican por volver a entrar en mi oficina y ver cómo está, pero sé que es una trampa mortal en este momento para mí.Mi entrepierna está resentida y lo más probable es que reaccione al tenerla de nuevo frente a mí y me parece que además de ser contraproducente para ella en este momento por cómo se encuentra que sería un atentando homicida en mi contra. Colmado por mis propios pensamientos, decido ir al baño de los empleados para refrescarme un poco, no es muy común que use esta sala sanitaria, pero ahora mismo me es muy necesario.Me mojo la cara repetidas veces, el agua está un poco he
Déjame vivir dentro de tus recuerdos y olvídame mientras aprendes a amarme. Alondra Observo detenidamente al hombre que se encuentra parado frente a mí esperando a que le diga algo mientras mi mente sigue evocando sucesos del pasado que prefiero no recordar. Su mirada es de insistencia a que diga algo, pero por más que intento decir algo no logro articular ni media palabra, definitivamente no tuve que haber venido, no ha sido la mejor idea que he tenido en toda mi vida ni mucho menos estaba preparada para el resultado de la misma. —¿Se encuentra bien o desea que llame una ambulancia? —inquiere con tono frío, cómo si ahora quisiera mantener su distancia conmigo, tal vez se dio cuenta de su error y ahora está arrepentido. —No, gracias. Estoy perfectamente y no gracias a usted —digo con voz dura—. Evitaré levantar cargos por ahora, por qué quiero confiar en que no volverá a suceder nada parecido a lo de hace un momento entre los dos, quiero que entienda que no me interesa tener o mant
Vivir nunca se había tornado tan difícil hasta que tus labios bebieron de los míos y la locura se apoderó de mi razón, volviéndome esclavo de tu mirada.Christopher No es solo miedo lo que refleja su mirada, sé que debo alejarme poner la mayor distancia posible entre los dos, pero la curiosidad por descubrir que es eso que la ha lastimado, me carcome, es obvio que no debería de interesarme, sin embargo, la señorita Jiménez me atrae tanto o más que… no, imposible, nunca nadie podrá despertar dentro de mí un sentimiento que le llegue siquiera a la altura de lo que sentí por mi Anabella, me estoy volviendo loco al querer comparar a dos mujeres que por razones más que evidentes son totalmente diferentes.Anabella, era fuerte, decidida, transparente y sobre todo no fingía algo que no era y así fue siempre, hasta su último día de vida. En cambio, Alondra Jiménez me demostró cuan falsa es aparentando ser una mujer segura de sí misma cuando la verdad solo se oculta detrás de una careta. No p
Que el demonio se lleve mi alma al infierno y la condene a una eternidad en la que los recuerdos sean lo que menos daño me causan.AlondraNo entiendo que hace el señor Freites en mi casa, no suelo atender a los clientes o socios en mi casa, pero me parece una descortesía, no permitirle la entrada, aunque ignoro por completo el motivo de su presencia, quizás lo mejor era que yo bajara, sin embargo, no quiero que las demás personas noten mi reacción cuando estoy delante de él. Sé que puedo, solo será un momento y ya llevo mucho tiempo controlando mis emociones, llevo años clocando la máscara de la perfección para afrontar la vida sin que nadie se entere de que llevo conmigo a los fantasmas del pasado.Me observo en el espejo antes de ir a esperar a la puerta, estoy presentable para no haber estado esperando una visita tan imprevista y extraña. Me acomodo el cabello y camino hasta la puerta en donde me detengo y espero a que toque, froto mis manos entre sí para aligerar el tenue temblor
El infierno me escupió la cara, me desterró y me lanzo al exilio en esta tierra donde mi condena es mucho más dura de soportar y pesada para llevar. Es en esta tierra donde purgaré mis culpas, donde sus ojos son los que me torturen y sus manos las que quemen mi cuerpo mientras su voz me atormentan en sueños.AlondraTrato de controlar mis impulsos para que la escena de su oficina no se vuelva a repetir, no tengo ánimos de pasar de nuevo por algo similar y al señor Freites parece no importarle, simplemente se ocupa de lo que interesa, de lo que lo hace sentir bien mandando a la mierda el bienestar de los demás. Dejo que la rabia suba por mi columna vertebral y se desate, es el único mecanismo de defensa que tengo en este momento y es la forma en la que siempre he podido avanzar sin tener que revivir mis miedos.—Le exijo que se aleje de mí en este momento —ordeno con voz autoritaria.Siento las mejillas humedecidas, pero no es tiempo de pensar en las lágrimas que se me escaparon.—Es m