La otra niña la miraba desde una esquina, sus ojitos abiertos de par en par mientras miraba la interacción entre ellos.Su corazón se llenó de ternura al verla tan alejada de todos ellos, se acercó a su lado y toco suavemente sus cabellos. — Y tú, pequeña, ¿Cómo has amanecido?—Bien tía, dormí bien. — El corazón de Luana se encogió un poquito al escuchar como la llamó Gis, pero tenía que entender que la niña, no sabía quién en realidad era ella. Se tranquilizó, le tomo de la mano y la condujo hacia el comedor.La mesa estaba llena nuevamente, avena con leche, tortillas de verduras, gofres con salsa de chocolate y unas deliciosas papitas smile.Los niños se sentaron emocionados alrededor de la mesa, listos para empezar a desayunar.—Chicos, ¿lavaron sus manos?—Mamá tenemos hambre, podría ser después, ¿por favor? — Dijo Alex.—No, es importante lavarse las manos antes de tomar los alimentos, apresúrense y lávense las manos antes de que todo se enfríe.—Pero mami, mi papito no siquiera
—Bueno, nuestro padre, está en Lima, lo vi ayer en la Clínica Mayo, llego a visitar a Maritza.—¿Por qué visitaría a Maritza? No entiendo.—Maritza, tú y yo somos hermanos, para ser más exactos somos trillizos.—Nooo, estás loco, te has fumado de la mala. — Se burló Luana.—Calma Lu, deja que termine de hablar. —Dijo Valentino de manera tranquilizadora.—Tino, es imposible, eso querría decir que mi mamá también es madre de los tres, y hasta donde yo sabía, Nicolás era mi medio hermano. Mi madre no es su madre.—Luana —Dijo Carmen con voz muy tranquila. —Nena, yo no soy tu madre, soy tu tía. Tu madre se llama Isabela y tu padre Gerardo, yo soy la hermana de Isabela.—Mientes, ¿por qué harías eso mamá?. ¿Por qué criarme para luego decirme que no eres más que mi tía?—Lu, escúchame, esto es muy complicado. Nuestro padre es un maldito desgraciado que está metido en la trata de blancas, nosotros fuimos víctimas de su negociado. Cuando mamá Carmen se enteró de que éramos víctimas de abuso,
—Tino, te sigo esperando.—Regina, no puedo ir en este momento — Dijo Valentino presionando sus dientes con fuerza. —Estoy con mi novia y no es buen momento.—Pero Tino, mi papá te está esperando, llego anoche y quiere hablar contigo.—Dile que ahora me es imposible, debo resolver algunos temas familiares. Me acercaré a tu casa por la tarde.—Está bien, se lo diré, pero Tino, tú y yo necesitamos…Valentino corto la llamada inmediatamente, sentía la mirada furiosa de Luana en su espalda.—¿Quién era?—Era Regina, la hija de mi mentor.—¿Por qué tiene que insistir tanto?, ¿has tenido algo con ella?—No cariño, es solo la hija pequeña de mi maestro, jamás tuve nada que ver con ella.—No lo parece, ese día en la oficina me armo un gran laberinto, encimo quemo el rostro de Gia, quien se cree que es, la próxima vez que se cruce conmigo voy a dejarla calva, que no se atreva a chocar con mis hijos. —Replico Luana indignada.—Amor, ¿te has dado cuenta?—¿De qué esa tipa quiere contigo? ¿Qué te
«—¿Nico? Hermanito ¿Dónde estás? Luana buscaba a su hermanito, abría puertas y más puertas, pero él no estaba, sus pies emitían ruidos sordos, estaba descalza y con frío, pero su hermano no aparecía. Siguió corriendo mientras lo llamaba a gritos, su hermano siempre desaparecía y cuando lo volvía a ver, él estaba golpeado, ya le había dicho muchas veces que no hiciera travesuras, para que sus papás no lo golpearan, pero él siempre se rebelaba y trataba de huir. Se detuvo en el pasillo oscuro para tratar de escuchar cualquier ruido, pero no había nada, cuando ya estaba por rendirse, escucho algo, miro de frente y vio la puerta negra, aquella puerta que Nicolás siempre le decía que no abriera, se acercó sigilosa, pero llena de miedo, temía lo que había dentro. Una luz se filtraba por la rendija del piso y los ruidos sordos salían de esa habitación, tenía la seguridad de que había alguien adentro, tal vez era su hermano que había sido castigado. Tomo valor y empezó a caminar en esa dir
Valentino la miro abiertamente, ¿había dicho, vayamos?, sacudió su cabeza ligeramente, mientras sonreía, su mujer volvía a ser la misma celosa y posesiva de siempre.—Está bien amor, iremos más tarde y te presentaré a mi mentor, solo…—Me voy a comportar, no me dejaré llevar por los celos, pero espero que tu ferviente admiradora no me haga las cosas difíciles, tú sabes que no soy una perita en dulce.Valentino la rodeo con sus brazos mientras le besaba el cuello —Me gusta cómo eres y lo sabes bien, jamás intente cambiarte, este carácter te acompaña desde que nos conocimos.Luana se dejó llevar por el fantasma de los recuerdos que cada vez eran más claros en su mente, definitivamente Avalos tenía algo que ver en todo lo que le estaba pasando, pero tenían que descubrirlo.—Toc, toc —Sonó la puerta interrumpiendo el perfecto silencio que se había generado en la habitación. — ¿Papá, estás ahí? — Se escuchó llamar a Alex.—Pasa, cariño —respondió Luana quien se estaba sentando en el borde
Ambos se apearon del auto y avanzaron por el caminito de piedras que llevaban directo a las puertas blancas de la gran casa en medio del jardín, Luana observo con incredulidad la casa que más parecía la mansión de una muñeca, seguramente la gente que vivía en ella era muy adinerada.No habían avanzado más de diez pasos cuando la puerta se abrió y salió una mujer joven en un pijama de seda rosa cubierta con una bata de punto con cuello esmoquin, la miro de manera despectiva e inmediatamente se colgó del brazo de Valentino, interponiéndose entre ellos.—Viniste, papi, te está esperando en el estudio.—¿No crees que ya es tarde para andar en pijama, Regina?—¡oh!, no cariño, es por comodidad.—Suéltame, no hagas enfadar a Luana — Respondió Valentino, soltándose del brazo de Regina. — Y no soy tu cariño, recuérdalo.Regina se quedó mirándolo, mientras su rostro cambiaba a uno de hostilidad.Luana se había quedado a dos pasos de ellos, estaba irritada y molesta por la actitud de la mujer,
Perla la observaba discutir con su hija, sin que el ánimo de Luana se alterara, vio que su hija estaba tratando de provocarla, pero no pisaba el palito y no perdía la compostura. —¿Y cuáles serán esos motivos? — Pregunto.—No tengo por qué darles explicaciones, ¿no les parece?—Mami, esta mujer es una grosera, no sabes cómo me golpeo hace unos días en la oficina de Tino. —Hablo rápidamente Regina mientras se tocaba el rostro.—¿Qué dices?, ¿esta mujer se atrevió a golpearte?—Sí, lo hizo.Luana las miro, la madre se hacía la que no supo que su hija había sido golpeada, era imposible que no lo supiera. Ya estaba harta de esa conversación, así que cerró los ojos y no las miro más.Las mujeres no volvieron a hablar al percatarse que Luana las ignoraba. Un ruido proveniente del estudio le saco de su letargo, observo por el rabillo del ojo y vio a Valentino caminar hacia la sala con un hombre alto y de mediana edad, cabellos grises cubrían sus sienes, parecía una buena persona, se les veía
Luana, miraba por la ventana del auto, la camioneta con los guardaespaldas los seguía de cerca, podía verlos; la sensación de inquietud la estaba poniendo quisquillosa, necesitaba sacarse esa sensación de adentro, se miró a sí misma y vio su look, de verdad parecía una mendiga,, bueno no mendiga más bien una joven a quien no le importaba nada su aspecto personal, sonrió al pensar en la imagen que había brindado a la otra familia de Valentino, luego lo vio a él, vestido con un traje de negocios que se notaba caro, por donde lo miraras,Ambos venían de una clase media emergente, mientras que él había salido de ahí y ahora era un gran magnate, ella solo era una arquitecta que vivía de su trabajo, no era pobre, pero tampoco era rica, aunque sabía que su familia materna era dueña de grandes haciendas frutales, sabía también que su madre, bueno su tía había dejado todo eso cuando se escapó y vino a Lima, la única dueña de todo resulto ser su verdadera madre, la perra loca que hizo vivir a s